En la garganta de Ardèche, en la región del Ródano Alpes, al sudeste de Francia, se encuentra uno de los principales yacimientos prehistórico descubierto nunca. Las pinturas rupestres que alberga son una de las más antiguas y datadas en el Paleolítico Superior. Fue descubierta en 1994, y en 2014 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Ahora se acaba de inaugurar la reproducción exacta de la cueva y sus pinturas, una neocueva, para que el público pueda conocer las maravillas que contiene la cueva original sin que ésta padezca los efectos de permanecer abierta y expuesta a bacterias y mohos.

Una excepcional cápsula del tiempo

La cueva de Chauvet, una de las catedrales del arte rupestre, tiene una serie de características que la hacen especialmente interesante. Así, Chauvet es más grande de lo que suelen ser este tipo de cuevas, con el añadido de que , tras ser ocupada en dos momentos, en el Auriñaciense, hace unos 30.000 o 32.000 años, y en el Gravetiense, hace 25.000 o 27.000 años, quedó sellada durante 20.000 años hasta que fue descubierta el 18 de diciembre de 1994 por tres espeleólogos: Éliette Brunel-Deschamps, Christian Hillaire y Jean-Marie Chauvet.

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Al principio, éstos creyeron haber descubierto una red de cavernas, pero a medida que fueron aventurándose en su interior, se dieron cuenta de que estaban ante algo grande y sorprendente. Las paredes estaban cubiertas con cientos de pinturas de mamuts, osos, caballos, uros y cabras, entre otros especímenes, alternándose pinturas de animales solitarios y complejas composiciones en las que los artistas del Chauvet aprovecharon los contornos de la roca para dar sensación de volumen. Además, también encontraron huellas, marcas de animales, restos fósiles y cráneos de osos de las cavernas y cuernos de íbex. Sólo hay un par de figuras que parecen humanas, impresiones de manos en ocre rojo, símbolos abstractos, además de líneas y puntos.

La neocueva de Chauvet-Pont-d’Arc

La cueva de Chauvet recibió muy pocas visitas ya que los científicos y las autoridades decidieron su cierre al poco de su descubrimiento. El riesgo de que la contaminación estropease las pinturas al igual que ya había ocurrido con las cuevas de Lascaux, cueva en la que el moho y las bacterias dañaron profundamente las pinturas, obligando al cierre y a afrontar una muy difícil tarea de limpieza y restauración. Así, para preservar el patrimonio y que las maravillas de Chauvet pudiesen ser dadas a conocer entre el gran público, se ha construido una réplica dentro de un gran edificio de hormigón.

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La reproducción se ha hecho a escala y ha llevado unos ocho años, participando en la labores cientos de profesionales. La paredes de caliza de la cueva se han reproducido en concreto, construyéndose las estalactitas y estalagmitas en resina, ajustándose incluso la temperatura interior a la temperatura real de la cueva. Las pinturas se han reproducido lo más fidedignamente posible, proyectándose imágenes digitales de las pinturas sobre los lienzos de roca falsa para que los artistas se pudieran guiar. El desafío de los artistas fue recrear las composiciones originales hechas sobre caliza, barro y arcilla en resinas y cemento. El resultado ha sido científicamente correcto y de una calidad tal que la neocueva de Chauvet no defraudará a los visitantes.  Y así podéis comprobarlo en el siguiente vídeo, ¿Qué os parece la neocueva?