En el mundo del arte se han desarrollado diferentes movimientos que presentan estilos, técnicas y temas marcados. Además de esto, cada uno de los artistas tenía algo que los identificaba y les daba su toque personal. Así, Rembrandt se identifica por sus múltiples autorretratos; Botero, destaca por sus figuras gordas y todos recordamos a Edgar Degas por su obsesión con pintar bailarinas. Se dice que de todo su trabajo artístico casi la mitad fue dedicado exclusivamente a este tema. Si quieres conocer más sobre esta fascinación del artista, quédate con nosotros en este nuevo artículo de Supercurioso.
La oscura historia tras las bailarinas de Degas
Aunque Degas no pintó exclusivamente bailarinas, si se estima que hizo más de 1500 obras dedicadas a ellas, entre pinturas, dibujos y esculturas. Ya fuesen estirando, ensayando o presentando, Degas pintaba a sus bailarinas de todas las formas posibles, y aunque estas imágenes se pueden presentar como muy delicadas y hermosas, detrás de esta serie de cuadros hay una oscura historia que muy pocos conocen.
Además, vale la pena mencionar que Degas no pintaba por ganar dinero, por lo que muchos cuadros y obras fueron por pura obsesión. Si quieres descubrirla, no dejes de leer.
1. ¿Quién fue Edgar Degas?
En 1834 nació Hilaire-Germain-Edgar de Gas, mejor conocido como Degas, en la ciudad de París. Desde muy chico, Degas mostró una verdadera pasión por el arte, y cuando creció se convirtió en un famoso pintor, escultor y fotógrafo.
Creció en una familia adinerada, por lo que realmente no pasó por penurias durante su infancia, a excepción del dolor que fue perder a su madre a los 13 años. Al morir su madre, Degas únicamente cuenta con la influencia de su padre y de su abuelo, razón por la cual en su vida haría falta una imagen femenina.
Como su familia era bien acomodada, Degas pudo disfrutar de una buena educación y de muchos lujos de aquel entonces, tales como ir al teatro para ver el ballet, allí fue donde la obsesión de Degas por las bailarinas comenzó.
Degas vivió una vida tranquila, pero progresivamente fue perdiendo la visión. Desde ese momento fue que Degas se centró más en la escultura, pero nuevamente, las protagonistas de estas obras eran las bailarinas. Finalmente, en 1917, Degas muere casi completamente ciego y por causa de una aneurisma.
Se destacó en varios movimientos de su época hasta llegar a ser considerado como uno de los fundadores del Impresionismo (aunque el mismo negaba pertenecer a este movimiento)
Además de las bailarinas, Degas solía dibujar carreras de caballos y desnudos, algo que lo ayudó a forjar su identidad como artista, pues en todas sus obras se podía ver un realismo que lograba transmitir diferentes sensaciones y emociones.
Su obra tuvo una reputación ambivalente, algunos lo admiraban, pero otros despreciaban su arte. En parte, esto puede deberse a que se decía que Degas tenía un muy mal carácter, varias personas lo señalaron como un avaro, solitario, antisemita y extremadamente conservador.
A pesar de esto, hoy en día, Degas es uno de los artistas más valorados en el mercado del arte y sus obras pueden apreciarse en los mejores museos del mundo.
2. La profesión detrás del cuadro
En la actualidad podemos decir que el ballet se ve como una profesión muy bella y refinada, que requiere de mucha habilidad y delicadeza, pero en el siglo XIX esto no era lo que se percibía. Un dato algo perturbador es que durante aquella época el Teatro de la Ópera se llenaba no por amantes de la danza, sino por hombres ricos y de mediana edad que gozaban viendo la desnudez y los hipnóticos movimientos de las bailarinas.
Asimismo, las bailarinas solían ser niñas y jóvenes que buscaban escapar de la pobreza al alcanzar la fama o la atención de un hombre adinerado. De esta manera fue que el ballet en París era algo muy cercano a la prostitución.
Después de presentarse, las bailarinas se encontraban en su vestíbulo, lugar donde podían interactuar directamente con los espectadores. Por este motivo, la obsesión de Degas por las bailarinas presenta grandes preguntas sobre la visión que este tenía sobre las mujeres.
En este punto queremos aclarar que esto no significa que todas las bailarinas de aquella época se prostituyeran, pero esta sí era una secreta práctica que se disimulaba tras bastidores.
3. Las Bailarinas de Degas
Aunque la obsesión de Degas por las bailarinas comenzó desde muy chico, estas no aparecieron en su obra sino hasta 1870. De hecho, se cuenta que el artista pedía permiso para estar en los ensayos y en las audiciones, con pretexto de que quería pintar a las bailarinas. Sin embargo, una de las curiosidades de Degas nos cuenta que durante estas sesiones las bailarinas no posaban como modelos, Degas solamente tomaba apuntes y después realizaba los cuadros.
Esta temática en los cuadros de Degas mostraba un aspecto muy importante de la vida parisina moderna, pero su técnica también reflejaba la innovación que hizo este artista en el mundo del arte, pues este pintó a las bailarinas desde todos los ángulos posibles y desde diferentes puntos de vista del teatro.
Además de esto, es asombroso pensar como la fijación de Degas llegaría hasta el final de su vida, incluso con su visión atrofiada. Cuando ya no podía ver lo que dibujaba, Degas moldeaba a las bailarinas, su aspecto seguía siendo muy impresionante, por lo que cuesta imaginarse que tan bien Degas conocía a las bailarinas como para hacerlas solo con las manos.
Este actuar de Degas y todo el peso que se escondía en la profesión de las bailarinas hizo que se le tachara de misógino. Si ya la personalidad de este hombre le había costado sus buenas relaciones, su obsesión por la bailarinas hizo que su reputación fuera un gran tema de conversación.
Jamás se le conoció ninguna esposa o pareja sexual, por lo que se creía que de ahí nacía su enfermiza obsesión con las bailarinas y que además era incapaz de amar a las mujeres, por más que le gustaran. Pero estas obras, más que admiración por la femineidad, era una representación tosca y fría de un objeto que servía para saciar sus necesidades básicas.
Al final, lo más sorprendente de las bailarinas de Degas es cómo la profesión y la posición de la mujer ha cambiado en la historia. Hoy en día el ballet se ve como algo elegante y de clase, y las mujeres cada vez están más empoderadas.
Prueba de ello son los nuevos movimientos como el de Me Too, que le ha dado la vuelta al mundo para reivindicar el lugar de la mujer en una sociedad machista. Por último, cuéntanos en los comentarios qué opinas sobre estas obras y si sabías sobre el secreto de las bailarinas. ¡Gracias por leernos!