La civilización alzada en la Antigua Roma ha fascinado a investigadores y curiosos durante milenios enteros. La histórica leyenda de la fundación de Roma, los poderosos y a veces sanguinarios emperadores como Calígula o Nerón, su imponente Coliseo pleno de espectáculos desgarradores, sus particulares leyes y su amplitud y libertad sexual, han sido motivo de estudio, intriga y fascinación. Pero entre los hábitos propios de la cotidianidad romana, la comida jugaba un papel fundamental. Son legendarios los grandes banquetes y festines con los que los nobles romanos saciaban sus deseos de comer. Y fue gracias a ellos que se creó la leyenda del vomitorio romano o el vomitorium romano.
En efecto, la opulencia y los excesos de los banquetes romanos dieron lugar a la creencia de que existía una sala o incluso un recipiente especial, en el que los comensales invitados a un festín se dirigían para vomitar lo que hubiesen comido hasta el momento. Solo después de que vaciaban sus estómagos, recuperaban fuerzas para seguir comiendo. Se dice incluso que aquello era un símbolo de educación y de aprecio a la comida que había sido servida, y además servía a las personas para comer y expulsar, sin afectar su figura. Pero, ¿Era ésta la función del vomitorio romano? Pues la verdad es que no. Acompáñanos en Supercurioso a conocer la verdadera función del polémico vomitorium romano.
¿Qué era el vomitorio o vomitorium romano?
Si bien muchos creen que el vomitorio romano era un recipiente destinado a reunir el vómito de los comensales que intentaban hacer espacio en su aparato digestivo para seguir engullendo, lo cierto es que el popular vomitorium romano no tenía este fin. A pesar de su nombre, estas construcciones no servían para expulsar los alimentos del estómago, y además no involucraban ningún tipo de recipiente ni salas.
La realidad es que el término vomitorium fue usado por primera vez en el siglo IV d.C. por el escritor romano Macrobio, para describir las zonas de los edificios públicos que servían para «vomitar» a las personas dentro o fuera de las zonas en las que tenían que estar. Aún hoy el término es empleado por arquitectos, constructores y personas vinculadas al mundo del teatro, en su contexto correcto. En resumen se trata simplemente un pasillo o área de tránsito que conectaba dos áreas. Por ejemplo, cuando visitamos el propio Coliseo vemos que se hallaban un total de 76 vomitorios generales, a través de los cuales unas 50 mil personas podían trasladarse del exterior del edificio hasta sus asientos en las gradas, en unos quince minutos.
Eran pasajes arquitectónicamente muy bien pensados, con la amplitud y comodidad suficiente para hacer salir a la audiencia en caso de que se presentase alguna emergencia, y también para desocupar el recinto de forma veloz, preparándolo así para un siguiente espectáculo en minutos. Además de los 76 vomitorios generales que se desplegaban en toda la extensión del Coliseo, se sumaban otros cuatro, cuyo uso estaba destinado en exclusiva a los miembros de la familia imperial.
En otras palabras, el vomitorio romano no es un símbolo del exceso de los nobles y poderosos de aquel imperio, sino una muestra de su obsesión por la eficacia y la eficiencia, que quedó plasmada también en sus obras arquitectónicas. ¿Hay algo más ordenado que diseñar entradas y salidas específicas para que no se acumulen los asistentes a los espectáculos, evitando el caos que debía caracterizar otros espacios de la época? Sin duda que el vomitorium romano no es más que la muestra de una sociedad visionaria y adelantada, que por creaciones como ésta se ganó un sitial de relevancia en la historia de la humanidad.
El origen de la confusión surgida del vomitorium romano
La confusión sobre la funcionalidad del vomitorio romano surgió en la década de 1920, cuando un cómic del escritor Aldous Huxley incluyó una breve -y errónea- mención del término. Años más tarde, en 1961, el sociólogo, historiador, filósofo de la tecnociencia, filólogo y urbanista estadounidense Lewis Mumford definió en su obra La ciudad en la historia un vomitorium como una habitación donde había comedores en los que los comensales podrían vomitar. Y, ya que parecía que había pocos dispuestos a discutir el punto, y más viniendo de una persona con ese currículum, la definición se quedó atascada en un error que fue transmitiéndose en el tiempo.
Pero, a pesar de que el vomitorium romano no tuvo la función que creíamos en la tradición de esa civilización antigua, hay otros lugares en el mundo en los que un vomitorium tiene todo que ver con el vómito. En Vietnam, por ejemplo, el vomitorium es un lavabo diseñado para vomitar, y es un elemento básico en los grandes clubes de cerveza que van apareciendo. Se trata de un artefacto que suele estar ubicado en el cuarto de baño, y está ampliamente marcado con señales e instrucciones claras sobre su uso. Además de este caso, sumideros especiales para vomitar se han empleado durante décadas en casas de fraternidades alemanas y establecimientos de cerveza, así como otras áreas en toda Europa.
Con estos antecedentes, y con la ayuda de la etimología, es fácil confundir el uso real del vomitorium romano. Y hablando de etimología, ¿quieres saber más sobre ella? ¡Pues veamos!
Vomitorium en latín: La Etimología de la palabra
La palabra vomitorio viene del latín vomitorium. El vomitorium designa a las entradas y salidas que desde pasadizos interiores conducían a las gradas en los edificios romanos para espectáculos públicos, es decir teatros, anfiteatros y circos. El término se deriva de los verbos vomere y vomitare, que no sólo significan en latín vomitar, sino en sentido figurado expresan la idea de lanzar o conducir afuera algo. En este segundo sentido, el vomitorio romano cumplía a cabalidad, conduciendo a una inmensa muchedumbre a las gradas de los muy frecuentados espectáculos públicos de la antigua Roma.
Existe también un adjetivo vomitorius en latín que designa a aquellos productos que son eméticos o vomitivos y provocan el vómito cuando es necesario para la mejora de un enfermo gastrointestinal.
Sin lugar a dudas que la creatividad y la inventiva dan para todo. Incluso para la creación de las más insólitas leyendas. Y el vomitorio romano, visto como esa super desagradable sala de expulsión de fluidos y alimentos, bien que lo demuestra. Y tu, ¿Habías escuchado hablar sobre el vomitorium romano? ¿Sabías que no tiene ninguna relación con los banquetes y festines? Déjanos todas tus opiniones en un comentario. ¡Estaremos deseando leerte! Y si quieres seguir aprendiendo sobre todos los detalles de la vida en la Antigua Roma, disfruta de estos artículos sobre sus más polémicos tratamientos médicos, y sus particulares costumbres culinarias.