En Supercurioso te hablamos una vez de los colores de los ojos menos comunes, algo muy personal y que nos identifica. No obstante, hay algo que nos hace todavía más únicos: las huellas dactilares. Si eres un amante de las películas y series policíacas o de ciencia ficción, conocerás perfectamente la importancia de estos patrones en las yemas de nuestros dedos. Seguidamente, 9 curiosidades sobre esta parte del cuerpo que nos hace verdaderamente singulares. ¡Allá vamos!
1. Nuestras huellas se forman antes nacer
Como lo oyes. El dibujo en la yema de nuestros dedos no es fruto de nuestra infancia y vivencias, sino que se genera mientras estamos en el vientre de nuestra madre. ¿Cuando? Entre el 2º y el 6º mes de gestación. ¿Cómo se forma? Al parecer se debe a que las capas de piel de las yemas se desarrollan a distinta velocidad. Así, la capa media, situada entre la externa y la interna, crece más rápido que las anteriores y genera las crestas capilares. O sea, las huellas.
Estas también se verán determinadas por la relación del feto con lo que lo rodea, qué toca durante su desarrollo, y por el líquido amniótico. Curioso, ¿verdad?
2. Hay tipos de huella dactilar más y menos comunes. ¿Cuáles son las tuyas?
Existen 4 tipos de patrón de huella dactilar (aunque uno de ellos está englobado dentro de otro). Se ha comprobado que hay unos dibujos dactilares más típicos que otros. Seguidamente te mostramos los tipos de huella y el tanto por ciento de población que lo comparte. 
¿Cuál es el tuyo?
3. Los koalas y nosotros compartimos huellas muy similares
Así es. Si un koala comete un crimen, un forense podría llegar a pensar que lo ha efectuado un humano, ya que sus huellas dactilares son increíblemente parecidas a las nuestras. Eso sí, hay una diferencia básica que permitiría discernir sus huellas de las de una persona: el koala cuenta con 2 pulgares, cosa que nosotros no tenemos. Así que doble huella de pulgar… ¡Koala implicado!
4. No se pueden borrar quemándolas
En algunas películas de espías hemos visto como los protagonistas intentaban eliminar sus huellas dactilares quemando sus yemas con fuego o químicamente, con ácido.
Sin embargo, no se trata de una solución permanente. Con el paso del tiempo, al regenerarse la piel, las huellas vuelven a aparecer.
5. En la antigüedad se usaban como firma
Las huellas dactilares, curiosamente, ya se usaban en la antigua Babilonia como método de firma. Estamos hablando de 2000 años a.C. ¿Cómo les hacían servicio? Para evitar fraudes, simplemente, los contratantes dejaban sus huellas en una tabla de arcilla con el contrato inscrito, de modo que sólo ellos eran responsables de ese acuerdo.
6. Hasta el siglo XIX no sirvieron para resolver un crimen
¿Cuando se resolvió el primer crimen gracias a las huellas dactilares? Fue en el año 1892, en Argentina. Gracias a las huellas dactilares se resolvió el caso de Francisca Rojas. Esta mujer aparentemente había sido atacada por alguien que había matado además a sus dos hijos en una incursión a su casa. Francisca acusó de tal atrocidad a su vecino, pero ante la falta de confesión del mismo, las autoridades decidieron investigar para encontrar pruebas que lo señalaran como culpable.
Francisca aseguró no haber tocado a sus hijos una vez muertos, por lo que el hallazgo de unas huellas dactilares ensangrentadas fue determinante. El propietario de éstas era evidentemente el asesino. Gracias a un experto en dactiloscopia, descubrieron que fue la propia Francisca Rojas quien asesinó brutalmente a sus hijos. Una triste conclusión que, no obstante, marcaría una nueva era en la investigación criminal.
7. No tener huellas dactilares es posible
Son muy pocos los casos de personas que no cuentan con huellas dactilares, pero no se trata de algo imposible. Esta condición se llama adermatoglifia y afecta únicamente a 4 familias en el mundo. Al parecer, está relacionada con una mutación en un fenotipo en el cromosona 4q22, que afecta a una proteína propia de la piel.
8. Ni siquiera los gemelos idénticos tienen las mismas huellas dactilares
Puede que el ADN de dos gemelos idénticos sea indiferenciable, no obstante cuando se trata de las huellas dactilares es otra ley la que rige. Como hemos dicho, las huellas dactilares se forman en el vientre de nuestra madre y las define tanto el líquido amniótico, su composición, como nuestra relación como fetos con nuestros entorno.
Esta sería distinta en dos gemelos idénticos, ya que, por ejemplo, el largo del cordón umbilical de cada uno puede variar, así como los movimientos y lo que tocan a su alrededor. Así que, por el momento, incluso dos personas idénticas cuentan con un patrón dactilar único.
9. ¿Dejamos huella en todas las superficies? No exactamente
Es cierto que, debido a las grasas y sales que tenemos en la piel de los dedos, dejamos nuestras huellas por todas parte. No obstante, no todos los materiales reciben de la misma forma nuestra huella.
Por ejemplo, cualquier superficie de tipo textil, al ser absorbente y porosa, retendrá muchísimo menos nuestras huellas. Al contrario que materiales como el jabón o el queso en los que las dejamos perfectamente marcadas.
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