De no haber sido por la entrada mortal y pandémica del sida en los años 80, el cáncer podría haber sido unánimemente la enfermedad más representativa del siglo XX, tal y como lo fueron la peste en el siglo XIV o la tuberculosis en el XIX.

Esta reproducción anómala de las células que puede conducir a la muerte si no se trata ha sido intensamente estudiada, especialmente desde la segunda mitad del siglo pasado, y han llegado a diferenciarse hasta 200 tipos de cáncer que pueden hacer de nuestra vida un infierno; esto ha hecho que la enfermedad sea vista como un mal moderno, cuando en realidad tiene una larga historia.

¿Es que en la Antigüedad no tenían cáncer?

El origen del nombre de la enfermedad puede dar una idea de cuán antiguo es el conocimiento del ser humano sobre ella: fue el padre de la medicina, Hipócrates (460 a.C. -370 a.C.) el primero en hablar de “carcinos” producido por un desequilibrio en los fluidos corporales, aunque naturalmente, la existencia de este mal es muy anterior a nuestro conocimiento sobre él, como han evidenciado recientes trabajos arqueológicos y la aparición de una nueva disciplina: la paleoncología.

Hipócrates
Hipócrates

Análisis contemporáneos realizados a momias egipcias han mostrado evidencias de cáncer hace 3.400 años y ahora hay nuevas evidencias que apuntan a su presencia hace 7.000 años, cuando el actual modelo civilizatorio –al que muchas veces se achaca el surgimiento de esta enfermedad– era incipiente o ni siquiera había comenzado a propagarse por todo el mundo, como un cáncer.

Momia egipcia
Momia egipcia

En gran parte este interés por conocer y difundir los antecedentes de esta enfermedad se debe a una arqueóloga, Kathryn Hunt. A los 22 años Hunt se encontraba en una expedición en Egipto cuando se le detectó un cáncer. La combinación de su vocación con esta patología la llevó a interesarse por la bioarqueología y a buscar evidencias en torno al cáncer en documentos antiguos, y no sólo consiguió descripciones de la misma, sino también tratamientos parecidos a los que se aplican hoy en día.

«Los antiguos tratamientos médicos coinciden con muchos de los que hoy en día se utilizan en la quimioterapia moderna. Ya utilizaban el ayuno, la cauterización y plantas medicinales relacionadas como el tártago o el Ecballium elaterium».

Producto de este interés ha sido la fundación, junto a otros colegas, de la Organización de Investigación de la Paleo-Oncología. Para Hunt, conocer y difundir la historia de esta patología es fundamental para librar a los pacientes actuales del sentimiento de culpa causado por la aparición del mal, que tanto daño hace en los procesos de curación, y a entender que sólo se trata de una enfermedad más.

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