Entre los grandes centros del poder político, militar y bélico a lo largo de la historia, Rusia se ha ganado un importante lugar. El país más grande del mundo ha sido también el escenario de grandes dinastías, que con sus acciones han construido una historia que permanece viva en la cultura de un país. Y entre ellas, destacan los Romanov, la última familia de Zares de Rusia. Desde el siglo XVII y hasta la llegada de la Revolución de Febrero de 1917, los Romanov dirigieron a su antojo los destinos del coloso que se comparte entre Europa y Asia. Pero la abdicación del último Zar, Nicolás II, significó también un trágico fin para la familia. Hoy en Supercurioso nos hemos dispuesto a contarte todo sobre el asesinato de los Romanov.
En efecto, es mucho lo que se ha escrito, investigado y contado sobre el asesinato de la última familia de Zares rusos, ocurrido con absoluta frialdad, bajo las balas de un escuadrón de fusilamiento bolchevique. La verdad es que para muchos historiadores, el final de los Romanov no podía ser otro, cuando esta dinastía se dedicó a expandir los dominios del Imperio Ruso, sacrificando para ello las vidas de miles de campesinos, torturando y matando sin que temblasen las órdenes en las voces de los Zares. El hecho es que fue a Nicolás II a quien correspondió sepultar con su muerte y la de su familia, el poder de una dinastía que gobernó al Imperio Ruso por más de tres siglos.
El contexto previo al asesinato de los Romanov
El asesinato de los Romanov consolidó el fin de una dinastía que habría empezado su mandato 306 años antes. La abdicación de Nicolás II sepultaría por fin esta etapa de la historia rusa. La realidad es que quizás mucho tuvo que ver la personalidad del último Zar, con los sucesos devenidos posteriormente. Algunos historiadores lo definieron con un carácter débil, pusilánime e influenciable. Pero esto se contradice con su apodo de Nicolás el sanguinario, que se había ganado como consecuencia de varios episodios trágicos que ocurrieron bajo su liderazgo.
El hecho es que esta etapa de la dinastía de los Romanov estuvo marcada por graves problemas de índole económica y militar, que fueron el caldo de sustancia en el que se gestaría la Revolución Rusa de 1917, que daría fin a la monarquía. Puertas adentro, Nicolás II mantenía una relación armónica y feliz con su esposa, la princesa Alix von Hessen-Darmstadt, nieta de la reina Victoria de Inglaterra. Juntos tuvieron cuatro hijas y un hijo. Sus hijas eran Anastasia Nikolaevna, Olga Nikolaevna, Tatiana Nikolaevna, y Maria Nikolaevna. Su hijo, Alekséi Nikoláyevich.
Pero afuera del Palacio Alexander, en Tsárskoye Tsélo, donde residía el Zar y su familia, el país ardía. Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, el desabastecimiento, el caos económico y las arremetidas de Alemania empezaron a sentirse. Ese sería el contexto en el que se iría gestando el descontento social que daría lugar a la Revolución de 1917, que terminaría en el cruel asesinato de los Romanov.
¿Cómo fue el asesinato de los Romanov?
Lo más curioso sobre este tema fue el increíble misterio que le rodeó por más de cien años. Tras de ser detenidos, intentando volver al cuartel general de la capital, Moscú, el Zar Nicolás II y su mujer, su hijo, sus cuatro hijas, el médico de la familia imperial, un criado personal, la camarera de la emperatriz y el cocinero de la familia fueron asesinados por un escuadrón de fusilamiento en el sótano de la Casa Ipátiev, donde permanecían retenidos.
Luego de ser la familia más poderosa del Imperio Ruso, la última generación de los Romanov se encontraba recluida en un sótano frío, húmedo y sucio, condenados a una muerte segura. Por órdenes de Vladimir Ilyich Lenin, quien siendo líder del sector bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, ya se había convertido en el principal dirigente de la Revolución, el asesinato de los Romanov debía convertirse en una realidad secreta. En efecto, se cree que Lenin dio la orden que ejecutaría el comisario del Sóviet de los Urales, Yákov Yurovski, al frente de nueve hombres del batallón de fusilamiento. Luego debían hacer desaparecer sus cuerpos con ácido y enterrarlos a varios kilómetros del lugar.
Lo insólito vino después, y es que la Revolución se negó a asumir el asesinato de los Romanov. Lenin expresamente ocultó la muerte de la familia imperial y se encargó de difundir rumores sobre una supuesta fuga. Esto dio pie a que durante muchos años circulara la hipótesis de la posible supervivencia de la princesa Anastasia. Como no pudieron encontrar sus restos con el de los demás miembros de la familia, se desataron rumores sobre la posibilidad de que hubiera escapado o se hubieran apiadado de su vida. Como ya te contamos, muchas personas usurparon su identidad y clamaron ser la princesa, pero caso tras caso, sus versiones fueron desmentidas.
Finalmente, los restos de Anastasia fueron hallados en una tumba oculta. Los investigadores tuvieron que realizar pruebas para averiguar si los huesos encontrados realmente le pertenecían a la princesa. Los científicos forenses demostraron, tras obtener los resultados, que efectivamente Anastasia fue una de las víctimas del asesinato de los Romanov, en 1918. No obstante, sus restos no fueron enterrados apropiadamente hasta el año 1998.
Los métodos macabros del asesinato
Las circunstancias del asesinato de los Romanov fueron macabras, por decir lo mínimo. Según los arqueólogos que los investigaron, los huesos del pequeño Alexei y de su hermana María, presentaban daños considerables que, sin embargo, eran muy distintos a los que podían verse en los huesos del zar. Los arqueólogos encontraron un agujero de bala en los huesos II del zar Nicolás, lo que significa que el pelotón de fusilamiento bolchevique usó su armamento contra el padre de familia, pero no lo hizo cuando les llegó el momento a sus hijos. Fue mucho peor. Por la cantidad de queroseno encontrada en los huesos de los niños, los arqueólogos concluyeron que, al menos Alexei y María, fueron cubiertos de ácido y quemados hasta la muerte, al igual que el resto de su familia, excepto su padre.
Existen algunas teorías que intentan explicar este macabro descubrimiento alrededor del asesinato de los Romanov. ¿Por qué acabar de un modo tan terrible con la vida de los niños del zar? Una de las hipótesis defiende que tras aniquilar a Nicolás, metieron a sus hijos en una mina abandonada, con la intención de volarla, matándolos y ocultando sus restos para siempre bajo tierra. Al no funcionar esta opción, optaron por la terrible que mencionamos anteriormente.
La otra teoría es que no fueron quemados vivos, sino que fue un intento fallido de incinerar sus cuerpos hasta hacerlos desaparecer. Algo que no funcionó, debido a las condiciones climáticas del lugar donde se encontraban. Los dos niños fueron la prueba que hicieron para comprobar si el método funcionaba y al comprobar que no era así, no dedicaron más tiempo a hacer desaparecer al resto de la familia. Por eso, sus cuerpos se encontrarían tan lejos de sus parientes.
Sin duda que el asesinato de los Romanov es un episodio oscuro en la historia, que viene al presente para recordarnos que la violencia y el salvajismo serán siempre la peor de las opciones, y que si el hombre ha tenido la sabiduría que diseñar los métodos de la justicia, bien valdría la pena aplicarlos, sea cual fuere la circunstancia.
Y tu, ¿Sabías que el asesinato de los Romanov se mantuvo oculto por muchos años? ¿Y que muchas jóvenes intentaron usurpar la identidad de la princesa Anastasia? Si te interesa seguir conociendo detalles sobre la dinastía de los Romanov y sus personajes asociados, no te pierdas la historia de Rasputín, el extraño monje profeta en quien la reina confió la cura de la hemofilia de su hijo más pequeño.