En Supercurioso te hemos hablado de las criaturas que vivían en las profundidades mucho antes de la humanidad. El mundo era un lugar inhóspito antes de nosotros y durante un tiempo convivimos con criaturas realmente espectaculares, por ejemplo: los mamuts.
Hace 25.000 años
En una región de lagos que 25.000 años después se conocería como Usolski (Rusia), un grupo de cazadores regresa a su comunidad cargando con trozos de carne tierna de mamut, que comerán, probablemente aderezándola con una emocionante historia de cacería y valor algo exagerada.
“El pequeño mamut fue presa de los humanos que probablemente le desviaron de la manada y le condujeron hasta una trampa, o lo recogieron después de que muriera como carroña. Lo indica el aspecto y la distribución de los restos. Los huesos y el cráneo estaban cortados con un hacha, las muelas estaban aparte y las costillas, también troceadas, formaban un montón».-
Declaró Dmitri Lójov, uno de los arqueólogos que descubrieron los restos de este banquete, celebrado hace 25.000 años.
Los homínidos cazaron y devoraron a este pariente del elefante desde hace casi 2 millones de años hasta hace menos de 4.000, cuando se extinguieron por completo. Las razones de su desaparición van desde la cacería excesiva hasta el cambio climático, que hizo desaparecer las especies vegetales que sustentaban a estos enormes paquidermos.
La presa en cuestión
Perteneciente a la familia de los elephantidae, se sabe que los mamuts existían desde hace casi 5 millones de años y que se extinguieron definitivamente hace 3.700 años. Eran de tamaño variado, desde especies más pequeñas que los elefantes actuales hasta especies como el mamut imperial, de más de cinco metros de altura y nueve de largo.
Se han encontrado restos de su presencia en África, Norteamérica y Eurasia, especialmente en el círculo ártico, donde aún reposan congelados cuerpos que han conservado el marfil y hasta carne.
El marfil de mamut ha sido explotado desde el siglo XIX, aunque con mayor intensidad desde los años noventa del siglo pasado, cuando la entrada de Rusia al capitalismo coincidió con una mayor protección para los elefantes de Asia y África. Ésta redujo el tráfico de colmillos de estas especies y favoreció el incremento en el precio de los colmillos del extinto en cuestión, que pasó de 25 dólares el kilo a 800 y hasta 1.000 dólares en menos de cinco años.
Un bistec de mamut para el hombre de hoy
Aunque hay noticias de que la carne llegó a venderse en algunos restaurantes rusos como una exquisitez, su consumo ha tenido comensales menos exigentes, como lobos, perros y otros carnívoros siberianos. Esto es porque en Siberia se han conservado más individuos con carne recubriendo los huesos, gracias a que el suelo de la tundra donde se encuentran enterrados estos animales ha permanecido congelado (se le denomina permafrost), lo que ha postergado la descomposición por miles de años, literalmente.
Según comentó en los noventa Ian Parker, un experto en elefantes:
«(…) algunos mamuts han sido encontrados debido a que los lobos y otros animales los han utilizado como alimento».
Existen también testimonios de mineros en Alaska que han llegado a probar esta carne, aparentemente no tan deliciosa como la obtenida de animales más actuales, y con un toque inevitable de sabor a carne en descomposición, que se puede disculpar, si consideras que estás comiéndote un trozo de carne de 10.000 años de antigüedad.
Y tú, ¿te comerías un mamut?