El lugar más silencioso del mundo está en en un centro de arquitectura de Minessota, justo en los laboratorios Orfield de acústica. Y no lo decimos nosotros, sino una certificación Guiness que lo define como el lugar más tranquilo de la Tierra, porque en este espacio singular y único, ningún sonido osa irrumpir tal sutil equilibrio. 

Ahora bien, el silencio es algo que a todos nos atrae en determinados momentos, pero en ocasiones, esa calma exterior puede producirnos inquietantes variaciones en nuestro interior, en especial si dicha calma es tan intensa. Es como quedar suspendidos en un abismo hueco, sin vida, sin movimiento, ahí donde nuestra mente, de pronto experimenta una singular desesperación.

Hoy en Supercurioso queremos hablarte del lugar más silencioso del mundo.

La habitación anecoica de Minessota, el lugar más tranquilo del mundo

Es posible que la palabra anecoica te llame la atención. Significa «sin eco», y eso es lo que llevaron a cabo en esta cámara de los laboratorios Orfield. Se trata de una habitación carente de eco construida a través de dobles paredes de acero, suelos de malla y paredes dispuestas a base de fibra de vidrio, y espectaculares cuñas acústicas.

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Te preguntarás también qué finalidad tiene esta habitación donde el sonido, queda aislado y donde el eco no existe. Es un laboratorio, y por lo tanto un centro de experimentación donde fabricantes como Harley Davidson, o incluso la propia NASA, suelen utilizarla como escenario de pruebas con los que obtener datos para mejorar sus productos, o para entrenar a los astronautas. Empresas que fabrican lavadoras, por ejemplo, también necesitan este tipo de laboratorios para conseguir, como puedes imaginar, que las nuevas generaciones de electrodomésticos sean más silenciosos.

Ahora bien, los laboratorios Orfield, y en especial su responsable y fundador, el propio Stevern Orfield suele utilizar su famosa cámara anecoica para experimentar, o mejor dicho retar al ser humano. La idea básica según él, es desafiar a la gente a sentarse en la cámara a oscuras, y poder permanecer en ella durante 45 minutos. ¿Y por qué 45 minutos? Porque nadie ha podido estar tanto tiempo. ¡Imposible!

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Lo sabemos, a simple vista no parece una cámara de tortura, pero sin embargo, lo es. Imagínalo durante unos instantes. Te dejan en este espacio donde no existe el sonido, donde quedas completamente a oscuras y donde la «nada» más absoluta, empieza a abrazarte, a asfixiarte casi. Lo que ocurre, es que cuando dejamos de recibir estímulos externos nuestra mente empieza entonces a tomar más conciencia de uno mismo. ¿Debería ser esto peligroso? No en cierto modo, pero la experiencia resulta sumamente curiosa.

Todos los que han pasado por la cámara Orfield, explican que de pronto, empiezan a escuchar sus propios sonidos digestivos, el latido de su corazón, su respiración, la circulación sanguínea… Es como si cada órgano adquiriera vida propia de un modo monstruoso casi, y cada uno de esos sonidos orgánicos, privados e inapreciables en la vida diaria, empiezan a reverberar de un modo casi aterrador. Y nadie, nadie ha podido estar más de media hora.

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Podríamos decir que el ser humano está íntimamente acostumbrado a todo tipo de sonidos externos, pero no a ese mundo interior donde queda suspendidos con nuestros propios pensamientos y ese motor interno que nos da vida, esencia y aliento: el corazón, los pulmones, el estómago, el leve crujido de nuestros huesos al movernos…

El señor Orfield indica que siempre es necesario ofrecer a los sujetos experimentales una silla, porque de no hacerlo, a los pocos minutos pueden sentir mareos e incluso perder el equilibro. Realmente curioso, no hay duda. Y recuerda, si te ha gustado este artículo sobre el lugar más tranquilo sobre la tierra, conoce también cuál es el sonido más desagradable del mundo.