Hatshepsut reinó en como la mejor entre los faraones. Una reina excepcional que fue representada en distintos monumentos con aspecto masculino, dificultando en ocasiones el que en la actualidad pudiéramos asociarlos con ella. Una imagen dual y misteriosa que complacía a quienes no veían con buenos ojos que una mujer tuviera el poder del Alto y Bajo Egipto. Hoy en Supercurioso te contamos la historia de la reina Hatshepsut, la dama del Nilo que hizo historia. ¡Acompáñanos!
La reina Hatshepsut: la pimera faraona de Egipto
1. Hatshepsut, hija de Tutmosis
Si nos preguntamos por uno de los faraones más poderosos y con mayores logros para expandir el reinado de Egipto, ese fue sin duda Tutmosis I. Un monarca excepcional que logró llevar sus tropas hasta el mismísimo Éufrates. Una vida en auge por el bien del país que encontró su fin quizá demasiado pronto, pues Tutmosis murió tempranamente. Entre sus tres hijos, Tutmosis siempre tuvo a Hatshepsut como su gran favorita.
Tras la muerte del faraón, el trono debía ser ocupado por alguno de sus dos hijos varones, pero la casualidad quiso que sus dos hermanos fallecieran al mismo tiempo que su padre. Tal fatalidad alzó una revuelta palaciega, liderada por uno de los arquitectos reales, quien decidió llevar al poder a uno de los hijos de una esposa secundaria del rey Tutmosis.
A Hatshepsut la obligaron entonces a casarse en contra de su voluntad, alzándolos a ambos como faraones de Egipto. Eran jóvenes y estaban a las órdenes de quienes por entonces movían el poder palaciego, algo que hería su orgullo y que la hizo crecer con mayor rapidez. Hatshepsut no tardó en rodearse de un círculo de adeptos que aumentaban día tras día, y que confiaban en el momento en que ella pudiera liderar el mandato para honrar la memoria de su padre y Egipto.
2. El poder de la reina Hatshepsut
El esposo de Hatshepsut murió a los pocos años. Era el momento perfecto para dar un golpe de estado. En palacio buscaban ya un sucesor al faraón fallecido, así que ella, por su parte, buscó apoyos entre los sacerdotes y entre la esfera política más afín a sus ideas.
Se autoproclamó faraón de las Dos Tierras y primogénita de Amón, los sacerdotes lo aprobaron permitiendo que su golpe de estado fuera todo un éxito. Hatshepsut se convertiría así en la tercera reina-faraón conocida en la historia egipcia. Cogió en su persona todos los atributos masculinos del cargo de faraón, de ahí que se la representara como un hombre con esa característica barba postiza del arte egipcio. Eliminó también a todos sus adversarios, evitando así una posible guerra civil o cualquier conjura palaciega, permitiendo que el pueblo asumiera con normalidad su figura y su poder.
Hatshepsut representó uno de los reinados más prósperos de toda la historia egipcia, al igual que había ocurrido en tiempos de su padre, el faraón Tutmosis I. Dedicó gran parte de sus esfuerzos a embellecer el país y a restaurar los templos de los efectos de las guerras pasadas, dejando la estela de su poder y su presencia en la Isla Elefantina, en el Speos Artemidos, y sobre todo en Tebas, su capital favorita. Edificó la capilla roja del enorme templo de Amón en Karnak, alzó los más altos obeliscos y dotó a Egipto de bellezas arquitectónicas y tranquilidad.
Jamás invirtió en guerras, durante su reinado no hubo más que unas pocas escaramuzas y alguna campaña defensiva. Egipto vivió en paz, pero las conjuras palaciegas siguieron su transcurso en la sombra, silenciosas y persistentes, esperando siempre el momento para eliminar a la reina Hatschepsut del poder y erigir como faraón a su sobrino. Solo tuvo una hija, Neferura, a la que adoró hasta el día de su muerte. Murió a los cuarenta años, y se sospecha que fue su sobrino quien acabó con ella para obtener el poder.
3. La faraona que quisieron borrar de la historia
Y es que mientras Tutmosis III crecía en edad, aumentaba en sus ansias de poder. Cuando este futuro faraón era joven, los dos principales sustentos y apoyos de la reina murieron en extrañas circunstancias. Incluso, murió la esperanza de la reina Hatshepsut: su hija Neferura. Y es que esta reina no tenía suficiente con ella, sino que quería inaugurar una auténtica dinastía femenina de faraones. Pero estos golpes no hicieron más fuerte a la reina, sino que la fueron apartando del cargo. En todo caso, Hatshepsut alcanzó a reinar durante 22 largos años en el antiguo Egipto.
Respecto a su muerte, se contemplan dos teorías: o su sobrino la había perseguido y enfrentado en batalla, o había muerto de alguna enfermedad. El arqueólogo Zahi Hawass realizó un escaner a la momia de la reina y encontró que esta no tenía una enfermedad en el momento de su muerte, sino muchas. Por ejemplo, la reina Hatshepsut no solo había padecido de una osteoporosis avanzada, sino de un cáncer muy maligno. Este le había crecido en la zona del abdomen e incluso avanzó hasta el hueso de su cadera. Por si fuera poco, el investigador también encontró un absceso séptico en la cavidad bucal de la momia. Hawass cree que este le pudo causar un shock septicémico y luego la muerte.
Eso sí, uno de los lugares más conocidos de Hatshepsut es su tumba. Y es que esta faraón dedicó la mayor parte de su reinado a embellecer y restaurar los templos. La reina ordenó la construcción de la capilla roja, del enorme templo de Amón en Karnak, uno de los templos egipcios más hermosos. Incluso, para su momento la reina edificó los obeliscos más grandes de todo Egipto. Además, estas construcciones estaban decoradas con electrum, una aleación típica de oro y plata típica del antiguo Egipto. Aún hoy se puede ver un obelisco inacabado en Asuán, que de haberse terminado, hubiese sido el mayor en la historia de Egipto. Al ser ella uno de los personajes importantes del antiguo Egipto su templo era conocido como «el sublime de los sublimes», hoy sigue siendo una de las más visitadas y valiosas de la región.
El nombre de la reina Hatshepsut -también el de su colaborador incondicional: Senenmut- fueron borrados sistemáticamente de los edificios egipcios. Esta acción de desechar y borrar por completo se conoce como una «damnatio memoriae«. Pero, ¿por qué se intentó borrar a esta reina de la historia? Hace varias décadas se creía que esta enérgica acción de borrar fue por venganza, pero hoy se ha planteado que fue, más bien, por conveniencia. Lo que quería Tutmosis III, al borrar el nombre de la reina, no era directamente borrar su memoria, sino frenar las pretensiones de la familia Hatshepsut (que era muy poderosa).
Hasta acá ha llegado nuestro acercamiento a la historia de la reina Hatshepsut. Si te ha gustado, quizá quieras leer sobre reinas egipcias que no conocías. Además, antes de irte queremos recordarte que en Supercurioso siempre terminamos a la expectativa de tus aportes y opiniones. Por ello esperamos leerte en la sección inferior de comentarios ¿Qué otros datos interesantes tienes sobre esta reina egipcia? 😉