Si estudias la historia del arte mundial, parece que hasta prácticamente el siglo XX las mujeres no participaron en ella. Es cierto que durante siglos, las costumbres reinantes y las sociedades patriarcales no dejaban que las féminas desarrollaran aptitudes artísticas y las querían confinadas en los hogares o en los conventos. Sin embargo, desde hace unas décadas se han empezado a descubrir obras de arte, especialmente pinturas, que tras la muerte de sus autoras fueron atribuidas a sus maestros o compañeros de taller como le ocurrió a Sofonisba Anguissola, la única mujer que tiene obra expuesta en el museo del Prado o Élisabeth Vigée-Le Brun, la pintora que escandalizó París en el siglo XVIII y una de las pocas que logró triunfar con su propio nombre. En esta ocasión queremos acercarnos a Michaelina Wautier, la revolucionaria pintora belga del siglo XVII.
Como en el caso de otras mujeres artistas, sus obras durante siglos se adjudicaron a varones de su entorno y época, en especial a su hermano Charles Wautier, también pintor. Pero, poco a poco, se van descubriendo obras de esta genial pintora barroca que desafió las normas de su época y pintó lo que ninguna mujer había hecho hasta entonces.
Michaelina Wautier, una extraordinaria pintora del siglo XVII
Michaelina Wautier (o también Woutiers) nació en Mons, Bélgica, en 1617. Era la chica más joven de una familia de 8 hermanos 6 de los cuales eran varones. Los especialistas creen que provenía de una familia de clase alta debido a que sus trabajos revelan que tenía grandes conocimientos de mitología clásica así como también de su simbolismo. Uno de sus hermanos, Charles (1609-1703), era pintor y estudió en Italia. De Michaelina no se sabe nada hasta que se instaló, a los 34 años, en Bruselas en casa de su hermano Charles, que vivía cerca de Notre Dame de la Chapelle. Ambos compartieron taller y algunos historiadores creen que ella también pudo estudiar en Italia con su hermano. Michaelina vivió en la ciudad hasta su muerte, acaecida en el año 1689.
Los estudiosos de su obra hablan de Michaelina Wautier como de una mujer extraordinaria y extraen sus opiniones de la escasa documentación sobre ella y de aquello que reflejan sus pinturas. Era una mujer rebelde y sin inhibiciones, polifacética y muy diferente de las mujeres de su época. No se limitó a seguir la senda que le imponía la sociedad, que como mucho dejaba a las mujeres relegadas a las pinturas de flores, algún retrato o miniaturas y poco más, sino que utilizó su talento para crear obras diferentes y singulares, sin atender a imposiciones.
Entre los logros artísticos que hacen de Michaelina Wautier una pintora diferente a la que puede tacharse de rebelde puede destacarse:
1. Que no se sometió a los cánones que marcaba la época para las pintoras, que como hemos dicho solían limitarse a las flores, las miniaturas, algún retrato y los bodegones y siempre en obras de pequeño formato, sino que se distinguió de otras artistas tanto por la diversidad de sus temas como por la de los formatos que utiliza y que hacen de ella una pintora única en el siglo XVII.
2. Otra de las curiosidades de Michaelina Wautier es que en la actualidad se la considera la autora de uno de los primeros autorretratos femeninos de la historia. Su autorretrato más académico fue pintado en 1649 y hasta hace poco tiempo se había atribuido a Artemisia Gentileschi. En él se la ve pintando en un caballete, pero no es el único.
En 1950 volvemos a encontrar un sorprendente autorretrato de Michaelina en el cuadro «El triunfo de Baco». Ella es la mujer con el pecho desnudo que mira al espectador directamente a los ojos. En Francia, aún tendrían que esperar a que Elisabeth-Sophie Chéron pintara el primer autorretrato femenino en Francia en el año 1672.
3. Su máximo acto de rebeldía fue volver su mirada, lo mismo que los hombres pintaban desnudos femeninos, al desnudo masculino. Es la primera mujer de la historia del arte de la que se tiene constancia que plasmó en una obra de gran formato un desnudo masculino. Fue en la obra anteriormente citada «El triunfo de Baco» de 1650. Posiblemente, debido a que compartía el estudio con su hermano Charles, tenía acceso a modelos masculinos que de otra manera le hubieran sido vetados. Estaba familiarizada con la anatomía masculina y la plasmó sin pudor en su obra. Lavinia Fontana (1552-1614) yArtemisia Gentileschi (1593-1652) ya habían empezado con las obras en gran formato y con algún desnudo, pero Michaelina Wautier fue la primera en atreverse con algo estrictamente prohibido: el desnudo masculino.
Los historiadores afirman que posiblemente los contemporáneos de la autora más conservadores se opondrían a esta actitud progresista, pero creen que Michaelina vivía en un ambiente excepcionalmente exclusivo y además contaba con la protección del Archiduque Leopold-Willem de Austria, gobernador de los Países Bajos españoles, que la admiraba profundamente. Este hecho le permitió actuar con una gran libertad sin temor al castigo. El Archiduque, además de comprar obras de importantes pintores como Rubens, fue un gran promotor de Michaelina Woutier de la que él mismo adquirió 4 obras, incluida la pintura de Baco.
Aunque conoció el éxito en vida, a su muerte fue olvidada y sus obras, por su temática, excelencia y gran formato fueron adjudicadas a pintores varones. Para nuestros ancestros era imposible imaginar que tales obras hubieran salido de los pinceles que guiaba una mujer. ¿Conocías a Michaelina Woutier? ¿Sabías que había sido una pintora rebelde y avanzada a su tiempo? En 2018 se ha realizado la primera retrospectiva mundial sobre Michaelina Wautier conjuntamente en el Museo aan de Stroom (MAS) y la Casa de Rubens en Amberes. Si quieres conocer a otras mujeres que abrieron camino, te invitamos a leer el post: María la Judía, la primera alquimista de la historia.