El folclore islandés es maravillosamente fecundo. En un país en el que la naturaleza es extrema y tiene algo de sobrenatural, no es extraño que abunden las leyendas sobre seres extraordinarios. Quizá una de las más interesantes es la de los Húldufolks, los seres invisibles de Islandia. Y estos personajes no son otros que los elfos .
Húldufolks, los seres invisibles de Islandia
El origen de los Húldufolks entronca con la tradición cristiana. Hemos de remontarnos a la época anterior a la expulsión de Adán y Eva del paraíso. La leyenda cuenta que la pareja tenía una numerosa prole y un día, Dios decidió visitarlos. En ese momento la mujer estaba bañando a sus hijos. Dios le pidió que le presentase a su descendencia y Adán y Eva le mostraron a sus retoños. Dios les preguntó si no tenían más hijos. Ellos respondieron que no, pero Dios, que es omnisciente, sabía que le estaban mintiendo. Eva había ocultado a los niños que aún no había lavado por vergüenza a que aparecieran sucios ante la divinidad. Como castigo, Dios les dijo que lo que se había ocultado a sus ojos, también permanecería oculto a los ojos de los hombres. La leyenda dice que de esos chiquillos descienden los húldufolks, los seres invisibles. En general se considera que húldufolk y elfo son sinónimos. Viven en los bosques, en las colinas y entre las rocas, y sólo podremos verlos si ellos quieren.
El término húldufolk proviene de las palabras «huldu», que quiere decir «que pertenece al secreto» y «folk» traducido como «gente» o «popular». Algunos historiadores creen que el término se acuñó para evitar pronunciar directamente la palabra «Álfar» o elfo. Su origen se remonta al siglo XII. Si quieres avistarlos o conectar con ellos, existen 4 momentos en el año en que la tradición dice que es posible hacerlo: la noche de Navidad, la víspera de Año Nuevo, la noche de Reyes y la noche de San Juan.
La creencia en estos seres está muy extendida en Islandia, incluso en la actualidad. Una encuesta realizada en el país dio como resultado que el 10% de los interrogados no creían en la existencia de los húldufolks, otro 10% creía en ellos sin ningún género de duda y, asombrosamente, el 80% restante no se definían. Para ellos existía la posibilidad de que fueran reales. Así no es de extrañar que incluso se haya impedido la construcción de alguna carretera por cruzar una zona que tradicionalmente se dice habitada por estos seres invisibles.
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