En medio de la devastación dejada por varios huracanes en el Atlántico, el mundo está conmocionado ante la fuerza de la naturaleza. Estos poderosos fenómenos meteorológicos, que causan estragos en la vida de las personas, son inevitables e implacables. Por eso es importante aprender todo cuanto se pueda al respecto. Descubre los más impresionantes datos sobre los huracanes.
Lo que debes saber sobre los huracanes
1. La FEMA utiliza a Waffle House para medir la recuperación de desastres
La Federal Emergency Management Agency (Agencia Federal de Gestión de Emergencias) tiene una extraña manera de verificar cómo va la recuperación de desastres de la nación. Cuando no pueden obtener información clara, simplemente llaman a los restaurantes Waffle House. Sorprendentemente, es el sistema estándar de FEMA ahora. Las Casas Waffle operan casi exclusivamente en áreas de huracanes, y están dispuestos a hacer que sus empleados de salario mínimo pongan en peligro sus vidas trabajando durante una tormenta.
Así, desde 2012, FEMA ha estado pagando a Waffle House para reportar el estado de sus tiendas directamente a la agencia.
2. ¿Quién empezó a poner nombre a los huracanes?
Un meteorólogo australiano llamado Clement Wragge inició la tradición de dar nombres a los sistemas meteorológicos. En aquel entonces, el sistema no estaba perfeccionado. Wragge nombraba los fenómenos por cualquier cosa que se le ocurriera, que usualmente eran los nombres de dioses griegos. Más tarde serían los de mujeres cuya belleza lo cautivó.
Después de un tiempo, abandonó los nombres mitológicos y empezó a dar nombres corrientes a los huracanes. Para responder a las críticas que algunos políticos le hacían, llamó a los ciclones como ellos. Por ejemplo, nombró tormentas a partir de Edmund Barton y Alfred Deakin, dos primeros ministros de Australia, sólo para enviar informes con un punto humorístico que decían, por ejemplo, que Edmund Barton estaba «vagando sin rumbo por el Pacífico» y «causando gran angustia».
Tras la muerte de Wragge esta práctica se perdió, pero en la Segunda Guerra Mundial, la recuperaron los meteorólogos de la Fuerza Aérea y la Marina que empezaron a nombrar los ciclones tropicales igual que sus esposas, prometidas, novias, enamoradas… Fue de este modo que se recuperó y adquirió para siempre este hábito.
Así, le debemos a Clement Wragge el hecho de que los huracanes tengan nombre propio.
3. Las personas son más propensas a donar a los huracanes que comparten su primera inicial
Curiosamente, un estudio ha descubierto que las personas son más propensas a donar para ayudar a quienes han sufrido los efectos del huracán, si el nombre de la tormenta tiene algo que ver con el suyo. Algo tan sencillo como que alguien comparta la primera letra de su nombre con una tormenta, hace que esta persona sea dos veces más propensa a donar.
Investigadores examinaron los registros de la Cruz Roja y encontraron que las donaciones aumentaban en el caso de aquellos individuos que compartían una primera inicial con la tormenta. Curioso, ¿verdad?
4. Los guardias en la tumba del soldado desconocido se quedan en sus puestos durante los huracanes
Cuando un huracán golpea, hay algunas personas que no pueden evacuar: los hombres que están de guardia en la Tumba del Soldado Desconocido. Esta es la tumba donde son enterradores los soldados estadounidenses que murieron sin ser identificados. Los guardias que permanecen de pie ante su puerta tienen el deber de honrar a los muertos. Cuando llega un huracán, ni siquiera se refugian en el interior. Permanecen imperturbables en medio de la tormenta.
5. Los huracanes comienzan en el Sahara
Los huracanes que azotan a los Estados Unidos tienen que recorrer una distancia increíble. En el Sahara, el calor abrasador del Sol envía burbujas de aire hacia el cielo para formar nubes de tormenta masivas. Esas nubes generalmente se empujan hacia el oeste hacia el Océano Atlántico, donde causan grandes problemas.
Las cálidas tormentas del desierto chocan con el frío aire del Océano Atlántico, lo que es suficiente para crear un huracán alrededor del 10% de las veces.
6. Vudús de Nueva Orleans después de Katrina
Nueva Orleans cambió después del huracán Katrina, y la comunidad vudú de esta ciudad sufrió una de los mayores y más sorprendentes transformaciones. Antes de la tormenta, Nueva Orleans tenía 3.000 practicantes del vudú. Después de la tormenta, ese número se redujo hasta 300.
Las personas que practicaban vudú eran en su mayoría afroamericanos con ingresos bajos, el grupo que fue afectado más gravemente por la tormenta. Muchos de ellos estaban atrapados en Nueva Orleans cuando el Katrina llegó, así que un tremendo y desgarrador número de seguidores del vudú falleció durante la tormenta.
¿Conocías estos datos sobre los huracanes?
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Imágenes: Wikimedia Commons