El cuerpo humano envía señales sobre nuestro carácter de forma involuntaria. Dispara lenguajes no verbales como si ansiara que el resto del mundo conociera si somos de una forma o de otra, aún cuando a veces no tenemos mayor interés en ello: con extraños, psicópatas o personas latosas, por ejemplo.
Seguramente has oído la frase popular que refiere que al buen entendedor, pocas palabras ¿sí?. Pero, ¿qué tal si este dicho lo cambiamos a: al buen observador pocas palabras? Porque como afirmamos en líneas anteriores, lo que no transmitimos con la expresión vocal, puede desvelar con claridad parte de lo que somos y cómo somos.
Y si estás bajo el foco de una persona observadora, tu forma de caminar tal vez le revela tu personalidad. ¿Será posible? Te lo contamos a continuación.
¿Tu forma de caminar revela tu personalidad?
En 1935 el psicólogo Werner Wolff, intrigado por la posible relación entre la forma de caminar y la personalidad, filmó a cinco hombres y tres mujeres, sin que estuviesen al tanto de esto. Todos llevaban overoles de trabajo mientras jugaban a lanzar aros, por lo que la vestimenta no influiría en el resultado final del primer estudio científico vinculado al tema.
El video fue editado de manera que, aunque los participantes se conocieran entre sí, no pudiesen distinguir a sus compañeros. Las caras fueron censuradas y se les pidió que analizaran la personalidad de cada uno, de acuerdo a la forma en la que se balanceaban sus cuerpos.
Los participantes describían a sus compañeros incógnitos como: “pretencioso”, «Internamente inseguro, aunque intenta aparentar seguridad ante los demás», «Deliberadamente vanidoso, desesperado por ser admirado”, «Aburrido, de alguna forma servil, inseguro».
Este desenlace incuestionablemente arrojó que cabe la posibilidad de figurar cómo son las personas según su manera de andar. Sin embargo, las averiguaciones se realizaron con individuos que estaban relacionados, por tanto el estudio se consideró inexacto.
Dos formas de caminar
Más adelante, en la década de los 80s, un grupo de investigadores estadounidenses halló, colocando sensores de luz en los cuerpos de los objetos de estudio, que existían dos estilos de caminar: uno jovial y fresco y otro más maduro. En el primero, los pasos son más rápidos y hay mayor movilidad de caderas y brazos; en el segundo, los pasos son cortos y el cuerpo se encuentra encorvado hacia delante.
Los especialistas concluyeron que las personas que caminaban con un estilo juvenil, eran más felices, confiadas y optimistas, caso contrario a los de andar lento y rígido, que denotaron características menos positivas.
Hace unos años, un equipo de especialistas británicos y suizos aplicó la misma observación que los investigadores estadounidenses mediante sensores de luz, pero incorporando un elemento extra. Pues le pidieron a los involucrados que detallaran cómo se percibían a sí mismos para comparar sus descripciones con los resultados arrojados por el equipo tecnológico que registra movimientos.
A partir de este estudio, coincidieron en que hay dos formas principales de caminar, aunque se refirieron a ellas de modo diferente: la primera, es más confiada y extrovertida. La segunda, más lenta y calmada, sugiere estabilidad emocional.
Lo curioso es que los detalles suministrados por las personas involucradas en el trabajo investigativo concordaron con lo arrojado en el análisis visual.
El lado oscuro del estudio
Según lo expuesto anteriormente, bien es cierto que la forma de caminar revela tu personalidad, en cierto modo. Lo terrorífico de este hecho es que los psicópatas están al tanto de ello y lo usan como parte de su modus operandi para cazar víctimas.
Así lo confirmó un equipo de especialistas japoneses en 2006. Con un nuevo enfoque, pidieron a un grupo de hombres que determinaran -mediante las visuales arrojadas por los sensores de luz- con qué chicas podrían tener acercamientos inapropiados. Ellos confesaron que las que daban pasos más cortos y oscilaciones discretas, por la vulnerabilidad que emitían, eran idóneas para llevar a cabo este tipo de aproximación.
La buena noticia es que, es posible imitar estilos de caminar menos vulnerables para aplicarlos en ambientes inseguros, a fin de mimetizarnos ante amenazas. Pero ve con cuidado si los empleas para tratar de impresionar a otros, ¡podría resultar totalmente opuesto a lo que esperas!
¿Estás de acuerdo que la forma de caminar revela tu personalidad? ¿Eres confiado y extrovertido o más calmado y centrado? ¡Cuéntanos!
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