Hace poco más de 1.000 años, un millar de vikingos desembarcaron y se establecieron en una isla fría y volcánica del noroeste de Europa, y allí fueron generando una descendencia que se mantuvo aislada en gran medida del resto de Europa, y que hoy en día conforma la población de la república de Islandia; 320.000 habitantes que casi pueden rastrear su historia hasta la llegada de esos primeros colonos procedentes de Noruega y que arribaron a sus costas alrededor del décimo siglo d.C.
Un laboratorio genético del tamaño de un país
El hecho de que la población de Islandia se haya mantenido relativamente aislada del resto del mundo y que existan registros familiares que en muchos casos se remontan a 1.000 años atrás, hacen de Islandia un laboratorio natural para los estudios de los cambios y mutaciones que han sufrido los seres humanos en su código genético.
Así lo entendió Kari Stefansson, un genetista internacionalmente reconocido y fundador de la empresa deCODE, con la que ha realizado el más completo estudio genético que se haya hecho en país alguno, al “leer” el genoma de 2.636 islandeses y proyectar los resultados sobre otros 104.220 isleños.
De Islandia para el mundo
El levantamiento de este mapa genético, que abarca un tercio de la población de Islandia, ya ha arrojado algunos resultados interesantes y de relevancia para toda la especie humana, como es el hecho de que un 8% de la población tenga al menos un gen importante anulado, o desactivado por una mutación. Aparentemente estas mutaciones estarían presentes en todos los humanos, y aquí se ha abierto un campo en el que habrá que profundizar para saber cómo afecta esto al desarrollo de la especie.
La edad del primer hombre
Este estudio permitió también datar con precisión hace cuánto vivió el primer ser humano que podría ser considerado como tal. Los genetistas islandeses estiman que el primer ser humano de sexo masculino vivió hace 239.000 años, que contrasta con un estudio realizado por la Universidad de Arizona en 2013, que estimó la antigüedad del primer ser humano en unos 340.000 años. Dado que la edad de la llamada “Eva mitocondrial” se calculó en 200.000 años, es probable que los investigadores islandeses estén más cerca de la fecha real de nuestros inicios.
Cuando los primeros vikingos desembarcaron en las frías costas de Islandia no imaginaban que entre sus pertenencias más íntimas, su ADN, llevaban verdaderos tesoros para el conocimiento de nuestra humanidad.
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