Bugarach es una pequeñísima pero inquietante población del sur de Francia. No tiene más de 176 habitantes, pero aún así, concentra en su famosa montaña, un sinfín de interrogantes y particularidades que la hacen única. Para empezar te diremos por ejemplo que sus estratos geológicos se disponen al revés, es decir, las capas más antiguas arriba y las más modernas abajo, una particularidad conocida como «cabalgamiento».

Ahora bien, esto no es lo único ni lo más importante. Los amantes de la ufología y de los fenómenos paranormales ven en la montaña de Bugarach todo un altar de la fenomenología de lo extraño. Aquí las brújulas se alteran, y las fotografías quedan casi siempre «oscurecidas». De hecho, hasta Julio Verne se inspiró en la montaña de Bugarach para escribir «Viaje al centro de la Tierra». ¿La razón? Es aquí donde se abre una de las cuevas más profundas del mundo.

¿Te gustaría saber más cosas sobre la llamada «montaña del fin de mundo»? Acompáñanos pues en este inquietante paseo.

Bugarach, la montaña que iba a salvarnos del fin del mundo

Este pequeño e idílico pueblo francés fue noticia en todo el planeta cuando el 21 de diciembre del 2012, muchos esperaban la llegada del fin del mundo anunciada por los Mayas (o al menos, interpretada por algunos de este modo). Debido a un inexplicable razonamiento se pensaba que el único escenario que quedaría en pie tras el «apocalipsis» era la montaña de Bugarach. La verdad es que nunca se entendió muy bien la razón por la cual, una serie de personas empezaron a proclamar que esta montaña era la salvación a esa inminente destrucción de nuestro mundo.

8215822177_b6c325f545_o (Copy)

Lo cierto es que los mayas nunca dijeron que la única localidad que iba a quedar a salvo del desastre, fuera Bugarach, es más, para muchos expertos la cultura maya ni tan solo conocía la existencia de otro continente. ¿Entonces? ¿Qué fue lo que ocurrió? La responsabilidad de esa idea «viral» fue de un conjunto de blogs y círculos esotéricos, y en especial, de los medios de comunicación que se hicieron eco de la noticia. Se llegó a tal extremo que las autoridades francesas se vieron obligadas a cerrar el acceso entre el 13 y el 22 de diciembre del 2012, puesto que se esperaba la llegada de decenas de sectas, o grupos como el Templo Solar, quien amenazaban con un suicidio colectivo. Afortunadamente, diciembre dio paso a enero del 2013, y no ocurrió nada. El mundo seguía «en pie».

¿Qué esconde la montaña Bugarach?

Se dice que es un enclave lleno de extrañas energías. Bugarach es territorio cátaro, salpicado de viñedos y viejos castillos modelando una localidad poco poblada, y que en el pasado, sirvió de refugio a sectas como los albigenses, y donde según dicen los amantes de los mitos, o las leyendas urbanas, es aquí donde se esconde el tesoro de los templarios, e incluso el mismísimo Santo Grial.

8215817343_7e68abf071_o (Copy)

No obstante, aún hay otro dato más inquietante: en este pueblo se alzaba una iglesia dedicada a María Magdalena, y donde hace un siglo, un párroco llamado Bérenger Saunière dijo haber descubierto en esta construcción, documentos que relacionaban a Bugarach con la dinastía merovingia, es decir, con descendientes de Jesús de Nazaret, según los evangelios apócrifos. De hecho, Dan Brown encontró bastante inspiración en este pueblo para su novela «El código Da Vinci».

2860509026_13aee8b79c_o (Copy)

Hemos de decirte también que si este escenario ha llamado tu atención y piensas en viajar a esta región francesa, es importante señalar que te será muy difícil encontrar alojamiento, y si lo hay, será especialmente caro (cerca de 1.500 euros por noche). En Bugarach hay pocos habitantes, pero los que hay, se aprovechan del «tirón mediático». Aquí, diariamente, llegan decenas de curiosos, de ufólogos, de miembros del New Age, de naturalistas o fanáticos del ocultismo… Toda una variedad de intereses, personalidades e inquietudes, que ven en esta montaña un portal a lo sobrenatural. De hecho, te gustará saber que Steven Spielberg se basó en esta montaña para crear la que aparecía en «Encuentros en la tercera fase». ¿La recuerdas?