Las guerras, algunas veces, también ofrecen anécdotas simpáticas a pesar de los sufrimientos, y los héroes pueden ser tanto humanos como animales, como en esta historia de un caballo muy especial.
Un caballo de guerra llamado Warrior
En septiembre de 2014, en el marco de las conmemoraciones por el centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial (agosto de 1914), un curioso evento se desarrolló en los espacios del Museo Imperial de Guerra, en Inglaterra: a un caballo que participó en la Gran Guerra (1914-1918) se le otorgó una condecoración póstuma por su desempeño en el último conflicto donde se usaron caballos de manera masiva, y donde masivamente murieron.
Es casi seguro que hayas pensado de inmediato en Joey, el equino de la película de Spielberg, War Horse (Caballo de batalla en España, Caballo de Guerra en América Latina), realizada en 2011 e inspirada en una novela del británico Michael Morpurgo, publicada en 1982. Pero el de nuestra historia es otro caballo inglés, con un nombre más marcial, Warrior (guerrero).
La Cruz de la Victoria es una medalla que en Gran Bretaña se entrega a animales que hayan realizado actos de heroísmo en conflictos bélicos, y hasta ese día había sido otorgada a 32 palomas, 29 perros, 3 caballos y 1 gato. Warrior fue el primer animal veterano de la Primera Guerra en recibir esta condecoración.
La última guerra a caballo
En este primer gran conflicto, en el que murieron más de 10 millones de personas, participó un número similar de equinos: 10 millones de caballos traídos de lugares tan lejanos como Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelandia. Se calcula que murió casi un millón debido al fuego de artillería, ametrallados, víctimas de los gases, del hambre y las enfermedades.
Al comienzo de la guerra casi todos los ejércitos que participaron en el conflicto contaban con grandes contingentes de caballería, pero casi de inmediato se hizo evidente que estos nobles animales ya no eran aptos para la guerra moderna, sobre todo por las ametralladoras, que hacían verdaderas carnicerías cuando había cargas a caballo, como en la batalla de Verdún (Francia), donde en un solo día murieron 7 mil caballos.
En Europa los caballos continuaron cumpliendo una labor esencial, pero sobre todo en el campo logístico, para el transporte de suministro y la movilización de artillería, pues en el barro eran más eficientes que los transportes de motor. Sin embargo, en otros frentes de guerra del mundo, donde la tecnología para matar no estaba tan avanzada, como el frente oriental o el medio oriente (donde los turcos se enfrentaban con los árabes), el caballo continuó siendo un participante activo y clave para el éxito en las batallas.
El destino del Guerrero
Warrior llegó de Inglaterra al frente occidental el 11 de agosto de 1914 y durante cuatro años sobrevivió a ataques aéreos y fuego de artillería durante la batalla del Somme, dos veces logró escapar de establos devorados por las llamas y en una ocasión quedó atrapado en barro y otros materiales, y también logró salir.
En el acto en el Museo Imperial, en el que estuvo presente como invitado el cineasta Steven Spielberg, la medalla fue recibida por Brought Scott, nieto del general Jack Seely, quien fuera el jinete de Warrior durante la guerra.
Warrior pudo volver en 1918 a su hogar, con la familia Seely, en la isla de Wight, donde murió en 1941, con 32 años de edad, escuchando el paso de los aviones alemanes que iban a bombardear Londres, y seguramente recordando su paso por uno de los conflictos más atroces perpetrados por el ser humano, ese animal tan peligroso.
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