Bram Stocker nos dejó un legado literario que ha ido más allá de las páginas de un libro, para transformarse casi en un icono, en un símbolo que arrastra casi de forma permanente la estela de la curiosidad, el misterio y la admiración por un personaje histórico: Vlad Tepes.

Al fin y al cabo Vlad Draculea III fue un príncipe más, un guerrero contra el enemigo otomano conocido en especial por su crueldad a la hora de torturar. En la historia, hubo sin duda personalidades anónimas más relevantes, responsables de actos puede que incluso más interesantes. Lo desconocemos. No obstante, Bram Stocker tuvo la suerte de conocer a un erudito húngaro llamado Arminius Vámbéry, quien le habló de Vlad Tepes, que le transmitió la fuerza de una figura cargada de misticismo y terror que al instante, inflamó la mente del novelista irlandés.

Y que de alguna forma, todos agradecemos. Ahora bien, un aspecto por el cual era muy conocido el príncipe Vlad era por pertenecer a la orden del Dragón. Estamos seguros de que te interesará saber más cosas sobre este grupo militar al que perteneció tal célebre personaje.

Los miembros de la orden del Dragón

En 1408 quedó reflejado uno de los edictos clave de los miembros de la orden del dragón, la de que todos los nobles, todos los barones, príncipes y magnates tenían la obligación de llevar una insignia en concreto: la efigie del dragón inscrita dentro de un círculo, con la cola enroscada al cuello.

Era un símbolo que recordaba mucho a la de San Jorge matando al dragón, sólo que en este caso, se le daba más relevancia a la criatura en sí, al ser fantástico y divino que, en cierto modo, se acercaba más a un uróboro que se muerde la cola trayendo esa imagen de eterno retorno, de eternidad.

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El tema es sin duda interesante, y aunque la mayoría de estudios llevados a cabo provengan de fuentes de las propias universidades de Bucarest, existe algún que otro libro y revistas históricas como «From the Order of the Dragon to Dracula» de Constantin Rezachevici, donde se nos da más detalles sobre esta orden fundada en 1408 por el rey Segismundo de Hungría.

Ahora bien… ¿Qué buscaban? ¿Qué perseguían? No podemos olvidar el contexto en el que nos encontramos, de ahí que el objetivo fuera básicamente uno: luchar contra los enemigos de la Cruz y defender la religión católica. Era la Societas Draconistrarum, y tenía como edictos básicos las siguientes dimensiones:

  • Los miembros de la orden debían jurar lealtad a sus fundadores: Segismundo y su esposa Bárbara de Celje.
  • Los componentes de esta orden de caballería debían portar alguno de los dos símbolos distintivos: el dragón o una cruz roja.
  • Para muchos estudiosos la orden del dragón fue una continuación de la de San Jorge (Societas militae Sancti Georgii), fundada por el rey Carlos I de Hungría en 1318. Ahora bien, cabe diferenciar en este caso algunos puntos importantes.
  • Para empezar, los miembros de la orden del dragón Societas Draconistrarumr no solían hablar de esta entidad a otras personas fuera de este círculo de poder, ahí donde se incluían personajes de las más altas esferas, desde príncipes a barones, todos ellos militares y con la espada lista para batallar, y dar muerte a los que ellos consideraban paganos de la cruz y enemigos de la fe.
  • A los miembros de la orden del dragón se les llamaba draconianos.
  • La Orden del Dragón tenía dos rangos o estamentos muy limitados. El primero contaba con 24 miembros, hombres muy exclusivos que tenían el mérito de poder llevar el emblema del dragón y el de la cruz. El segundo estamento sólo llevaba el símbolo del dragón, y aquí, entraban ya centenares de personalidades.

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  • Vlad Tepes entró a la orden en 1431, al igual que lo hizo años antes su propio Padre Mircea II. Dada su fiereza, estrategia y valor en el campo de batalla contra el enemigo otomano, Vlad pasó al primer estamento de la orden del dragón.
  • Entre 1408 y 1437 la Orden del Dragón fue la institución política de origen noble con más poder en Hungría.
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Castillo de Vlad Tepes

Muchos de sus edictos, costumbres y principios fueron tan herméticos que a día de hoy siguen llevándose a cabo múltiples estudios para saber más sobre ellos, y conocer cómo o por qué acabó desapareciendo. Todo un misterio del que nos encantaría poder saber más cosas. Estaremos pendientes. Mientras, te dejamos con nuestro artículo sobre la verdadera historia del conde Drácula.