Como ya sabes, los monumentos forman parte de los artículos de Supercuriosos, te hemos llevado al Muro de Berlín, a la Torre Eiffel, a las Pirámides de Egipto… Ahora le toca a otro de los más bellos: La Alhambra. ¿Sabías que tenía un amigo muy especial? Su nombre era Washington Irving.
La Alhambra enamoró a Washington Irving
La Alhambra de Granada es un monumento que por sí sólo se ha ganado el lugar que tiene: estar entre los mejores y más visitados del mundo, sin desmerecer por supuesto otros tantos monumentos que no son objeto de este artículo, pero que admiramos y deseamos visitar por igual.
Con un embrujo y un hechizo particular que no deja a nadie indiferente, visitar la Alhambra es disfrutar de un monumento que apela a todos nuestros sentidos. La belleza de este maravilloso monumento, las asombrosas vistas que nos ofrece, sus olores y su sabor a Granada y a Andalucía son un placer para todo el enamorado de la belleza. Y eso mismo fue lo que sintió Washington Irving, uno de esos románticos del siglo XIX, quien sintió pasión por España y, sobre todo, por la Alhambra de Granada.
¿Quién fue Washington Irving?
Washington Irving era hijo de una familia acomodada de Nueva York, el menor de 11 hermanos, hijo de un rico comerciante escocés. Aunque hizo los estudios de Derecho, ejerció poco tiempo porque su camino iba en otra dirección: la de la literatura y el periodismo. De hecho, escribió algunos libros que siguen estando de rabiosa actualidad y que quizá no atribuías a Irving.
¿Has visto la película «Sleepy Hollow» del director Tim Burton y protagonizada por Johny Deep? Pues es una adaptación del libro «La leyenda de Sleepy Hollow» de Washington Irving.
Otras curiosidades sobre Washington Irving
- Sus padres lo bautizaron como Washington por la admiración que le tenían al presidente de los EE.UU. George Washington
- Fue el amante de la escritora Mary Shelley
- Utilizó el nombre de Ghotam para referirse a Nueva York, sobrenombre muy utilizado en los cómics de Batman
- También se le conoce como el inventor de la expresión «El Todopoderoso Dólar»
Washington Irving y la Alhambra
Viajero incansable, estuvo nada más y nada menos que 17 años viajando. Conoció Italia, Alemania y Francia, entre otros lugares, pero cuando conoció España se quedó fascinado y embrujado por esta tierra a la que amó profundamente. En ella hizo grandes amigos, Fernán Caballero, la marquesa de Casa de Irujo y Mariano José Larra, cuyo suicidio le dolió en lo más profundo del alma.
Pero entre todos sus amigos, tuvo una relación especial con Mateo Jiménez, un desaliñado filósofo que vivía en la entonces abandonada Alhambra de Granada, de hecho podíamos decir que era un «okupa de lujo», pues tener la Alhambra por casa no es cualquier cosa. Mateo, considerado hoy en día como uno de los primeros guías reconocidos por los viajeros de aquel momento, le enseñaba a Irving las estancias, los jardines y todos los recovecos de la Alhambra y de ahí surgió el maravilloso «Cuentos de la Alhambra«.
A partir y gracias a este libro, La Alhambra volvió a recuperar su antiguo esplendor y empezó a ser reconocida por políticos, historiadores y arqueólogos.
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¡Gracias, Irving!