Lavar la toalla de baño, las sábanas, los paños de cocina… para limpiar un universo doméstico lleno de microbios. En un post anterior te hablamos sobre la tendencia moderna a ser “demasiado limpios” y te dimos algunos datos que, definitivamente, hay que poner en práctica para mantener nuestra salud.
Hoy te hablamos sobre la frecuencia con que deberíamos lavar la toalla de baño.
¿Cada cuánto tiempo deberíamos lavar la toalla de baño?
Cuando usamos una toalla para secarnos el cuerpo o las manos, dejamos en ella una gran parte de nosotros: células muertas, secreciones anales, vaginales y bucales, microbios de toda índole; todo eso es un caldo de cultivo perfecto para bacterias y hongos, y aunque la mayoría de los microbios que provienen de nuestro cuerpo son benignos, en las toallas se multiplican rápidamente.
Un microbiólogo y patólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, Philip Tierno, tiene una respuesta: “hay que lavar la toalla de baño a la tercera vez de uso”, y no secarse más veces. Esto es porque la humedad que dejamos en ella genera un ambiente ideal para los gérmenes y por eso, dice, “una toalla húmeda está creciendo hasta que se lava”, sobre todo porque no solemos colgarla en un lugar aireado y seco, sino en los percheros del baño.
Indica además que si hay olor es una señal de que hay que lavarla, aunque la hayamos usado unas pocas veces. Las toallas húmedas contienen todos los requisitos para que la vida microbiana prospere: temperaturas cálidas, agua, oxígeno, alimento y pH neutro. Nuestro cuerpo es quien provee esas condiciones, porque estamos cubiertos de microbios por dentro y por fuera.
Cuando la toalla absorbe la humedad del cuerpo, además de agua se depositan en ella restos celulares y secreciones que tenemos en nuestra piel; éstos serían los alimentos para los microbios. Claro que si son exclusivamente nuestros no corremos mayor peligro, pues como ya mencionamos, la mayoría de ellos no son perjudiciales.
Pero si compartimos la toalla, nos ponemos en contacto con organismos ajenos y con los cuales nuestro cuerpo no está acostumbrado a tratar, como el estafilococo áureo, que puede generarnos alguna fiebre, infecciones o una simple espinilla.
La idea es ser prudentes, y saber que lo mejor es lavar la toalla de baño cada tres días y ponerla a secar al sol, o al menos donde pueda airearse correctamente.
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