Científicos, físicos, matemáticos e investigadores de todos los campos del saber nos han ofrecido en las últimas décadas respuestas a preguntas que la humanidad se hacía desde muchos siglos atrás. Sin embargo, aún quedan muchas cuestiones por responder. Acompáñanos a conocer 4 cosas para las que la ciencia no tiene explicación.
4 Cosas para las que la ciencia no tiene explicación de momento
1. Que tengan más genes los tomates que los humanos
En genómica existe un valor que se llama «valor C». Éste indica el tamaño que tiene el genoma de cada especie. Al principio se pensó que a mayor complejidad el valor C sería más grande. Pero no es así. Los tomates tienen más de 30.000 genes y, sin embargo, los seres humanos poco más de 20.000.
A este hecho se le conoce como «la paradoja del valor C». La respuesta a este enigma se encontró en el hecho de que en algunas especies existe un ADN vacío, que no contiene genes, por lo tanto un mayor genoma no implica más genes. Sin embargo el problema no queda resuelto ya que sigue sin saberse el motivo por el que unas especies más simples necesitan mucho más material genético que otras más complejas.
2. Que se haya encontrado cocaína en momias egipcias
La médico forense alemana Svetla Balabanova analizó los restos de varias momias de aproximadamente 5 mil años de antigüedad para averiguar si los faraones egipcios consumían algún tipo de droga. Para su sorpresa aparecieron restos de tabaco y cocaína en las momias.
Como ambas cosas son originarias de América del Sur y no hay evidencias de que ni en Asia ni en África las hubiera antes del descubrimiento, su aparición es inexplicable. Se desechó la contaminación ya que el tallo del cabello de las momias también contenía restos y no se puede contaminar. También se descartó que las momias fueran falsas. Se repitieron los análisis varias veces y se hicieron los mismos a momias del Museo Británico con idéntico resultado. La ciencia no tiene explicación de momento para este hallazgo.
3. Criaturas de la Cueva Movile de Rumanía
En 1986 se descubrió en Rumanía una cueva conocida como «Peștera Movile». Sus aguas subterráneas forman un ecosistema que no tiene igual en todo el mundo. La cueva ha permanecido aislada durante 5’5 millones de años y tiene unos niveles de oxígeno bajísimos a la vez que niveles muy altos de dióxido de carbono y de sulfuro de hidrógeno.
En estas condiciones se pensaba que la vida era imposible y, sin embargo, en la cueva se han hallado 48 especies y 33 de ellas solo se han encontrado en allí, son endémicas. Esas criaturas habitan en la oscuridad y la mayoría carecen de ojos utilizando para orientarse una especie de antenas.
4. Las bolas de fuego de Naga
Las bolas de fuego de Naga en Tailandia se han convertido en un espectáculo que atrae cada año miles de turistas. El fenómeno ocurre en el río Mekong y en él, cientos de bolas de fuego, del tamaño de un huevo y de colores brillantes, salen de las profundidades del río elevándose en el aire cerca de doscientos metros antes de desaparecer.
Hace siglos que se tiene noticia de las bolas de fuego. Naga y el río Mekong no es el único lugar del mundo en que pueden observarse, pero sí en esa cantidad y con esa asiduidad. Los científicos no saben exactamente qué son aunque apuntan a algún tipo de fermentación en el lecho del río.
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