¿Consideras que eres una persona demasiado sensible? Hasta cierto punto ser sensible emocionalmente es saludable, pero llega el momento en el que termina siendo perjudicial. Tus sentimientos pueden convertirse en tus aliados o en tus enemigos y las malas interpretaciones de diferentes situaciones, pueden alejarte de llevar una vida feliz y plena. Si quieres aprender a no reaccionar exageradamente a los acontecimientos cotidianos, presa atención a estos consejos.
¿Eres una persona demasiado sensible? ¡Algunos consejos!
Si eres demasiado sensible, reconócelo y acéptalo
Cerca del 20% de la población mundial es considerada “demasiado sensible” y esto esa ligado con nuestros genes. Existe un gen que afecta a producción de noradrenalina, una hormona del estrés que activa la atención y las respuestas a los esímulos.
Debido que es algo que nace contigo, debes aprender a aceptarte al cómo eres primero, comprender que no tienes que ser una persona completamente diferente; pero sí puedes convertirte en una mejor versión de ti mismo.
Analiza tus emociones
Si llevas un “diario” en donde escribas tus emociones y tus respuestas a las mismas, puedes identificar mejor que desencadena las respuestas emocionales excesivas y esto puede ayudarte a hacerlo mejor la próxima vez.
Hay otro ejercicio que puedes hacer; escribe en una hoja “me siento triste” o “me siento enojado” o cualquier emoción que quieras. Busca en tu móvil la herramienta del temporizador y durante tres, hasta cinco cinco, minutos, escribe todo lo que en tu vida esté conectado a este sentimiento. No “modifiques” o juzgues lo que sientes, sé sincero contigo mismo, esto es sólo para t
Examina si eres demasiado codependiente de tu pareja
Las relaciones de codependencia se dan cuando tu identidad depende de las acciones y respuestas del otro y sientes que tu propósito en la vida es hacer sacrificios por tu pareja.
Reconoce y desafía lo que “deberías hacer”
“Debería hacer esto”, “debería dejar de hacer aquello”…. ¿En que se basan los estándares que “deberías” seguir? En la mayoría de los casos se basan en ideales externos que nada o poco tienen que ver conmigo. Cuando violas lo que deberías hacer, sientes que has fallado y que tienes que castigarte por ello, esto reduce tu motivación y te lleva estados de frustración y rabia.
Si piensas que “deberías hacer dieta”, analiza por qué razón lo harías ¿es por qué los demás lo dicen o realmente es algo que quieres? Si es algo que has decidido por tu cuenta, hazlo más motivador: me gustaría hacer dieta para mejorar mi salud y sentirme y verme mejor.
No saques conclusiones precitpitadas
Si sacas conclusiones sin conocer las razones de una situación, es muy probable que juzgues mal y que te equivoques. Puedes centrarte en lo negativo y tus pensamientos pueden revolverse en tu cabeza pensando los peores escenarios posibles.
Recuerda estas palabras a diario
«Tú no sabes lo que pasa por la mente de los demás».
Si tuviste la sensación de que alguien te miró mal, ten en cuenta que en realidad no sabes lo que piensa esa persona, a lo mejor ni siquiera te prestaba atención y esa es su expresión habitual. Además, y aquí llega la segunda cosa que debes recordar, lo que piense la gente de ti no debe importarte tanto; no conoces a los demás y ellos no te conocen a ti, no son conscientes todas las cosas que te hacen la persona asombrosa que eres, así que si te juzgan, solo déjalo resbalar, carece de importancia.
Medita
La meditación es una muy buena vía para aprender a manejar las emociones, e incluso ayuda a mejorar la forma en la que tu cerebro responde ante diferentes situaciones, lo que es bueno si eres demasiado sensible. Prueba meditar por tu cuenta o únete a alguna clase, puede ser de gran ayuda.
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