Tienes que haber oído hablar del Gato de Schrödinger. En los últimos años su historia, si se puede llamar así, ha viajado desde libros de difusión científica o documentales de corte similar a los de los canales de Discovery y National Geographic (entre ellos la famosa serie Cosmos), hasta series televisivas como The Big Bang Theory, o de animación, como Futurama, acompañada de las interpretaciones más variadas.
Pero la influencia del austriaco Erwin Schrödinger va más allá de la invención de una paradoja gatuna, e incluso de sus aportes a la física moderna; Schrödinger y el ADN es una asociación cuyas influencias son grandísimas, como veremos a continuación.
Schrödinger y el ADN, algo más que un gato
Erwin Schrödinger nació cerca de Viena en 1887, cuando todavía era la capital del imperio austrohúngaro, para el que luchó durante la Primera Guerra Mundial. Desarrolló su vida académica, primero como estudiante y luego como investigador y profesor en Austria, Suiza, Alemania y Polonia, hasta 1933, cuando decidió escapar del continente europeo, huyendo de la creciente y asfixiante presencia del nazismo. Ese mismo año fue nombrado profesor en la Universidad de Oxford y recibió el premio Nobel, por haber desarrollado la “ecuación de Schrödinger”, y por sus aportes a los campos de la termodinámica y de la mecánica cuántica.
Schrödinger dio clases y conferencias en otras universidades anglosajonas, volvió a Austria y nuevamente tuvo que escapar debido a los nazis, y terminó viviendo en Dublín, Irlanda, y adquiriendo la ciudadanía de este país, aunque moriría en Viena, en 1961.
La paradoja del gato en la caja fue un experimento mental propuesto por Schrödinger, a raíz de un intercambio epistolar con Einstein en 1935, para explicar la superposición en el caso de algunos electrones que pueden estar presentes, o ser detectados, en dos sitios al mismo tiempo, y puedes conseguir diversas versiones del experimento o paradoja, e innumerables interpretaciones en las redes sociales y en publicaciones de divulgación científica dedicadas a la compleja y a ratos incomprensible física cuántica.
No fue la única paradoja de Schrödinger, su heterodoxo modo de vida le creó problemas tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos, al lograr construir una familia en la que su esposa convivía con su amante y con una hija tenida con ésta.
Te preguntarás qué tiene que ver todo esto con el ADN, y a eso vamos. En 1943 Schrödinger dio una serie de conferencias en torno a la naturaleza de la vida, desde la perspectiva de los recientes descubrimientos en el campo de la física, recogida al año siguiente en su libro ¿Qué es la vida?, en el que afirmó, entre otras valiosas intuiciones, que tenía que existir en el ADN (que ya se conocía desde 1869) una molécula compleja que guardara la información de cada ser vivo en una especie de código.
Tanto las conferencias como el libro influyeron grandemente en los biólogos de la época, tal y como lo reconocieron James Watson y Francis Crick, quienes en 1953 descubrieron la estructura de doble hélice del ADN.
He aquí un ejemplo de cómo disciplinas y conocimientos distintos y complejos se entreveran para llevarnos un paso más adelante, aunque quizás estés de acuerdo en que la verdadera paradoja de Schrödinger era cómo hacía para mantener a su esposa y a su amante en un mismo espacio y mantener aparentemente una cierta paz, o no vivir en un saco de gatos.
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