Los gatos, como los perros o cualquier otro animal que haya formado parte de nuestra familia, nunca mueren: duermen en nuestro corazón.

Ahora bien, en la sociedad el duelo por la pérdida de una persona está asentado en nuestra mente y en nuestras tradiciones con una serie de rituales que, de alguna manera, nos ayudan a decir adiós al ser querido.

Con los animales no ocurre lo mismo, o al menos no es lo habitual. Seguro que también tú te has visto en la situación de tener que decir adiós a tu querida mascota y acudir a clase o al trabajo con un enorme pesar. Cuando alguien nos pregunta qué nos ocurre, es muy probable que no todo el mundo entienda por lo que estás pasando.

Perder a un gato duele, porque si los atendemos bien pueden llegar a tener una vida muy longeva y alzarse como auténticos cómplices en nuestro día a día.

Hoy en Supercurioso te ofrecemos unas pautas básicas para afrontar el duelo por la muerte de tu gato.

Cómo hacer frente a la muerte de tu gato

Los gatos son especiales. Se posicionan en el hogar por méritos propios, por ser melindrosos, elegantes, caprichosos, calculadores, dormilones, curiosos y unos seres que gustan por encima de todo, ser adorados como reyes de la casa. Nos cautivan con su mirada y con carácter. Entonces…. ¿Cómo decir adiós a una criatura tan especial?

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Ten en cuenta estos consejos.

1- Tienes derecho a pasar el duelo y a expresarlo sin que nadie se burle o te diga nada. Ello implica que debes llorar todo lo que necesites. Y más aún, si hay niños en casa es necesario acompañarles en este tránsito, que entiendan qué es la muerte y que puedan despedirse de su gato también.

El desahogo emocional siempre es muy necesario para poder afrontar este dolor.

2- Establece una despedida gradual. No importa si optamos por la incineración o por el enterramiento. El mayor dolor llegará cuando estemos en casa y nos demos cuenta del vacío: de rincón en el sofá, de su cesta de dormir, de sus comederos, sus juguetes, esa ventana al sol donde hacía la siesta…

Hay quien prefiere eliminar todo objeto que le recuerde al animal. No obstante, nosotros te recomendamos que lo hagas de forma gradual, poco a poco. Es menos traumático.

3- No focalices tus recuerdos en los instantes de dolor, sino en los grandes momentos. La muerte de tu gato puede haber sido traumática, por vejez o por enfermedad. Todo ello implica ciertas imágenes cargadas de sufrimiento que pueden quedarse en nuestra memoria.

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Evítalo, retrocede mejor a esos instantes de felicidad, de complicidad con tu gato: cuando te despertaba por las mañanas, cuando enroscaba su rabo en tus piernas pidiéndote algo, cuando te ronroneaba, cuando buscaba un rincón en tu cama para dormir a tu lado… Tienes millones de instantes en los que deleitarte. Tu compañero merece que lo recuerdes con una sonrisa, que lo honres con felicidad antes que con lágrimas.

4- La pérdida de un gato no se sana trayendo otro gato al hogar el mismo día. Hay quien ante la muerte de un animal, no tarda demasiado en adoptar a otro nuevo. Deja que pase un tiempo, permite que el vacío se llore, se acepte, se integre y se sane.

Ningún animal tiene la obligación de sustituir el vacío de otro. El próximo gatito que adoptes, si es que deseas hacerlo, debe construir su propio lugar y alzarse como un miembro nuevo en la familia, como alguien muy especial y por supuesto, único.

La vida siempre es hermosa con uno o más gatos en casa, pero todos nos dirán adiós en algún momento, es algo que debemos aceptar y saber afrontar sin esconder lágrimas o pesares.

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Ahora dinos…¿has sufrido la muerte de tu gato o de uno de ellos en los últimos tiempos? Háblanos de ello, si lo deseas, y descubre también la entrañable historia del gato callejero y «su dueño Bob».