¿Cómo medir la inteligencia? ¿Acaso hay alguna prueba especial para ello? No lo sabemos, lo que sí podemos asegurar es que existen tipos de inteligencia muy diferentes, en los cuales una persona puede desempeñarse mejor que otra. Pero… ¿La inteligencia se hereda o se adquiere? Esta es una discusión que se ha tenido durante largo tiempo, en la cual psicólogos y expertos no han logrado ponerse de acuerdo. En Supercurioso creemos que es importante salir de esta duda. ¿Somos inteligentes gracias a nuestros padres? O, en cambio, ¿somos inteligentes por el lugar donde crecemos? ¡Continúa leyendo para conocer la respuesta! 😀
¿La inteligencia se hereda o se adquiere?
Según un equipo internacional de investigadores, entre el 20 y el 40% de la inteligencia de los niños es heredada. El coordinador de este estudio, el doctor Beben Benjamín, de la Universidad de Queensland, afirma que «en el estudio hemos encontrado que existe una variación en el coeficiente intelectual en la infancia, que es causada por los factores genéticos«. La pregunta que saltaría en este caso es: ¿de quién se hereda la inteligencia? ¿De la madre, del padre o de ambos? Lo cierto es que en realidad todo está por descubrirse.
Por otro lado, el doctor León Karmin, psicólogo de la Universidad de Princeton, afirma que: «la herencia no tiene ningún rol y es el medio, el que comienza a influir en el niño desde el momento en que este nace, o incluso antes de ello». Como podemos ver aquí, las posiciones son encontradas, nadie ha podido determinar con absoluta certeza si la inteligencia se hereda o se adquiere. Pero vamos a desglosar un poco más cada una de las conjeturas…
1. Inteligencia heredada
De acuerdo con el investigador Beben Benjamín el estudio que realizaron, argumenta que los estudios previos realizados en gemelos y familias sugieren que los genes pueden ser responsables de un 40% de la inteligencia infantil, dejando claro que, los hermanos mayores son más inteligentes. No obstante, también se cree que estas conclusiones son controvertidas, ya que es imposible separar los factores ambientales de los genéticos.
Para contrarrestar las limitaciones de estos estudios, Benjamín y sus colegas utilizaron datos genéticos de Australia, Reino Unido, Holanda y Estados Unidos para analizar muestras de ADN de casi 18.000 niños, de edades comprendidas entre los 6 y 18 años, junto con sus puntuaciones de coeficiente intelectual (CI). Los investigadores creía que tomando muestras de esta magnitud, estaban más cerca de determinar si la inteligencia se hereda o se adquiere. De manera que, intentaron correlacionar cualquier patrón de diferencias en el ADN con los patrones de las diferencias en el CI… ¿Qué descubrieron?
Bueno, encontraron que el gen conocido como FNBP1L, asociado como el gen más importante en la inteligencia de adultos, también estaba significativamente relacionado con la inteligencia infantil. Sin embargo, en la búsqueda de los factores genéticos que influyen en la inteligencia y otras características, los científicos prefieren mirar para el polimorfismo de un solo nucleótido (SNPs), o variantes de genes que proporcionan información genética precisa. Como conclusión se dieron cuenta que, «con el efecto combinado de todos los SNPs se puede estimar que la contribución de la genética está alrededor del 20 al 40 por ciento de la diferencia en el coeficiente intelectual», dice Benjamín.
2. Inteligencia adquirida
Por otro lado, se encuentra la versión de psicólogos como León Karim, que establecen que la relación entre el coeficiente intelectual, el ambiente, el lugar, la familia y la estratificación social están directamente conectados. De acuerdo con un estudio publicado por la revista Nature, el psicólogo inglés Richard Linn, asegura que el promedio normal de C.I medio entre los niños de Japón y Estados Unidos está diferenciado por al menos 10 puntos. Y gran parte de esta diferencia radica en que los japoneses saben cómo criar hijos inteligentes, su ambiente está adaptado para que ello sea así.
Por ejemplo, es un hecho ampliamente conocido que la desnutrición u obesidad durante los primeros años de vida, afecta negativamente las capacidades intelectuales y el desarrollo de las conexiones neuronales en los niños. Si vamos a ello, los niños en América tiende a sufrir muchísimos más problemas en sus entornos familiares que los niños en Japón.
Linn cree que para determinar si la inteligencia se hereda o se adquiere, será necesario entonces, demostrar que no se puede medir únicamente a partir de pruebas de inteligencia, sino que también por alteraciones funcionales bioquímicas de las células cerebrales que se producen cuando los niños están en un entorno de riesgo como la pobreza, la malnutrición, la violencia y el ambiente no afectivo. En pocas palabras, si el niño vive en un ambiente de inseguridad y carente de afecto, donde se pueden desarrollar carencias de lenguaje, o poco tiempo para darle estímulos efectivos, su coeficiente intelectual se verá reducido por el mismo hecho de que no tendrán un medio donde estimular sus capacidades cognitivas…
La educación por su parte, también juega un papel fundamental para el desarrollo de las capacidades intelectuales. En Japón, por ejemplo, se hace mucho énfasis en los programas de educación de preescolar, donde las familias experimentan una verdadera presión social por sus hijos deben presentar unas rigurosas pruebas que tienen que pasar para ser promovidos a los grados superiores. En cambio, en Estados Unidos, al menos en los primeros años escolares, el ascenso es casi automático.
Este énfasis en la educación japonesa se ha hecho evidente en los últimos años. En 1962, solo el 51% de los niños de educación primaria ingresaban a los niveles de educación media. Diez años más tarde, en 1972, el 87% integraba educación media. Hoy en día el porcentaje es aún más alto. Como ves, la relación de los niños con los ambientes escolares es indispensable para determinar si la inteligencia se hereda o se adquiere. Es justamente en este espacio, donde los estudiantes podrán demostrar de qué manera se desarrollan sus múltiples inteligencias y cuál es el origen de estas.
En conclusión, si bien no se ha determinado si la inteligencia se hereda o se adquiere de manera absoluta, lo cierto es que ambos factores median la forma en cómo nosotros adquirimos capacidades intelectuales y aumentamos nuestro coeficiente. Sin embargo, estudios vanguardistas han dado un paso más en este largo proceso: El profesor Peter Visscher, también de la Universidad de Queensland, sugiere que: «La explicación habitual es que los factores no genéticos, como los factores ambientales compartidos entre los miembros de la familia son más importantes a una edad temprana, y que los efectos de la genética son más importantes a medida que el niño va creciendo«.
Esperamos que este artículo te haya sido útil; pero recuerda, la inteligencia no es una sola, y no todos contamos con el 100% en todas, así que no te presiones si resulta que no eres bueno en algo, eso le pasa a todo el mundo. Si quieres conocer más curiosidades del ser humano, te invitamos a descubrir cuánto cuesta tener un hijo, te sorprenderá.