Las hormigas son ese tipo de plagas comunes con las que nos toca lidiar cada vez que nos encontramos en contacto con la naturaleza. Ni siquiera en casa podemos librarnos de ellas, que por más diminutas que sean, con sus picaduras exasperantes se hacen sentir como criaturas gigantes.
De hecho, se creía que estos animales se encontraban en todas partes del mundo. Pero curiosamente -y para envidia de muchos- en Islandia no hay hormigas. El motivo detrás de este fenómeno lo explica un investigador que tras varias exploraciones dio con una teoría sobre la ausencia de estos insectos en ese país.
En Islandia NO hay hormigas. ¿Por qué?
Islandia es uno de los países más seguros del mundo. El que tiene el agua más pura, el de la esperanza de vida más alta pero que irónicamente está habitada por más ovejas que personas. No cuenta con ejércitos, armadas, fuerzas aéreas, y más increíble aún: en Islandia no hay hormigas.
Xavier Espadaler Gelabert, un especialista que durante 35 años ha estudiado a las hormigas en distintos rincones de la Tierra, expone que esta clase de insectos suele nidificar en el suelo. Sin embargo, la nación ubicada al noreste de Europa tiene superficies tan gélidas, que “no permite que los insectos dispongan del tiempo necesario para poner los huevos, las larvas, y que se cumpla el ciclo biológico”, según teoriza Espadaler.
Para esclarecer lo anterior, Espadaler agrega que en el caso de las hormigas -tomando en cuenta los distintos tipos de especies- tienen un lapso de tiempo de un mes a un año para trascender de la incubación del huevo al nacimiento. Pero en Islandia este ciclo natural es mucho más lento -cercano al año- por no contar con las condiciones climáticas propicias para dar vida a estos pequeños animales. Mismo panorama se plantearía en lugares de un frío inclemente como Siberia. Pues de acuerdo al experto, la razón por la que Islandia no tiene hormigas se debe al frío.
Si hay… rara vez se observan
En contraposición a los resultados de las averiguaciones de Espadaler, Ingvar Örn Ingvarsson, trabajador del sector turístico de esa nación, considera que sí hay hormigas en la región, aunque en menor cantidad que en cualquier parte del mundo. “Rara vez se ven”, dice.
Además, Örn precisa que desde 1994 han acogido a Lasius Níger -una hormiga de la subfamilia Formicinae- que muy de vez en cuando se avistan en Reikiavik, en el sur y en el oeste de Islandia. No obstante, éstas sólo se han observado en el interior de algunas casas, por lo que Espadaler defiende que es irrelevante amparar la existencia de hormigas basándose en aquellas que se mantienen en un refugio diferente al ambiente natural.
“En casa, o en invernaderos, podemos tener casi cualquier planta o animal. Son condiciones climáticas totalmente ajenas al medio natural”.
Así que raramente los islandeses sufren picaduras de tan molestas plagas. Tal vez, quienes no han pisado otros suelos fuera del norte de Europa, jamás hayan experimentado el picor que nos «regala» el contacto con estas especies tan mínimas, pero que su presencia nos pesa en la piel.
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