La historia de la medicina y de la farmacopea parte la narración de cómo se han ido descartando prácticas y sustancias que estaban más del lado de la superstición o la magia que de la eficacia o verdaderos resultados curativos, pero también consiste en gran medida en la recuperación de conocimientos médicos ancestrales, anulados u olvidados a veces por siglos, y que disciplinas actuales como la etnomedicina o la etnofarmacología están recuperando y retomando para el tratamiento de viejas y nuevas enfermedades.

He aquí cinco antiguos remedios que continúan curando y dando que hablar.

Las dos artemisas

1. La hierba de San Juan (Artemisia vulgaris) es una planta herbácea que puede alcanzar los dos metros de altura y se cree que pudo estar entre las primeras plantas usadas como medicina por el ser humano.

artemisia vulgaris

Es natural de Europa y Asia y hay registros históricos de su uso por parte de los chinos y de distintos pueblos europeos. Se usa como analgésico, desparasitante, antiinflamatorio, antiséptico, antibacterial, para regular y atenuar los efectos de la menstruación, y un largo etc. Sin embargo, no se recomienda su uso en mujeres embarazadas o que estén dando de mamar, ni su uso sin la ayuda de un conocedor, pues también posee toxinas.

2. La artemisa dulce (Artemisia annua) pertenece al mismo género que la hierba de San Juan, pero crece en Asia, donde sus propiedades medicinales fueron descubiertas y usadas por los chinos hace más de 2.000 años. Como su prima, la artemisa dulce se usa para disfunciones tan variadas como la ictericia y las hemorroides, pero donde realmente se ha destacado es en el tratamiento de la malaria o paludismo.

artemisia annua

Científicos chinos aislaron uno de sus componentes, la artemisinina, y demostraron que hacía retroceder la enfermedad y además no tenía ninguno de los efectos contraproducentes de otros tratamientos contra el paludismo.

Remedios animales

3. No todos los medicamentos son de origen vegetal; existe uno que se usó hasta fines del siglo XIX y que se solía poner de ejemplo de medicina errónea, que cien años después está siendo reivindicado. Nos referimos al uso de las sanguijuelas.

Durante mucho tiempo se creyó que el exceso de sangre causaba enfermedades y que era necesario extraerla para curar al paciente, y en ese sentido las sanguijuelas eran uno de los modos más civilizados de extracción.

sanguijuela

Actualmente algunos hospitales europeos utilizan estos animalitos en cuidados postoperatorios, cuando se han reintegrado dedos u orejas separados violentamente de sus dueños, o en trasplantes de piel. Las sanguijuelas drenan el exceso de sangre y producen una proteína que evita la coagulación.

4. Una receta medieval con bilis de vaca como ingrediente principal (los otros no son tan exóticos: vino, cebolla y ajo), ha probado ser un eficaz remedio para destruir súper bacterias como el staphylococcus aureus, resistente a muchos antibióticos modernos.

La receta se llamaba “pomada de ojo” y fue traducida de un libro de medicina anglosajón de hace 1.000 años.

Campanillas para el Alzheimer

5. Los antiguos búlgaros usaban las flores de la campanilla de invierno (Galanthus nivalis) para frotársela en la frente y así quitarse el dolor de cabeza. De esta planta los rusos extrajeron un componente, la galantamina, que se utiliza en los tratamientos contra el Alzheimer. En Europa Oriental la planta se usa desde hace siglos para la poliomielitis y por sus propiedades eméticas.

campanilla

Ciertamente la antigua sabiduría popular y los diferentes elementos de la naturaleza seguirán proporcionándonos sorpresas y curas, si prestamos la debida atención y dejamos nuestros prejuicios a un lado.

Y si te interesó este tema, entonces debe gustarte el curioso uso de los analgésicos en el pasado.