Entre las frases de amor eterno encontramos una que dice: Las cosas más bellas del mundo y mejores no se pueden ver ni siquiera tocar. Deben sentirse con el corazón. Y que ¡qué hermoso es estar enamorado, sentir algo inexplicable por una persona –cualquier persona–, a eso le llamamos amor. Pero mucho hemos escuchado que nos prometen amor eterno, o mejor, lo hacemos nosotros mismos. ¿Existirá de verdad? Pues la ciencia tiene una respuesta para ti.

Amor eterno, ¿existe de verdad? ¡La ciencia responde!

La psicóloga Bárbara Fredrickson tiene una teoría que cambiará todo lo que piensas conocer y más aún, tu creencia sobre el amor eterno. Para la investigadora de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), el amor es una conexión, más allá de que se piense que esta emoción mantiene un matrimonio duradero o se sienta por un lazo de sangre, o sea la pasión en una joven pareja. Es más bien cientos de emociones positivas que se comparte con las personas con quienes se conecte en el día a día.

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Los seres humanos tenemos la idea equivocada de confundir el romance y el compromiso de pareja, con el amor. El sentimiento va más allá de dos personas y es lo que Fredrickson trata de explicar. Ella también sostiene que, no solo con alguien cercano se puede experimentar lo que llama “micro momento de resonancia de la positividad”, es igual de posible tener esta conexión con un extraño. Y es que, si lo pensamos bien, ¿cuántas veces no te has enamorado de una persona que viste en el metro? Y al bajar, sentir como un extraño vacío, porque sabes que no la verás de nuevo.

El amor se siente en el cuerpo. Para este micro momento hay que estar con la persona físicamente y no solo en pensamientos. Biológicamente funciona de esta manera: se necesita de una conexión física para encender el sentimiento. Las neuronas espejo, la oxitocina y el tono vagal son los tres factores específicos de este vínculo físico. Son los responsables de lo que Fredrickson llama “amor”.

¿Cómo se refleja en nuestro cerebro?

Uri Hansson, psicóloga de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, realizó un experimento para mostrar lo que sucede dentro de los cerebros cuando se conecta en una conversación. Sin embargo, hicieron la dinámica un poco diferente a lo habitual. Grabaron a cada participante contando una anécdota importante, simulando conversar de manera natural. Luego reprodujeron la grabación a los demás participantes, y al final, les pidieron que les contaran lo que habían escuchado con el fin de saber quién era buen oyente y quién no.

Los buenos oyentes fueron aquellos que realmente hicieron «clic» en la conversación, incluso cuando no estaban frente a frente. La sincronización en los cerebros de ambas personas sugiere que tuvieron lo que sería un pequeño momento de amor.

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Y aunque en pocas palabras, esta teoría científica diga que el amor eterno está en nuestra imaginación, y que lo verdaderamente real en el amor son las veces que hagamos «clic» -conectemos- con alguien, no hay que perder las esperanzas en nuestras personas especiales.

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