La mitología está plagada de personajes y leyendas que se han ido construyendo y heredando de generación en generación, constituyendo el acervo cultural de los pueblos. En el caso de Grecia y de Roma, legaron al mundo la mayor riqueza en este sentido. Entre los dioses romanos encontramos figuras de gran simbolismo y poder, como Júpiter, Minerva, Mercurio o Venus. Pero destaca una deidad femenina con poderes particulares, que incluso ha sido considerada como la antecesora de las brujas modernas. Se trata de Invidia, la diosa de la envidia y de los celos.

La historia de las brujas es tan antigua como la propia existencia del hombre. Generalmente está asociada a la malignidad y al oscurantismo, y reducida en mayoría casi absoluta a las mujeres. Pero en la mitología griega hayamos a un personaje del que parecen partir la concepción que se fue tejiendo del término bruja, desde la antigüedad y hasta nuestros días. La diosa de la envidia romana era una deidad particular. Tanta negatividad llegó a generarse en torno a su influencia, que a pesar de ser una de las diosas del Panteón, los romanos diseñaron toda clase de hechizos y rituales para mantenerla alejada, así como amuletos para contrarrestar su influencia. Conozcamos la historia de quién fue Invidia.

Quién era Invidia, la diosa romana de la envidia

diosa de la envidia

Si bien existen notables diferencias entre los dioses griegos y romanos, la mayoría de los que aparecen en una mitología, se replican en la otra con diferentes nombres. Es el caso del Júpiter romano que es el mismo Zeus griego, o de Minerva, la diosa de la sabiduría romana, que es la misma que la Atenea griega. Pero en el caso de Indivia hay ciertas diferencias. Los griegos tenían a dos deidades asociadas a esta clase de males: Némesis, diosas de la venganza y Ptono, diosa de las celos. Los romanos unieron a ambas personalidades en Invidia, la diosa de la envidia, los celos y las venganzas.

Aquella deidad era dotada con una descripción horrible: una mujer con serpientes en la cabeza en lugar de cabello, y también en las manos. El poeta latino Ovidio la menciona en su obra La Metamorfosis, diciendo que tenía un rostro pálido y enfermizo, un cuerpo largo, delgado y gastado. Que sus dientes estaban descoloridos y podridos, su pecho era de un extraño tono verdoso y su lengua era larga y goteaba veneno. También hizo referencia a sus ojos entrecerrados, de los que salía una mirada pesada y turbia con la que tenía el poder de lanzar el mal de ojo, que después se le atribuyó también a las brujas.

En efecto, la diosa de la envidia parece encerrar en su actuar el pecado capital que aparece como móvil de los actos de las brujas en muchas ocasiones. El término Invidia significa «mirar muy de cerca», «mirar en contra» o «mirar de manera hostil». Este tipo de mirada se consideraba una agresión y se la relacionaba con el mal de ojo. Invidia y las brujas comparten esta habilidad, que se define como un tipo de maldición que puede generar enfermedades, desgracias o incluso la misma muerte en la persona que las recibe, y que se puede conjurar tan solo mirando a la otra persona.

La leyenda de su origen

mitología romana

El origen de la diosa de la envidia es bastante particular. Se cuenta que su primera aparición ocurrió tras el nacimiento de Erictonio. Lo que cuenta la leyenda es que Vulcano intentaría violar a la diosa Minerva. No lo logró y su semen cayó sobre la tierra. De aquella fertilización nacería Erictonio, que sería entregado por Tellus, la diosa de la Tierra, a Minerva. Pero la diosa no quería recibir ni criar al pequeño. Entonces confió su cuidado a las hermanas Aglauro, Pándroso y Herse. Entregó al niño en un cesto, no sin antes prohibir expresamente a sus cuidadoras que lo abrieran.

Pero ellas le desobedecieron. Entonces la diosa decidió vengarse de la desobediencia de las hermanas. Pasado un tiempo, el dios Mercurio visitó la ciudad donde vivían las tres chicas y se enamoró perdidamente de Herse. Pidió entonces a su hermana Aglauro que intercediera a su favor para conseguir el amor de la joven. Fue allí cuando Minerva creó y lanzó a Invidia, que se apoderó de la voluntad de Aglauro. La joven fue sometida por la idea de que su hermana tendría un matrimonio y una vida mucho más felices que la propia, y ardió de celos. Entonces, lejos de mediar, se interpuso con todos sus recursos en el encuentro entre Mercurio y Herse. El dios se llenó de ira por aquella actitud que era generada por la diosa de la envidia, convirtiendo a Aglauro en una roca negra y fría.

El mito de Invidia y Narciso

Otro de los episodios más notables de la mitología romana en el que aparece Indivia es el relacionado con la trágica muerte de Narciso. Aquel era un joven de hermosura extrema, que enamoraba tanto a mujeres como a hombres. Justo un muchacho que sufría su rechazo le pidió a la diosa de la envidia que le hiciera sufrir el dolor de un amor no correspondido. La diosa bruja Invidia aceptó la solicitud y un día que Narciso se acercó a beber agua a un río le hizo ver su reflejo en el agua y enamorarse de él. Al no poder conseguir al ser amado, por tratarse de su propio reflejo, Narciso se lanzó al agua suicidándose y los dioses lo transformaron en una flor: el Narciso. Sobre este episodio también se teje una leyenda alterna: el mito de Eco y Narciso.

La diosa de la envidia y los demonios femeninos

Invidia

Con Invidia se relacionan dos temibles demonios femeninos: Abyzou y Gello. Ambos se creía que eran los causantes de abortos y muertes de bebés por culpa de la envidia. Mal de ojo, envidia, muerte y enfermedad de niños pequeños, así como características físicas desagradables, conformaron la idea que en siglos posteriores se tuvo sobre cómo eran las brujas y cuales eran sus actos.

Si te ha interesado la peculiar historia de Indivia, la diosa de la envidia, te invitamos a que descubras este artículo con los más interesantes libros sobre la mitología griega. Si bien tienen diferencias con los romanos, también te asombrarán las similitudes. Y si eres de los que creen que Invidia pudo ser antecesora de las brujas modernas, disfruta de estas insólitas imágenes de brujas, un reflejo del mal y sus conjuros en la historia.