Las anécdotas entorno a los servicios de correos son innumerables. Cartas que llegan décadas después de ser enviadas, funcionarios que no reparten la correspondencia por exceso de trabajo…, pero lo ocurrido en EE.UU. es ¡ALUCINANTE! Niños enviados por correo.

¡ALUCINANTE! Niños enviados por correo

El Servicio de Paquetería de Correos empezó a funcionar en EE.UU. en el año 1913. Era un servicio fiable, con un personal entregado y de una honradez absoluta en casi todos los casos. Podías confiar al servicio cualquier cosa, que seguro que llegaba.

¡ALUCINANTE! ¡Niños enviados por correo!
Recreación periodística de la época

Al parecer, los padres de la época pensaron que no había nadie mejor que un cartero para llevar a sus hijos si tenían que viajar. Además, en el caso de los niños, salía muy barato porque pesaban poco. Se dieron varios casos de envío de niños hasta que la Dirección General de Correos tomó cartas en el asunto y dictó una norma que prohibía expresamente el envío de seres humanos por paquete postal.

En febrero de 1914 una niña de casi 6 años llamada May Pierstorff, fue enviada por sus padres en Grangeville, Idaho, a casa de sus abuelos, distante unos 117 km. El envío de la niña les costó 53 centavos en sellos. Viajó en un «tren correo» y el encargado del reparto, que era cartero, fue un pariente de la niña, que la entregó sana y salva a sus abuelos.

¡ALUCINANTE! ¡Niños enviados por correo!
Recreación periodística de la época

El de May no fue el primer caso de niños enviados por correo, en 1913 unos padres de un pueblo de Ohio pagaron 15 centavos en sellos para que el cartero rural llevase a su hijo, un bebé, a casa de sus abuelos a 1’5 km y que quedaba en la misma ruta de reparto. Los padres incluso contrataron un seguro, por si le ocurría algo al «paquete». Fue entregado sin ninguna incidencia.

¡ALUCINANTE! ¡Niños enviados por correo!
Recreación periodística de la época

El «reparto» más largo fue protagonizado por una niña de 6 años llamada Edna Neff, viajó en el tren correo desde Pensacola en Florida hasta Christainburg, en Virginia. Como no llegaba a las 50 libras (22’5 Kg) sólo les costó 15 centavos en sellos. ¡Una ganga! A finales de 1914, cansado de los nuevos casos de envío de niños de los que se iba haciendo eco la presa, el Director General de Correos dictó la normativa en la que se prohibía a todos los carteros recoger y entregar «seres humanos». La población no hizo caso de la normativa, y en el año 1915 se dieron varios casos más de niños enviados por correo. Los señores Combs de Missouri enviaron a su hija Helen por paquete postal a casa de sus abuelos, precio: 10 centavos en sellos, que suponemos pegaban en la ropa de la criatura. En Kentucky una niña de 3 años fue devuelta por sus abuelos a casa de sus padres. A raíz de este último caso, se publicó en un diario local que las autoridades estaban investigando el incumplimiento reiterado de la normativa sobre envío de seres humanos. A partir de esta noticia, los carteros, quizá temiendo perder sus empleos, dejaron de repartir esos especiales «paquetes postales».

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Imágenes: Las fotografías de portada son recreaciones de la época, hechas para ilustrar la noticia.