¿Has escuchado esa frase que afirma que todo se paga en este mundo? Tal vez no sea cierto, o en todo caso no sea precisamente una de las moralejas que se puedan desprender del conocimiento de la vida, crímenes y muerte del doctor Josef Mengele (1911-1979), de quien ya te hemos hablado en Supercurioso.
Nacido en Baviera, Mengele fue médico, antropólogo y oficial de las SS durante la Segunda Guerra Mundial; en el campo de concentración de Auschwitz fue responsable de seleccionar a los prisioneros que irían a campos de trabajo, a las cámaras de gas o a ser utilizados por él en crueles e inhumanos experimentos científicos.
En enero de 1945, finalizando la guerra y poco antes de la llegada de los rusos a Auschwitz, este criminal logró escapar y cuatro años después, con ayuda de una red formada por ex miembros de las SS, emigrar a Suramérica.
Los niños de Brasil
¿Habrá visto Mengele Los niños del Brasil? The Boys from Brazil, su título en inglés, fue un popular filme estrenado en 1978, un año antes de la muerte del criminal. Se basó en una novela de Ira Levin y protagonizado por los grandes actores Gregory Peck y Lawrence Olivier.
La novela y la película narran la historia de una conspiración nazi para reproducir un líder similar a Hitler; este complot es coordinado por Josef Mengele y consiste en utilizar material genético del canciller nazi y reproducir las condiciones familiares y sociales que lo convirtieron en semejante monstruo. La conspiración es frustrada por un perseguidor de criminales de guerra y el médico es asesinado por uno de sus “niños”. Un final digno para Mengele, pero falso.
La verdadera vida de Josef Mengele
Mengele vivió en Argentina desde 1949 hasta 1960, donde se desempeñó como carpintero, comerciante y empresario de éxito moderado; allí se casó con su cuñada, Martha, que había enviudado, y adoptó a su sobrino. Josef ni siquiera intentó ocultar su identidad: certificó sus papeles con la embajada de Alemania Occidental en Buenos Aires y realizó varios viajes a Europa, y hasta se hizo ciudadano argentino con el nombre de José Mengele.
Finalmente, en 1960, siente que podría ser arrestado, por lo que “José” se traslada a Paraguay y luego, de nuevo con ayuda de simpatizantes nazi, a Brasil, donde se asocia con Wolfgang Gerhard, con quien compartirá una granja cerca de São Paulo.
El viejo del Brasil
Los siguientes dieciocho años Mengele vivirá algunos cambios de identidad pero sin mayores sobresaltos, y afirmando a sus amigos que no era un criminal, y que sólo cumplió órdenes. En 1975 Wolgang Gerhard decide regresar a Alemania con su esposa y como regalo de despedida le deja su identidad a Mengele, con la que será enterrado en 1979, después de sufrir un infarto cerebral mientras nadaba en Bertioga, un balneario a 80 kilómetros de São Paulo.
No fue hasta 1985 que sus restos fueron exhumados en el cementerio paulista de Embu das Artes, y pudo determinarse que se trataba de él.
En el caso de Mengele, quizás sea cierto que el brazo de la justicia es largo, pero no lo alcanzó, al menos no en vida. ¿Existirá justicia después de la muerte?
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