¿Eres una lectora de Supercurioso virgen, y a menudo te sientes aletargada, débil, quizás afiebrada? ¿Al mirarte al espejo te has observado pálida, ligeramente verde? En otro tiempo, hubieras padecido clorosis, una enfermedad actualmente descartada por la medicina.

Clorosis, la enfermedad de las vírgenes

En el siglo XVI no lo hubieran pensado dos veces antes de diagnosticar a la joven afectada de debilidad y un ligero tono verdoso en la piel una Clorosis, aunque quizás la hubiesen llamado con otros nombres igual de sugestivos, como “morbus virgineus”, “anemia hipocrómica” o “febris amatoria”.

melancolía

La enfermedad verde era una de esas afecciones que sólo atacaban a las mujeres, como la histeria o el “útero errante” (la creencia de que el útero se desplazaba dentro del cuerpo afectando a los otros órganos y produciendo “malos humores”…) y podía presentarse en dos momentos de la vida: cuando se daba la primera menstruación o cuando se iba definitivamente.

Causas de la Clorosis

Los médicos, entre el siglo XV y el XVIII, creían que esta enfermedad se debía a que antes de la primera menstruación el cuerpo de la niña retenía distintos líquidos o humores que creaban un espacio cenagoso que generaba desánimo y un aspecto pálido o verdoso. Después de la menstruación la enfermedad podía deberse a que el cuerpo ansiaba la maternidad y no podía lograrla.

Remedios para melancólicas

Para la clorosis se sugerían tres curas o tratamientos: tomar “agua de acero” (vino blanco caliente con especias y limaduras de acero); luchar contra el ocio a través de actividades físicas tanto en el hogar como en el campo; y probablemente la cura más usada y más efectiva: deshacerse de la virginidad, convivir con un hombre. La clorosis desaparecía completamente con la llegada del primer hijo.

virginidad

Hasta hace pocos años (al menos durante mi niñez), se podía escuchar a mujeres decir de otras que, lo que sea que tuvieran, se les quitaría «al casarse», y definitivamente cuando parieran. Es una muestra de cómo algunas supersticiones, falsos mitos o creencias equivocadas han sobrevivido hasta épocas muy recientes sobre todo para explicar comportamientos de ansiedad o de rebeldía.

La cura definitiva: la abolición de la enfermedad

Existen escritos sobre obstetricia y ginecología casi tan antiguos como la invención de la escritura (el papiro de Lahun, el texto más antiguo con información ginecológica data del 1800 a.C., casi 5.000 años), y sin embargo el conocimiento del cuerpo femenino estuvo rodeado de misterio y de malentendidos hasta principios del siglo XX. Por casi 400 años la clorosis se diagnosticó con frecuencia a las adolescentes y jóvenes casaderas, y la “enfermedad” se incrementó en la medida en que aumentaba el tiempo entre la primera menstruación y el matrimonio.

virgen

Aunque la clorosis fue descartada como enfermedad en las primeras décadas del siglo XX, gracias a una combinación de factores como el surgimiento del psicoanálisis, las luchas por los derechos de la mujer y una medicina más experimental y menos moralista, todavía hubo algunos médicos que la siguieron diagnosticando hasta fechas tan cercanas como 1987.

Hoy en día algunas condiciones anémicas son denominadas “clorosis”, pero el término tiene otras connotaciones.

Tal vez este desconocimiento del cuerpo de la mujer haya sido parte del temor ancestral del hombre por la capacidad femenina de engendrar y parir, y de sangrar mensualmente sin enfermarse. Tal vez, también, por ello todos los cercos culturales que han edificado en torno a la sexualidad femenina, los tabúes y las prohibiciones, que favorecieron el desarrollo de “enfermedades” asociadas a la condición de mujer reprimiendo groseramente el espíritu femenino.

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