Casi inapreciable, pero bastante común es encontrar a alguien con un agujero de más en la oreja. A simple vista podría parecer la marca de haber tenido un piercing pues se trata de un minúsculo orificio similar al que se pueda practicar con una aguja para colocar un simple pendiente, solo que este agujero no lo ha hecho ninguna aguja. Entonces, ¿cuál es su origen?
Algunos tienen un agujero de más en la oreja. ¿Qué es?
Este hoyuelo, de apenas 0.5 cm, que algunas personas presentan en las zonas adyacentes al oído externo es un seno o quiste preauricular, un fenómeno que se suele dar, con más frecuencia, entre mujeres africanas y asiáticas llegando a afectar entre un 4 y un 10 por ciento de la población.
Es una anomalía congénita, una malformación que tiene lugar durante la fase embrionaria, alrededor de la sexta semana de gestación, en la que se produce un cierre defectuoso de los montículos de his. Estos son un total de 6 protuberancias a partir de las cuales y al fusionarse entre si se crean el oído externo. En ocasiones la fusión entre el primero y el segundo montículo no termina de completarse dejando un abierto un conducto, que es el pequeño orificio que vemos externamente.
El seno o quiste preauricular es de carácter hereditario y, por lo general, no presenta sintomatología por lo que no provoca dolor o malestar al paciente a menos que, claro está, éste se infecte; en cuyo caso podría causar una inflamación de la zona e incluso supurar. En tal caso sería necesaria una terapia a base de antibióticos, obviamente prescrita por el médico, y una vez remitida la infección, el especialista evaluaría la posibilidad de realizar una intervención quirúrgica que cerrase el conducto.
Para el profesor Neil Shubin, un reconocidísimo biólogo evolutivo, este fenómeno podría explicarse como un vestigio más de nuestro pasado evolutivo, al igual que el coxis es un signo evolutivo de lo que un día fue una cola, las muelas del juicio que en su día servían para poder triturar más y mejor los vegetales o los músculos extrínsecos del oído que son un recuerdo de que nuestros antepasados podían orientar las orejas para percibir mejor los sonidos al igual que pueden hacerlo los gatos o los conejos. Una opinión que aún no ha sido demostrada.
Espero haberos resuelto satisfactoriamente la pregunta y espero, como siempre, vuestros comentarios.
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