Los deportes de contacto se han convertido, en los últimos años, en una verdadera atracción. El número de sus practicantes ha subido exponencialmente, así como el de los espectadores para estos eventos, que pasan por el boxeo, el kick-boxing, el Muay Thai, el K1 o las MMA, entre otros. Su naturaleza, como parte de las disciplinas más mortales, da para muchas curiosidades. Veamos algunas de ellas.

La película que dio origen al fenómeno

pelicula bloodspot

“Bloodsport”, también llamada “Contacto Sangriento”, fue una de las películas más taquilleras de 1988. Protagonizada por Van Damme, narra la historia de la participación de Frank Dux en un campeonato clandestino de artes marciales en las que se busca al guerrero definitivo de entre todos los aspirantes, que practican disciplinas diferentes.

Lo que muchos no saben es que está basada en hechos reales. Según parece (aunque hay cierta controversia), Dux habría ganado en varias ocasiones los torneos en el “Kumité” en la vida real.

Por otra parte, la idea de este torneo también podría estar ligada al nacimiento de la UFC en 1993, donde el objetivo era el mismo: encontrar al mejor guerrero, fuera cual fuese su especialidad, enfrentando a atletas entre ellos hasta que solo quedase uno.

Con el paso de los años, y especialmente tras la ascensión de Dana White, la UFC se ha convertido en un auténtico espectáculo con audiencias que ya superan a muchos de los deportes “clásicos”. Se ha convertido en un fenómeno en apartados como las apuestas, cuyos portales han visto como sus apartados para MMA ganan cada vez más visitas y son una referencia para anunciar las posibilidades del luchador en su próximo combate.

El boxeo, un clásico cuyos combates duran lo que duran

Tal vez sea el deporte de contacto más popular. Esta disciplina es uno de los deportes de referencia en diversos países, como los Estados Unidos, México, Tailandia o Cuba. Aunque su origen es, en realidad, inglés.

Algunos de los boxeadores más populares, como Mayweather o el Canelo Álvarez, están entre los deportistas mejor pagados por su habilidad y su capacidad para el espectáculo. Habitualmente, un combate de boxeo se alarga durante 12 (hasta 1983 eran 15) asaltos de 3 minutos cada uno, con 1 minuto de descanso entre ellos. Pero no siempre las reglas han sido iguales.

En 1883 no se daba siempre esta limitación de “rounds”, por lo que un combate podía durar poco… o muchísimo. Para muestra, la contienda que enfrentó a Jack Burke y a Andy Brown ese año, que se alargó más de 7 horas y cuarto. Eso son más de 100 asaltos, casi 10 veces el máximo actual. Todo para acabar en un resultado “nulo”; eso sí, establecieron un auténtico récord.

Cuando hablamos del caso contario, es decir, el más corto, a todos viene a la mente Mike “Iron” Tyson, con su potencial noqueador. Sin embargo, el tiempo más corto lo estableció Mike Collins con 4 segundos al tumbar a Pat Brownson nada más empezar la contienda. Tal vez un golpe afortunado o, simplemente, una superioridad aplastante.

Muay Thai, una auténtica devoción en Tailandia

El boxeo tailandés dejó de ser un desconocido para el gran público gracias a, una vez más, una película de Van Damme. Corría el año 1989 cuando se estrenaba “Kickboxer” donde el héroe americano se enfrentaba a un destructor tailandés malvado que utilizaba todos sus recursos para causarle graves lesiones, como ya había hecho con su hermano, al que Van Damme quería vengar.

Sin embargo, Hollywood, en esta ocasión, como en otras, no consiguió reflejar del todo la verdadera naturaleza de este fenómeno, en aras de darle más espectacularidad a la película y más protagonismo épico al luchador patrio.

Lo cierto es que en el Muay Thai existe un respeto enorme, pese a la brutalidad de las peleas, al hecho de que el peleador suele ser una persona que se gana la vida para él y su familia a través de este deporte. Por tanto, lesionar al adversario está visto de forma muy negativa por parte de aquella sociedad. Otro de los factores característicos es la peculiar música que suena durante los combates; en cada asalto es diferente y sube de intensidad al mismo tiempo que lo hacen los combatientes, creando una suerte de banda sonora de lo más peculiar e integrada.