Viajemos en el tiempo y el espacio: imagina por un instante que estás en medio del Valle del Rift, un increíble lugar de tierras altas, sin ríos ni lagos cercanos, y en el que los grandes felinos dominan las sabanas, en el corazón de África. El volcán Sadiman ha erupcionado, y en sus cenizas quedaron marcadas las huellas de muchas criaturas que habitaban el lugar. Quedó entonces conformado Laetoli, uno de los yacimientos pliocenos más alucinantes encontrados en este continente. Fue allí donde una de las mujeres científicas más valiosas, haría historia. Fue la arqueóloga Mary Leakey y su equipo quienes dieron con el hallazgo de las huellas de Laetoli, de las que se dice que son las primeras pisadas de la humanidad. Acompáñanos en Supercurioso a conocer esta extraordinaria historia.
¿Qué son las huellas de Laetoli?
Antes de hablar de qué son las huellas de Laetoli es necesario que nos ubiquemos en el espacio en el que se encuentran. Este yacimiento fenomenal se ubica al norte de Tanzania, y se extiende por un área de alrededor de cien kilómetros cuadrados. Los fósiles de sedimentos volcánicos que allí permanecen datan de un período de tiempo entre los 4,3 millones de años hasta los 200.000 años de antigüedad. Pero entre todas aquellas muestras del paso de la historia, hay unas en particular que llamaron la atención del mundo entero.
Fue en el año de 1987 cuando un equipo de antropólogos dio con unas huellas cuya antigüedad rondaba los 3,6 millones de años. ¿Lo curioso de ellas? Parecen ser la muestra fehaciente de las primeras pisadas del hombre, que en aquel tan remoto pasado ya caminaba erguido. En total fueron descubiertas setenta huellas, en dos series paralelas separadas entre sí por unos veinticinco centímetros. Las huellas de Laetoli tienen un recorrido de norte a sur de treinta y cinco metros. En principio se pensó que correspondía a dos homínidos, pero se concluyó con que en realidad eran las huellas de dos adultos y un niño, que han sido atribuidas a la especie Autrolopithecus affarensis.
La importancia del hallazgo para la comunidad científica fue fenomenal. Las huellas de Laetoli marcaron un hito imprescindible en el conocimiento de la historia de la humanidad. En primer lugar porque gracias a este descubrimiento se comprobó como el hombre caminaba perfectamente y de forma muy parecida a la actual mucho antes de lo que se había pensado hasta entonces y, en segundo lugar, porque demuestran la locomoción bípeda perfecta.
1. ¿Cómo se conservaron estas huellas por tanto tiempo?
Uno de los misterios que más llama la atención sobre las huellas de Laetoli es el relacionado con su conservación. Más de tres milenios pasaron antes de que pudieran ser descubiertas por el ojo humano. ¿Cómo pudo ser posible que no se borraran? Pues lo que argumentan los científicos es que con la expulsión de una capa de cenizas del volcán Sadiman, situado a veinte kilómetros de las huellas, cayó una lluvia. Los homínidos y otros animales caminaron sobre el suelo y, debido a la humedad, la ceniza hizo las de cemento y las huellas quedaron impresas. Nuevas erupciones volcánicas siguieron desprendiendo cenizas, cubriendo las huellas, y de este modo se conservaron las pisadas hasta hoy.
También es interesante mencionar que en este yacimiento africano, además de las huellas de Laetoli también quedaron resguardadas del paso del tiempo las huellas de grandes mamíferos como elefantes, búfalos, jirafas, leones, hienas, babuinos, cebras, gacelas, ñus, antílopes y rinocerontes, y también pequeños mamíferos como liebres. Huellas de aves, insectos y trazas de gotas de lluvia también se revelaron allí.
Triste noticia pero es así. En 1995 los investigadores se dieron cuenta de que las huellas de Laetoli se estaban resquebrajando debido a las raíces de las acacias y otros arbustos. Entonces el Instituto de conservación de Getty (EE. UU.) consolidó la zona con productos químicos y nuevos materiales para protegerlas durante unos cincuenta años. Desgraciadamente, no ha sido así.
Unos cuantos arqueólogos, entre ellos el español Manuel Domínguez Rodríguez del Instituto de Evolución Humana en África (IDEA) constataron en el 2011 que las huellas se han deteriorado. Y es que las raíces han seguido haciendo de las suyas y han penetrado por la capa química que se puso como protección. También ha entrado humedad y termitas. Luego de la evaluación se decidió que lo mejor era retirarlas y ponerlas en un museo cercano a la zona: el dinero para el Museo saldrá de la venta de entradas para los visitantes de las huellas y de los beneficios que se obtengan con nuevos alojamientos turísticos que se construyan en la zona.
Si de mujeres de ciencia hablamos, nos aparecen nombres memorables como los de Marie Curie, Rosalind Franklin o Ada Lovelace. Pero en el campo de la antropología, el nombre de Mary Leakey se destaca. En compañía de su marido, también científico, logró grandes hallazgos. Su obra de ciencia se resume en el más grande de sus descubrimientos, las huellas de Laetoli.
Gracias a la posibilidad de vislumbrar estas pisadas con milenios de historia, Mary Leakey y su equipo pudieron desentrañar la línea de la evolución entre los primeros homínidos y nosotros. Esto permitió comprobar que la especie Autrolopithecus affarensis tenía muchas más similitudes con el Homo sapiens de la que se pensaba. Al parecer, el paso del simio y su movimiento a cuatro patas, al andar bípedo del hombre moderno, ocurrió hace mucho tiempo más del que creímos.
En su carrera como científica, Mary Leakey también alcanzó otros grandes logros, como el descubrimiento del primer cráneo de un simio fósil en la Isla Rusinga, o una serie de herramientas y fósiles de antiguos primates de la especie Homininae, en la garganta de Olduvai, también en Tanzania.
Y tú, ¿Conocías la historia de las huellas de Laetoli? ¿Imaginaste que el hombre ya anduviese en dos piernas hace tantos milenios? Sin duda que un hallazgo alucinante y súper interesante para los amantes de la ciencia. Si te ha gustado este artículo, no te pierdas la historia de Uruk, la ciudad más antigua del mundo y un viaje al pasado fascinante.