En la historia del mundo medieval y colonial existe un apartado bastante amplio de historias de piratas reales. Estos son generalmente asociados a dos cosas: los hombres y el Caribe. No obstante, la historia no siempre cuenta la verdad… En Supercurioso somos amantes de las buenas historias de acción. Por eso, hoy te vamos a contar la vida de Jeanne de Clisson, una de las más temidas mujeres piratas en toda Europa. Gracias a sus acciones le provocó fuertes perdidas de dinero y tierra al famoso rey francés Felipe IV, ¡Acompáñanos a conocer su historia! 😀
Antes de comenzar responde esta pregunta: ¿Te convertirías en pirata y lucharías contra las fuerzas de todo un país para vengar la muerte de tu pareja? Jeanne de Clisson pasó de ser una noble francesa a una corsaria, en el siglo XIV; una pirata vengativa que arrasó con cientos de vidas durante muchos años…
¿Quién fue Jeanne de Clisson?
Antes de ser Jeanne de Clisson, o la Tigresa Bretona, esta mujer era conocida como Jeanne de Belleville, una mujer de alta cuna. Nació en el año 1300 y fue hija del noble Maurice IV de Montaigu, señor de Bullebulle y Palluau, y de Leticia de Parthenay. Por motivos políticos, su padre la casó a los 12 años con Geoffroy, señor de Chateaubriant. Con este hombre, tuvo dos hijos, pero, 14 años después, en 1326, Geoffroy murió. Así, Jeanne se quedó viuda a los 26 años (edad en la que, para ese entonces, se consideraba el periodo de «florecimiento» de una mujer).
Por este motivo, Jeanne de Clisson volvería a casarse con un noble: Olivier de Clisson IV, de quien adoptaría su apellido y a quien le sería fiel y leal hasta el final de sus días. De acuerdo a los archivos existentes, esta pareja permaneció junta por mucho tiempo. Se decía que eran muy unidos y que en Olivier, Jeanne de Clisson encontró la compañía y el cariño que siempre había deseado. Con él tuvo cinco hijos; Maurice, Guillaume, Olivier, Isabeau y Jeanne.
1. Jeanne de Clisson y el bando francés
Al pasar los años, la familia estuvo en medio del conflicto de la Guerra de Sucesión Bretona, en la que intentarían bloquear el ingreso de los franceses a sus tierras. No obstante, el asunto era inevitable y al final la pareja terminó aliándose con el bando francés. Ya para 1342, los ingleses conquistaron Vannes, una de las ciudades de Francia, que eran defendidas por Olivier y Hervé VII de León. Ambos comandantes fueron capturados.
Sin embargo, Olivier sería el único en ser liberado, a cambio de una suma de dinero considerable, después de un intercambio para el conde de Stanfford. Pese a que no existían pruebas, luego de su liberación, muchos dirigentes del bando francés iniciaron a llamarlo traidor, deshonrándolo en su propia tierra. Aun así, Olivier y Jeanne de Clisson seguían leales a la Corona francesa, incluso ayudando a firmar un tratado que, se supone, finalizaba la guerra y brindaba una amnistía a ambos bandos.
Ante estas circunstancias nadie se esperaba que el gobierno francés mandara asesinar a Olivier, pero en la guerra todo puede pasar y esto fue lo que sucedió. Muchos bretones se mostraron conmocionados por este hecho, debido a que la evidencia nunca se mostró públicamente y a que la ejecución se llevó a cabo como si fuera dirigida a un delincuente de clase baja. El cuerpo de Olivier fue colgado en París y su cabeza se envió a Nantes. Luego fue expuesta sobre una pica en una puerta de la ciudad. Algo muy indignante para ser alguien de la nobleza.
Después de que su esposo Olivier IV de Clisson fuera decapitado, Jeanne de Clisson inició su venganza. Inundada de tristeza e ira, Jeanne actúo rápido, vendió sus propiedades y se convirtió en pirata. Con el dinero que recibió por sus tierras, compró tres barcos con los que se encargó de perseguir a los barcos franceses en el Canal de la Mancha. Mató tripulaciones enteras en nombre de su difunto marido…
2. Una pirata temida
La muerte de su amado Olivier, la llevó a buscar una vida que nunca había pensado, Jeanne de Clisson vendió la totalidad de sus tierras en Blain, su castillo en Clisson y una casona a las afueras de Nantes para comprar tres barcos que pintó de negro; «la flota negra», así se llamaría su tripulación. Con el dinero restante, recluyó hombres leales que apoyaran su causa para atacar a las fuerzas francesas.
A partir de ese momento fue que comenzó la verdadera historia de Jeanne de Clisson, comandante de la temida Flota Negra. Su modus operandi era temido por los navegantes del estrecho de la Mancha. Tomaba a sus enemigos por sorpresa, dejando siempre vivos a uno o dos sobrevivientes con instrucciones precisas: volver a Francia e informarle al Rey Felipe IV que su venganza a penas comenzaba. En pocos años, se hizo de una popularidad casi tan grande como la del pirata Barbanegra.
Se alió con los ingleses, y con el apoyo de Jeanne de Clisson ellos lograron reconquistar todas las avanzadas francesas en territorio británico. Como dato curioso, te contamos que esta pirata siempre seleccionaba las misiones que iban de acuerdo a su promesa: aniquilar Francia.
Una de las batallas más conocidas en su nombre fue la toma de la fortaleza del caballero Galois de la Heuse, en donde se decía que se ocultaba Charles de Bois, a quien Jeanne de Clisson consideraba responsable de la muerte de su esposo. El ataque fue inminente y rápido, toda la guarnición fue aniquilada. No obstante, la pirata no obtuvo lo que quiso. Charles de Bois no se encontraba allí, pero en venganza por eso, Jeanne ejecutó personalmente a de la Heuse, un cercano colaborador de Bois.
Con el tiempo su fama creció. Su flota se convirtió en el terror de los franceses, que veían cada vez más como el control del Canal se les escapaba y sus flotas de aprovisionamiento eran incapaces de abastecer sus dominios en Britania. Por todos esos años de trabajo siendo pirata, consiguió el apodo de «La Tigresa de Bretona” o la «Leona de Bretaña».
Pese a que no pudo ejecutar personalmente al rey de Francia, después de la muerte del monarca, Jeanne de Clisson se retiró de la piratería, pues se sentía satisfecha, ya que había conseguido provocar muchísimas pérdidas y daños para él. Esta historia nos confirma la valentía y la lealtad de las mujeres desde los tiempos más remotos…
Cuéntanos, ¿Qué piensas sobre Jeanne de Clisson y la sentencia de su marido? Si quieres seguir leyendo historias como estas, te invitamos a descubrir a Tomoe Gozen, la impresionante guerrera samurái, una mujer que no tenía límites.