Es pequeñita, casi como la uña de un dedo, tiene una cara simpática y se llama Bagheera kiplingi. Es posible que al leer el nombre ya hayas dibujado una sonrisa amable en tu rostro al recordar a uno de los famosos personajes del «Libro de la Selva». Esta fascinante criatura fue descubierta en 1896 por los naturalistas George y Elizabeth Peckham y decidieron darle el nombre de su personaje favorito en la literatura. Luego, no tuvieron más que añadir el apellido del autor de la obra, Kipling.

Se merecía sin duda un buen nombre, porque nuestra pequeña amiga tiene una particularidad bien especial: ¡Es vegetariana! (o casi…)

Bagheera kiplingi, ¿carne? No gracias, mejor robo a las hormigas

A día de hoy se tienen clasificadas cerca de 4.000 especies de arañas. Estamos seguros de que quedan muchas, muchísimas aún por descubrir, de ahí que lo más probable es que nuestra Bagheera Kiplingi no sea la única araña vegetariana del mundo.

Hasta no hace mucho se pensaba que las arañas, esas queridas criaturas que residen en los rincones polvorientos de nuestras casas, y que tejen laboriosamente sus fantásticas y resistentes telas con la esperanza de cazar a un insecto infeliz, necesitan infectar a sus presas con un veneno para que sus cuerpos se «desintegren» o se «licuen» y poder así consumirlos más cómodamente. Escabroso pero eficaz. No obstante, con Bagheera esta concepción cambió radicalmente. A nuestra amiga le encantan las hojas de acacia, y las consume a grandes bocados.

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Te agradará saber que nuestra pequeña araña suele convivir con las hormigas y se «aprovecha» de ellas para alcanzar las mejores hojas en los suelos de México, Guatemala y Costa Rica. También adora el néctar, pero lo más habitual es que esta inteligente criatura, en vista de que no tiene ni dientes ni otras armas que le permita cortar las hojas, lo que suele hacer es «robar» las hojas ya cortadas a las hormigas. Fascinante, ¿verdad?

Fue el biólogo Christopher Meehan, de la Universidad de Villanova en Pennsylvania, quien las describió más detalladamente desde que 1896 lo hicieran George y Elizabeth Peckham. Gracias a él, sabemos por ejemplo que esta pequeña arañita es saltadora, y que como dato curioso, es de las pocas especies dentro de su familia que no devora a su pareja después del apareamiento. Lo que hace normalmente la Bagheera Kiplingi es unas curiosas madrigueras en el suelo donde cuidan a sus crías. No necesita elaborar telas para atrapar presas que devorar, puesto que lo que más le gusta, es devorar las hojas de acacia y en ocasiones, también gotitas de polen.

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Convive en tranquilo equilibrio con las hormigas. De hecho, el biólogo Christopher Meehan está investigando la posibilidad de que estas arañas desprendan un tipo de químico que les permita por ejemplo, tranquilizar a las hormigas en el momento en que se decide a «robar» las hojas de acacia ya cortadas. No obstante, cabe señalar un importante matiz: la Bagheera Kiplingi no es completamente «vegetariana», también tiene especial debilidad por las larvas de mosca que se encuentran en la corteza de las acacias. Es, como puedes ver, toda una «sibarita».

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