El cabello largo ha representado en la mayoría de civilizaciones un signo de feminidad. Prácticamente todas las culturas desde la antigüedad, exceptuando la egipcia, valoraban que la mujer luciera una extensa cabellera ya que el único rol que las féminas podían ejercer socialmente era propiamente el de ser mujer y el pelo largo era un símbolo de todo ello. Por este motivo la cabeza rapada, fue el deplorable castigo más utilizado contra las mujeres a lo largo de la historia para humillarlas.
Cabeza rapada, el castigo contra las mujeres
El rapar la cabeza a una mujer como castigo es un hecho muy antiguo. Los asirios ya tenían leyes que otorgaban al marido la potestad de castigar a su esposa cortándole el pelo. En la zona mediterránea, en los primeros siglos de nuestra era, el cabello denotaba gloria y honor para la mujer y el afeitarlo implicaba vergüenza y era una deshonra. Se afeitaba la cabeza a las mujeres sospechosas de adulterio y a las esclavas. Durante la Edad Media se castigaba a las prostitutas rapándoles la cabeza y dejándolas «pelonas» de ahí el llamarlas «pelanduscas»
A Juana de Arco para humillarla, el 30 de mayo de 1431, le raparon la cabeza, y la llevaron a la plaza del mercado para leerle la sentencia. Santa Rosa de Lima, en su fervor religioso se rapó a sí misma para perder su feminidad y no atraer pretendientes que pudieran apartarla de su vocación de servicio a Dios.
El cabello largo es considerado también un símbolo de seducción y por ello antiguamente y en algunas culturas hoy en día las mujeres deben mantenerlo largo pero cubrirlo. Afortunadamente, la historia de la melena cambió a principios del siglo XX, cuando las mujeres empezaron a cortar su cabello voluntariamente a «lo garçon» como símbolo de rebeldía. El rol de la mujer estaba cambiando y el largo de la melena también. Sin embargo, el rapado total siguió siendo un castigo que se utilizaba en centros de reclusión de jóvenes y mujeres para conseguir que éstas obedecieran. En España, al finalizar la Guerra Civil, en muchos pueblos se afeitó la cabeza a las mujeres como castigo humillante por ser familiares de republicanos y haber pertenecido a ese bando.
También fue muy conocido el caso de las «femmes tondues» o «mujeres rapadas» que en 1945 fueron obligadas a desfilar por las calles de muchas ciudades y pueblos franceses, totalmente calvas y en ropa interior, como castigo por ser consideradas «colaboracionistas» con el enemigo nazi. El castigo se aplicó sin juicio y sin averiguar las circunstancias personales de esas mujeres que en algunos casos habían sido víctimas de violación.
Podríamos pensar que estos hechos son cosa del pasado, pero en abril de 2017, saltó a los medios de comunicación la actuación de un comandante de seguridad vial en Namibia que cortó él mismo, en plena calle, el pelo de sus subordinadas como castigo por no seguir la normativa. Debido al clamor popular que se creó, por considerar la población que con esa acción quería humillar a las mujeres, fue apartado del servicio.
En la actualidad la cabeza rapada tiene connotaciones muy diferentes. Desde Grace Jones en los años ochenta, Sinèad O’Connor o la misma Britney Spears, afeitarse el cuero cabelludo ha pasado a ser una señal de inconformismo y osadía y algunas mujeres no han dudado en lucir sus cráneos rapados para reivindicar el control sobre sus cuerpos y el derecho a expresarse como deseen.
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