En Supercurioso te contamos sobre algunas de las historias de hombres inocentes que fueron condenados a pasar su vida tras las rejas o en el peor de los casos condenados a muerte por crímenes que no cometieron. Descubre la segunda parte de esta interesante lista que pone al descubierto algunos de los errores judiciales que pueden dañar la vida de personas inocentes.

Condenados por error

1.James Bain

En el año 1974 un niño fue secuestrado de su casa en Lake Wales, Florida y forzado en un campo de béisbol. El pequeño afirmó que el hombre que había cometido tan horrible crimen era un afrodescendiente con bigote y patillas tupidas. Ante tal descripción, un pariente de James se comunica con la policía y les informa que pudiera tratarte de James.

Acto seguido se arresta a James Bain y se le enseña al niño unas fotos del mismo. El niño aseguró que se trataba de su agresor. Por otro lado, James insistía en su inocencia y afirmaba que en el momento del crimen se encontraba viendo la televisión junto a su hermana. Sin embargo, el jurado basó su veredicto en el reconocimiento fotográfico por parte del niño.

James Bain fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. No fue hasta el año 2001 cuando el estado de la Florida autorizó la utilización de pruebas de ADN para la revisión de ciertos casos. Bain solicitó esta prueba pero le fue negada.

En el año 2009 James logró que finalmente le autorizaran la prueba de ADN. Se procedió entonces a analizar una muestra de semen que fue encontrada en la ropa del niño, sorprendentemente no coincidió con la de James, por lo que un Juez lo declaró inocente y lo liberó inmediatamente. Bain fue compensado con 1 millón y medio de dólares por los 35 años que estuvo tras las rejas siendo inocente.

2. William Dillon

William Dillon también encabeza otro de esos casos en los que una persona es condenada a prisión y que años después, mediante las pruebas de ADN, se confirma que en realidad era inocente.

Dillon fue acusado y condenado por haber asesinado a golpes a James Dvorak, en las inmediaciones de Canova Beach. Mediante la identificación de un testigo y la declaración de un reo “informante”, el jurado declaró culpable a William.

En los cinco años posteriores a su condena William solicitó varias apelaciones, las cuales fueron rechazadas, así como también las solicitudes de una prueba de ADN. Finalmente y gracias al apoyo de la organización Innocence Project, le autorizan la realización de la prueba del ADN. Esta le permitió demostrar su inocencia y salir libre en el año 2008, tras cumplir 27 años en prisión.

Por desgracia, el sistema judicial está muy lejos de ser perfecto. Estos casos invitan a una profunda reflexión y rectificación de ciertos métodos y sistemas a través de los cuales se puede llegar a condenar a una persona.

Si bien en el caso de Dillon y Bain finalmente fueron declarados inocentes y recompensados económicamente por el tiempo que pasaron en prisión, nadie les podrá devolver los mejores años de sus vidas. Cabe decir, de todos modos, que corrieron con más suerte que otros acusados que han sido sentenciados y ejecutados a muerte sin ser culpables. ¿Qué tipo de cambios crees que deberían aplicarse en el sistema judicial para tratar de reducir a la máxima expresión este tipo de errores?