La pimienta, una especia que no falta en la cocina de casi nadie, alrededor del mundo entero. La historia de la pimienta es fascinante, pero además de dar sabor a la comida, resulta que también podemos usarla para otras cosas. ¿Te animas a seguir?
Pimienta, mucho mejor de lo que te imaginas
Antes hablemos un poco sobre su historia y sus características. Es originaria de la India, y su nombre científico es Piper nigrum, familia de las piperáceas. Se cultiva por su fruto, que es lo que comemos, y se distinguen tres tipos, todos de la misma planta diferenciados sólo por el grado de maduración: la verde, que se recoge cuando el fruto está verde; la negra, la más utilizada, que está en un punto medio, y la blanca, que ya está madura y a la que se le retira la cáscara negra.
Fue introducida en Grecia por Alejandro Magno, y existe una leyenda que cuenta sobre el primer europeo que llevó esta maravillosa especia a Europa, Eudoxo de Cícico.
Los árabes monopolizaron el comercio de la pimienta y otras especias durante siglos, pero después de la caída del imperio bizantino, es decir, a comienzos de la Edad Media temprana, fue Venecia la ciudad que distribuía y recogía el oro para pagar a Oriente por la pimienta y las demás especias.
Era tan cara y tan rara que fue utilizada como moneda durante buena parte del medioevo. Precisamente por esto los portugueses, los más calificados exploradores europeos de entonces, buscaron nuevas rutas rodeando África.
Usos “normales”
Por supuesto, en la comida. ¿Pero sabes que en la Edad Media la molían y la agregaban a los alimentos para contrarrestar el sabor de la descomposición? Aunque también la usaban para reducir el uso de la sal, costumbre que ha llegado hasta nosotros.
Usos curiosos
Este pequeñito grano contiene en sí extraordinarias propiedades benéficas para la salud, tan numerosas y buenas que te sorprenderá.
1. Combate el cáncer, cardiopatías y problemas del hígado
Por sus antioxidantes, y como es rica en potasio, ayuda a una correcta circulación sanguínea, mejorando las funciones del corazón y regulando la presión arterial. Como también tiene fibra, normaliza el tránsito intestinal porque favorece los procesos digestivos en el estómago.
2. Para perder peso
Ya Hipócrates lo decía: “Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”. Desde hace unos años se ha convertido en una verdadera tendencia la paleo dieta, de la que hablamos ya en otro artículo. Entre otras muchas cosas, esta dieta se sirve de alimentos naturales que solían usar nuestros antepasados paleolíticos, y se han descubierto numerosos ingredientes con capacidades termogénicas, es decir, que producen calor en el cuerpo y hacen quemar calorías, aun sin entrenamiento. En otras palabras, aumentan el ritmo del metabolismo.
Es el caso de algunas especies, como el ají, el jengibre o la pimienta. Así que agregar pimienta recién molida a tus comidas hará que pierdas o mantengas el peso. Y te ayudará a absorber mejor otros nutrientes, como la vitamina B y el betacaroteno.
3. Tos y resfriados
Para la tos se usa actualmente como remedio casero, y sólo tienes que preparar una infusión con los granos de pimienta.
Antiguamente se utilizó para el tratamiento de la bronquitis crónica, pero también para tratar la gonorrea. ¡Curioso!
4. Dolores musculares y artritis
El aceite esencial de pimienta sirve para dar masajes. El calor provocado por la especia descansará los músculos y los relajará, y también te aliviará los dolores artríticos. Pero también tiene la capacidad de calmar calambres, esguinces y tirones musculares…
5. Para el vitíligo
Estudios recientes han demostrado que es factible revertir el proceso de blanqueamiento de la piel, enfermedad conocida como vitíligo. Esta enfermedad no causa ningún dolor pero impide que los melanocitos hagan su trabajo, que es dar color a la piel, por lo que comienzan a aparecer manchas blancas en manos, brazos, estómago y cara, que poco a poco se ensanchan.
Pues un preparado de aceite de oliva con pimienta y una moderada exposición al sol han arrojado resultados satisfactorios para los que sufren vitíligo. Sólo tienes que poner a hervir el aceite con granos enteros y pimienta molida, cocinar a fuego muy lento y luego guardar herméticamente en un frasco de vidrio.
Con un algodoncito te frotas las manchas con el aceite y la pimienta molida, te pones al sol de la mañana unos 5 o 10 minutos y luego de dos horas o más con la preparación puesta te la quitas con mucha agua. Claro, tienes que hacerlo todos los días, pero el esfuerzo parece que vale la pena.
Como dato curioso, debemos decir que el gas pimienta, si bien lleva su nombre, no se hace con esta especia sino con la capsaicina que se extrae del ají.
Como ves, la pimienta sirve para muchas más cosas que sólo dar sabor a los platos. ¿Conoces alguna otra aplicación que quieras compartir?
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