La fascinación por los zombies trasciende las barreras del cine y la literatura, convirtiéndose en un fenómeno cultural que despierta curiosidad y temor a partes iguales. Series de televisión, películas y libros han explorado con detalle escenarios apocalípticos dominados por estas criaturas, llevando a muchos a preguntarse: ¿los zombies existen en la vida real? A primera vista, la pregunta puede parecer extraída de una obra de ficción. Sin embargo, la ciencia ofrece perspectivas intrigantes que merecen ser examinadas.
Este artículo de Supercurioso se adentra en el mundo de los muertos vivientes desde un enfoque científico, desentrañando mitos y revelando verdades sobre la posibilidad de su existencia. Acompáñanos en este análisis riguroso para descubrir si, más allá de la pantalla y las páginas de novelas, los zombies podrían formar parte de nuestra realidad.
La ciencia frente a los zombies
La ciencia, con su metodología y rigor, ofrece una perspectiva esclarecedora sobre la interrogante de si los zombies existen en la vida real. A través de la biología, la física y la medicina, podemos entender los desafíos y contradicciones que enfrentaría la existencia de los zombies tal como los conocemos en la ficción.
1. Descomposición y condiciones ambientales
Los zombies de verdad, representados comúnmente como cuerpos en descomposición que deambulan incansablemente, chocan con los principios básicos de la biología y la química. La descomposición es un proceso irreversible que implica la desintegración de tejidos post-mortem.
Factores como la temperatura, la humedad y la actividad microbiana aceleran este proceso, haciendo inviable que un cuerpo en descomposición mantenga la movilidad y funcionalidad necesarias para perseguir a los vivos.
Además, condiciones extremas como el calor, el frío, o la exposición a la radiación solar directa, deteriorarían rápidamente cualquier tejido expuesto, limitando aún más la viabilidad de un zombie en el mundo real.
2. La imposibilidad de la locomoción
Desde el punto de vista de la mecánica corporal, la locomoción de los zombies enfrenta obstáculos insuperables. La movilidad humana requiere de una coordinación compleja entre el sistema nervioso, los músculos y el esqueleto.
En un cuerpo zombificado, donde se presupone un daño cerebral significativo y la descomposición de tejidos, la capacidad para moverse, perseguir o incluso mantenerse en pie sería nula. Los músculos y tendones, esenciales para cualquier movimiento, se descompondrían o se volverían inoperantes sin el flujo sanguíneo adecuado y la regulación nerviosa.
3. La necesidad de energía
Otro aspecto que desmiente la posibilidad de que los zombies existen en la vida real es la necesidad de energía. Todo organismo vivo requiere de un aporte constante de energía para mantener sus funciones básicas, incluida la movilidad.
En el caso de los zombies, la ficción a menudo los retrata como seres capaces de persistir indefinidamente sin alimento o agua. Sin embargo, sin un metabolismo activo que proporcione energía, ningún ser, vivo o muerto, puede generar movimiento.
En ese sentido, se supone que los zombis de verdad se alimentan de cerebros para continuar moviéndose, pero al mismo tiempo podemos suponer que al estar muertos no tienen ninguna clase de metabolismo. Así que, ¿para qué comen?
4. Un nulo sistema de defensa
Al estar “muertos en vida” debemos asumir que tendrán desconectado el sistema inmunológico. Esto los convierte en víctimas fáciles de bacterias, hongos y virus, lo que sin duda los destruiría.
5. Falta de sentidos
Si asumimos que deambularían al mismo tiempo que se descomponen, y que además tienen el cerebro muerto, habría que deducir que ninguno de los sentidos que comunican al ser humano con el mundo exterior estaría funcionando. Por tal motivo, no habría manera de que capturasen personas vivas, porque no podrían percibirlas.
Asimismo, la autodigestión, el rigor mortis y la falta de presión arterial, hacen que sea imposible mantener los ojos abiertos y además, con una visión tan buena como para cazar carne fresca.
Casos reales que inspiran el mito de que los zombies existen en la vida real
Aunque la ciencia descarta que los zombies existen en la vida real, tal como los retrata la ficción, hay fenómenos naturales que han alimentado el mito y fascinan por su similitud con el comportamiento zombi. Estos casos reales de zombies, provenientes del reino animal, ofrecen una ventana a lo que podría ser la versión más cercana a los zombies en nuestro mundo.
1. El virus de la rabia: un paralelo inquietante
El virus de la rabia en mamíferos muestra rasgos sorprendentemente similares a los atribuidos a los zombies de verdad. Los animales infectados experimentan cambios drásticos en su comportamiento: se vuelven agresivos, pierden el miedo a los humanos y pueden morder para transmitir el virus. Aunque no son muertos vivientes, el paralelismo con la agresividad y el contagio zombi es notable.
2. Cordyceps: el hongo controlador de mentes
El hongo Cordyceps ofrece uno de los ejemplos más fascinantes de comportamiento zombi en la naturaleza. Infecta a insectos como las hormigas, manipulando su comportamiento para que escalen vegetación y se fijen en lugares óptimos para el crecimiento y dispersión del hongo.
Tras la muerte del huésped, el hongo brota de su cuerpo, completando su ciclo de vida. Este fenómeno real ha inspirado historias de ficción como The Last of Us y alimenta la imaginación sobre cómo sería un apocalipsis zombi.
3. Nematomorfos: gusanos que manipulan a sus anfitriones
Los gusanos nematomorfos, o gusanos cabello de caballo, infectan a los insectos acuáticos en su etapa larvaria. Cuando están listos para reproducirse, manipulan el comportamiento de su huésped para buscar agua, donde el gusano adulto emerge y el ciclo comienza de nuevo. Este control sobre el huésped recuerda a las narrativas zombis, donde el control y la pérdida de voluntad son temas centrales.
La ciencia nos ha mostrado que, aunque los zombies como entidades de la ficción no existen en la vida real, la naturaleza alberga comportamientos que inspiran el mito. Este viaje entre la realidad y la fantasía subraya la riqueza del mundo natural y su capacidad para sorprendernos.
Te invitamos a compartir tus pensamientos: ¿qué opinas sobre los paralelismos entre los fenómenos naturales y los zombies de la ficción? ¿Crees que los zombies existen en la vida real? ¡Déjanos saber en los comentarios!