Estamos en Avon, una importante ciudad de Indiana famosa sobre todo por una cosa, por un elemento arquitectónico muy transitado que arranca más de un escalofrío a cada viajero que pasa cada día en tren por este puente, por este viejo puente de ferrocarril construido en 1850.

Nunca llegaremos a entender muy bien la razón del por qué hay escenarios donde se hunden las raíces de lo sobrenatural, de lo extraño, y ante todo, de la tragedia. Son dramas fortuitos que dejan su impronta y esa huella de dolor que el tiempo nunca acaba de difuminar, al contrario,  permite que emerjan después en forma de sombras,  de espectros fantasmales que nos recuerdan lo ocurrido en aquel pasado, entre lamentos e inquietante angustia.

Hoy en Supercurioso te invitamos a conocer el puente embrujado de Avon.

Las tragedias que «han construido» el puente de Avon, en Indiana

Es posible que te llame la atención el anterior título: las tragedias que «han construido» el puente de Avon. ¿Adivinas por qué razón hemos incluido esta palabra? Básicamente porque en este puente férreo no hay solo cemento, hierro, piedras y hormigón. También hay seres humanos en el interior de sus poderosos muros. Pensar en ello nos eriza la piel, pero aún es más impactante conocer la historia que hila este matiz. Empezaremos contándote que este puente fue levantado por inmigrantes irlandeses que fueron contratados a muy bajo precio, y que además, trabajaron con unas medidas de seguridad muy bajas.

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Se cuenta que una de las plataformas se vino al suelo de pronto durante la construcción, provocando que uno de los trabajadores cayera sobre una cuba de cemento. Era demasiado profunda y por mucho que los compañeros intentaran alcanzarlo, ningún esfuerzo obtuvo resultado. El cuerpo de este pobre irlandés quedó para siempre «incrustado» en los cimientos del puente. ¿Terminan aquí las historias trágicas asociadas al puente de Avon? En absoluto. Durante la construcción, un segundo hombre murió «casi» en las mismas circunstancias.

Era de noche y uno de los obreros avanzaba por la zona bastante ebrio. Perdió el equilibrio y se hundió también en una zona donde se extendía cemento fresco. Cuenta la leyenda urbana que del cadáver solo emergía a la mañana suguiente un brazo, el resto del cuerpo estaba en el interior de la estructura. Una vez más, se prefirió dejar el cuerpo en el interior antes que darle una correcta sepultura. Dicen las malas lenguas de Avon que se decidió «cortar ese brazo» y continuar así con los trabajos. Terrible, sin duda.

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Desde entonces, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, las apariciones han sido continuas. No se sabe muy bien por qué pero los fantasmas de estas personas fallecidas suelen aparecer sobre todo en verano, siendo visibles hasta por los viajeros que pasan por esta zona en tren. No obstante, cabe añadir a este retrato fantasmal y de tragedias, una historia que también nos deja sin aliento. Ya a mediados del siglo pasado, se cuenta que una mujer cruzó este puente con su bebé en brazos con la intención de buscar un médico. Pero nunca llegó. Su pie quedó atrapado en las vías del tren, para seguidamente, ser arrollada con su hijo. A día de hoy, son muchos los que han oído por las noches los gritos de una mujer desesperada, y los lloros de una criatura muy pequeña.

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Dramas horribles que se inscriben en los muros de este puente y en las vías de tren que lo cruzan. Si alguna vez viajas a Avon, en Indiana, los lugareños no dudarán en contarte estas y otras historias inexplicables ligadas a este escenario embrujado.

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