Si te interesa el tema de la evolución, como a Supercurioso, ven con nosotros a descubrir qué significan nuestras manos y el papel que han tenido –y tienen– en nuestro desarrollo motriz, y con respecto a otras especies que nos circundan.
La mano amiga
La mano es lo que une la mente con el mundo. Los seres humanos utilizamos las manos para hacer fogatas, dirigir aviones, escribir, cavar, sacar un conejo de una chistera. La creatividad ilimitada del cerebro humano quizá sea lo que hace excepcional a nuestra especie, pero sin las manos, todas las grandes ideas que concebimos no llegarían a nada.
Así comienza un artículo en National Geographic sobre la mano del escritor y divulgador científico Carl Zimmer.
En el mismo trata sobre la versatilidad de este instrumento y el modo como ha evolucionado desde hace 380 millones de años.
Una mano de ventaja: la mano fue primero que el humano
Esta singular herramienta fue desarrollándose en otras criaturas y está presente tanto en fósiles como en otros seres vivos.
Las manos evolucionaron a partir de las aletas musculosas de especies extintas, parientes del dipnoo (un pez pulmonado primitivo de Australia), y al principio podían constar de seis y hasta ocho dedos, aunque después la tendencia haya limitado su número a cinco.
Otras especies, mano a mano con la evolución
Podemos ver la presencia de la «mano» de cinco dedos en animales actuales y tan diversos como el delfín, la rana, el murciélago, el gato, el perro, el elefante o el orangután, y esta presencia no es casual, constituyendo una prueba más de que Darwin tenía razón: todos venimos del mismo proceso evolutivo, y tenemos ancestros comunes.
La mano que meció la cuna hace 1,4 millones de años
La mano humana es una herramienta altamente sofisticada, en la que tan sólo el dedo pulgar utiliza nueve músculos para moverse, y no es para menos, pues es precisamente la posición de este dedo respecto a los otros una de las cosas que nos permite realizar tantas y tan variadas actividades.
Los homínidos, la rama de donde descienden los humanos, fueron los únicos primates con manos que evolucionaron –no sólo en el dedo gordo, también en la configuración de la muñeca y las junturas del metacarpo– hasta ser capaces de manipular herramientas y realizar actividades cada vez más refinadas.
Recientemente, en 2013, se descubrió en Kenia el fósil más antiguo de una mano moderna, un hueso de 1,4 millones de años, perteneciente a un homo erectus, uno de los antecesores del homo sapiens, y una nueva prueba de que nuestra modernidad como especie tiene raíces que se hunden en tiempos muy lejanos.
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