Llamamos afrodisíaco a aquella «sustancia que incrementa el deseo sexual». La palabra tiene raíces mitológicas ya que etimológicamente procede del nombre de la diosa griega del amor: Afrodita. En Supercurioso os hemos mencionado varios curiosos afrodisíacos y en esta ocasión nos hemos adentrado en tiempos pasados para traeros 4 Afrodisíacos extraños de la historia.
4 Afrodisíacos extraños de la historia
Griegos, romanos, árabes y europeos, todos buscaron aumentar el deseo y la actividad sexual. ¿Cómo lo conseguían? De las formas más extrañas que se te puedan ocurrir. ¡Vamos a pasearnos por estas antiguas culturas para descubrir los locos métodos a los que acudían para aumentar su libido! Te avanzamos ya que uno de los seductores más célebres de la historia usaba uno muy poco común. Sí, te hablamos de Casanova. ¡Sigue leyendo para descubrir más!
Zeus, los griegos y las alcachofas
Para los griegos las alcachofas estaban consideradas potentes afrodisíacos. Todo se debía al mito de Zeus y la joven Cynara.
Zeus acudió a visitar a su hermano Poseidón y vio a una hermosa joven bañándose en la playa. Quedó prendado de ella, la sedujo y se la llevó al Olimpo para convertirla en una diosa. La chica se llamaba Cynara. Sin embargo, la joven se sentía sola y añoraba a su madre, por lo que de escondidas del dios volvía a su pueblo a visitar a su familia. Cuando Zeus se enteró, montó en cólera y la castigó devolviéndola a la Tierra convertida en alcachofa. El nombre científico de este vegetal es «cynara scolymus» en honor a la joven. La relación entre sexo y alcachofa se mantuvo en la sociedad griega y se creía que no solo era afrodisíaca, sino que ayudaba a tener hijos varones.
Las recetas de Plinio el Viejo
Gayo Plinio Segundo, más conocido como Plinio el Viejo, vivió en el siglo I y fue un erudito y militar latino. Su «Historia Natural» es interesante no como un estudio del mundo real, sino de cómo lo veían los romanos. Entre los supuestos conocimientos médicos que vierte en su libro hay varias recetas para fabricar afrodisíacos que aumenten la líbido.
Propone situar bajo la cabeza de la mujer una bandana de lana empapada en sangre de murciélago si se quiere aumentar su deseo sexual y si este remedio no es posible sugiere añadir lengua de ganso a la comida o la bebida. En caso de que sea el varón el que necesite un afrodisíaco, según Plinio el Viejo, debe mezclar 5 yemas de huevo de paloma con miel, manteca de cerdo y carne de gorrión y añadirlo a la comida habitual. Otra opción es llevar en algún lugar cercano al cuerpo el testículo derecho de un gallo dentro de un trozo de piel de carnero. También habla de un antiafrodisíaco: se debe ahogar un lagarto en la orina del hombre al que se quiere ver afectado en su deseo sexual.
El pastel afrodisíaco de Avicena
Ibn Sina o Avicena fue un médico, científico y filósofo persa que vivió entre los siglos X y XI de nuestra era. Escribió más de 300 obras y en uno de sus tratados sobre medicina podemos encontrar la receta para un pastel afrodisíaco.
Sus indicaciones consistían en mezclar los cerebros de 50 aves (pequeños pájaros y palomas) con 20 huevos de ese mismo tipo de aves, diez yemas de huevos de gallina, jugo de carne machacada de cordero, zanahorias y cebollas asadas y mucha mantequilla. Con estos ingredientes se tenía que hornear un pastel y consumirlo con una copa de buen vino. Algunos autores posteriores le copiaron la receta modificándola un poco. No sabemos si funcionaba, pero desde luego era mucho más agradable que la que proponía Plinio el Viejo.
El afrodisíaco de Casanova
Giacomo Casanova, el famoso libertino, escritor y aventurero, también tenía su afrodisíaco secreto: el ámbar gris. Es el cuarto de estos afrodisíacos extraños. Esta sustancia que producen los cachalotes consiste en una secreción biliar de sus intestinos. Puede encontrarse en la arena de las playas y flotando en el mar. Tiene un olor peculiar y un gran valor económico ya que es difícil de asegurar un suministro constante de buena calidad. La principal utilidad del ámbar gris es como fijador en perfumería aunque en la actualidad ha sido sustituido en muchas empresas por otro tipo de sustancias químicas que actúan de forma similar. Sin embargo, Casanova no lo utilizaba para elaborar perfumes, sino para potenciar el deseo sexual.
El aventurero y amante rayaba un poco de ámbar gris y lo añadía a los platos que estaba consumiendo, en especial a los que contenían chocolate. Aunque parezca extraño, recientes investigaciones descubrieron que realmente el ámbar gris es un afrodisíaco. Las primeras pruebas se hicieron con ratones y en 2012 Científicos de la Universidad de Helwan en El Cairo, Egipto, comprobaron que también tenía efectos afrodisíacos en personas. En la investigación participaron 40 sujetos a los que se suministro ámbar gris y placebo y se les hicieron diversos análisis a posteriori. El resultado fue que los que habían ingerido esa sustancia habían visto aumentar el deseo sexual, aunque también el peso corporal debido al efecto del ámbar gris sobre determinadas hormonas endocrinas.
Además de estos afrodisíacos extraños, a lo largo de la historia se han utilizado muchos otros como la lechuga, los escarabajos o el sudor de gladiador. ¿Conoces alguno más? ¡Compártelo con nosotros!