¿Y si te dijéramos que en el Antiguo Egipto ya se practicaba un procedimiento de cirugía moderna? Aunque parece increíble, es cierto.

El doctor Richard Jackson, cirujano de la universidad de Brigham Young,  estaba realizando una prueba de ADN de rutina a una momia egipcia de 3.000 años de antigüedad, cuando descubrió un tornillo ortopédico de hierro de unos 23 centímetros en una de sus rodillas, lo que demuestra que en la medicina del Antiguo Egipto estaba mucho más desarrollada de lo que pensábamos.

Por si fuera poco, el doctor Richard Jackson comprobó que el tornillo ortopédico había sido fijado al hueso a través de resina orgánica, un componente muy semejante al cemento óseo (resina acrílica) que sea utiliza en la actualidad.

Ante la sorpresa, los investigadores decidieron perforar el hueso para poder insertar una cámara artroscópica y observar lo que había en su interior.

Descubren un tornillo ortopédico en una momia de más de tres mil años.

De esta manera, constaron que se trataba de una cirugía moderna que destaca por su precisión y  que se llevó a cabo hace 3.000 años.

“El pasador está hecho con un diseño parecido a los que utilizamos hoy en día para conseguir una buena estabilización del hueso”, destacó Jackson.

El origen de los tornillos ortopédicos

Los tornillos ortopédicos, también llamados clavos quirúrgicos, son un tipo de dispositivos que se emplean para reparar de forma quirúrgica un hueso fracturado y favorecer a una recuperación más rápida. Sin embargo, es un mecanismo relativamente reciente ya que se empezaron a utilizar durante la segunda guerra mundial.

El cirujano alemán Gerard Künstcher fue uno de los pioneros en esta técnica, cuando comenzó a insertar tornillos ortopédicos a los soldados alemanes, salvando la vida de innumerables heridos de guerra y facilitando su recuperación.

Una cirugía cuidada y muy avanzada

Según los investigadores, el egipcio encontrado con el tornillo ortopédico debió fallecer entre los siglos XVI y XI A.C y exhibe que los médicos del antiguo Egipto ya conocían esta técnica que a nuestra civilización le costó casi 2 mil años conocer.

Aunque, hasta la fecha, no se ha encontrado ninguna otra momia con señales de una cirugía similar, parece evidente que los cirujanos egipcios sabían lo que hacían por la precisión de la operación.

«Tengo que dar a los antiguos egipcios mucho crédito por lo que han hecho», quiso destacar el Dr. Wilfred Griggs, el coordinador del equipo de científicos que efectuaban las pruebas de ADN de la momia cuando se produjo este gran descubrimiento.

Imagen: Beyond Belief Archive