La llaman la isla errante. San Borondón aparece en muchos libros de historia y geografía como «leyenda popular», como esos mitos que a uno le gusta recordar cuando pasea y atisba el horizonte marino en una tarde de calma y, de pronto, ve apuntar un pedacito de tierra que tal vez… Que tal vez sea San Borondón, la isla que aparece y desaparece.

En Supercurioso te hemos hablado de otras islas inquietantes como Sandy Island o la Isla de Sark, temas que tienen mucho en común y que siempre son de nuestro interés, porque el mundo, la naturaleza, esconde en sus bellas entrañas singulares enigmas que nos siguen haciendo soñar.

Así que… ¿Existe o no existe la isla de San Borondón? Te lo explicamos.

La isla errante: San Borondón

¿Y dónde hemos de situar a la isla de San Borondón? En las Islas Canarias (España), y muy, muy cerquita de la isla de El Hierro. Hay una clara unanimidad sobre su «inexistencia», no obstante, son muchas las personas que la han visto aparecer y desaparecer a lo largo del tiempo. Es más, incluso hay quien aporta testimonios gráficos de su presencia (para muchos, claras manipulaciones). De ahí, que además de la isla errante, se la conozca también como «la Inaccesible», «la Non Trubada» o «la Encubierta».

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La leyenda de San Borondón aparece en nuestra historia ya desde la Grecia Clásica, pero tenemos documentación sobre ella a partir del siglo XV. Juan de Abreu Galindo, por ejemplo, la situó a  10º 10’ de longitud y a 29º 30’ de latitud, y a muy poca distancia de El Hierro.

Se decía de ella que emergía durante unos días, y que cuando caía el atardecer en el bello horizonte de las Islas Canarias, San Borondón se difuminaba del horizonte como un suspiro de calma, como el humo que escapa por una ventana abierta.

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Leonardo Torriani la dibujaría en tiempos de Felipe II, mostrándola a los cartógrafos con su forma alargada y con colinas muy suaves. Y esta no es la única documentación gráfica que tenemos de ella, porque San Borondón ha sido descrita desde 1367 hasta 1755, ésta última mediante la carta de geográfica de Gautier.

¿Quiere esto decir que cabe la posibilidad de que esta isla exista de verdad? A día de hoy no aparece en los mapas, no existe y nadie ha vuelto a verla desde 1953, cuando el diario ABC publicó la noticia de que la «isla sirena» había hecho nuevamente acto de presencia. No obstante, este no ha sido el único encuentro:

  • En 1526 la vieron Hernando de Troya y Francisco Álvarez, vecinos de Gran Canaria
  • En 1570, fue vista por el regente de la Real Audiencia de Canarias, un navegante portugués que llegó a desembarcar en San Borondón, pero tuvo que dejarla de forma apresurada a los intensos vientos que allí se desataban.
  • En 1604, la vieron don Gaspar Pérez de Acosta y Fray Lorenzo de Pinedo,
  • En 1721 fue vista por un barco capitaneado por  Gaspar Domínguez.

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A día de hoy no existe tampoco ninguna teoría clara sobre su naturaleza, sobre si es una pequeña isla volcánica que asciende y desciende a su antojo, siempre en el mismo punto, o si, simplemente, forma parte del imaginario popular como algo muy querido que uno gusta recordar de vez en cuando e incluso avivar mediante la leyenda.

Mito o realidad, la verdad es que para muchos vecinos de la zona, San Borondón es la octava isla del archipiélago canario. Ésa que gusta hacer acto de presencia de vez en cuando, y desaparecer como un tibio y silencioso invitado justo cuando cae el atardecer…

Si eres canario y conoces la leyenda, no dudes en dejarnos tus comentarios y experiencias personales. ¡Nos encantará saber más cosas! Y si en tu país existe una historia similar, no dejes de informarnos sobre ella. Mientras, te dejamos con otra isla fabulosa y mágica: Socrotta.