Quizá alguna vez te hayas fijado en que existen numerosas obras de arte que presentan cinco elementos en común: un trozo de tela ensangrentado, un árbol, una fuente, un joven muerto por un arma blanca y una chica que grita a su lado y en muchos casos se suicida con la misma arma. El título suele responder a dos nombres: Píramo y Tisbe. Si en alguna ocasión te has preguntado qué historia se escondía detrás de esta representación, has llegado al lugar adecuado. Acompáñanos en Supercurioso a conocer el mito de Píramo y Tisbe, los trágicos enamorados babilonios.
Píramo y Tisbe, los trágicos enamorados babilonios
1. Mito de Píramo y Tisbe
La historia de Píramo y Tisbe es relatada por Ovidio en su obra «Las Metamorfosis», un poema dividido en quince libros que, mezclando mitos e historia, explica desde la creación del mundo hasta que Julio César fue deificado. Sirvió de inspiración para artistas y literatos de la Edad Media y el Renacimiento en Europa y, en el Libro IV, encontramos el mito de Píramo y Tisbe.
Durante el reinado de Semíramis, la mítica reina asiria, vivían en casas vecinas dos jóvenes, un chico llamado Píramo y una chica llamada Tisbe. Habían sido amigos inseparables durante su infancia y al hacerse mayores la amistad trocó en amor. Se lo hicieron saber a sus padres, pero la buena relación entre las familias había devenido en odio y tanto los padres de él como los de ella les prohibieron volver a verse.
Los jóvenes no se resignaron y encontraron la manera de seguir comunicándose. Localizaron una grieta en una de las paredes medianeras entre los dos hogares. A través de ella podían hablarse de manera fugaz cuando nadie los veía. Utilizando ese precario medio de comunicación decidieron huir de sus casas y marchar a vivir juntos lejos de sus conflictivas familias. Se citaron a orillas del lago de la ciudad, a la vera de una fuente, bajo un árbol de frutos blancos y junto al monumento funerario a Nino, el fundador del Imperio Asirio al que sucedió la reina Semíramis.
Tisbe salió la primera de su casa, localizó el árbol que era un moral y se sentó a esperar a su amado. Al poco rato llegó una leona sedienta tras una cacería y con la boca ensangrentada se acercó a beber agua del lago. La chica, asustada, corrió a refugiarse en una cueva cercana sin darse cuenta de que uno de sus velos se desprendía y quedaba bajo el moral. Atemorizada, permaneció en ella oculta durante un buen rato.
La leona, una vez calmada su sed, retomó su camino y pasó cerca del árbol donde encontró el velo de Tisbe con el que jugueteó y destrozó antes de perderse en la oscuridad nocturna. Su boca, manchada de sangre y agua, empapó la sutil tela que finalmente quedó abandonada bajo el moral.
Píramo llegó al lugar de la cita más tarde de lo previsto, pues había tenido dificultades para abandonar su hogar. Horrorizado, descubrió el velo ensangrentado de Tisbe y pensando que la leona la había matado y devorado, cogió un puñal que llevaba oculto y, con un movimiento rápido ,se lo clavó y desclavó en el abdomen, dejándolo a su lado cubierto de sangre. Ovidio cuenta que, en ese momento, la sangre roja de Píramo tiñó los frutos del árbol que desde entonces cambiaron de color y tomaron un tono morado.
Tísbe salió finalmente de su escondite y se acercó al árbol confundida, pues buscaba uno que tuviera los frutos blancos y aquel los tenía de color rojo oscuro. Entonces descubrió a su amado lívido y el puñal ensangrentado a su lado. Empezó a gritar y Píramo abrió los ojos, pronunció su nombre, y expiró. La joven, fuera de sí de dolor, lo abrazó y clavándose a su vez la espada puñal se suicidó también.
Cuenta el mito de Píramo y Tisbe que los dioses, compadecidos por la trágica historia de amor de estos dos jóvenes babilonios, hicieron que los padres de ambos abandonaran sus cuitas y permitieran que los chicos fueran incinerados y las cenizas guardadas en un única urna. Es desde ese día que el fruto de moral es de color púrpura, como un recuerdo del infausto amor de Píramo y Tisbe.
A Píramo y Tisbe se los conoce como los Romeo y Julieta de la antigüedad. Su historia pudo haber inspirado a Shakespeare o no, pero no hay duda de que ambas tienen muchos puntos en común. Ellos como otros amantes a los que los ingleses califican como «»star-crossed lovers» parecen marcados por un hado funesto, destino inevitable o «estrella maligna» que gobierna su destino directamente hacia la tragedia. En Supercurioso nos hemos acercado a algunas de estas parejas tanto de oriente, en nuestra entrada sobre los Amantes Mariposa, como de occidente en el mito de Hero y Leandro. ¿Sabías quiénes eran Píramo y Tisbe? ¿Crees que realmente su historia pudo inspirar a la de Romeo y Julieta? ¡Comparte con nosotros tu opinión!