Durante siglos la comunicación entre Oriente y Occidente se dio a través de la llamada “Ruta de la Seda”,  una red de rutas comerciales que atravesaba cordilleras, estepas y desiertos, y que en su momento comunicó al imperio chino con el imperio romano.

dunhuang

Pero por esta ruta no sólo se llevaban mercancías, sino también ideas, y eventualmente religiones: el maniqueísmo, el zoroastrismo, el cristianismo y el islam transitaron estos caminos, pero la de mayor influencia, la que dejó marcada de un modo profundo su presencia en la piedra fue el budismo.

Las cuevas de los cuatrocientos templos y miles de Buda

Dunghuang se encuentra en medio del desierto de Gobi y era considerada como la puerta de entrada a China si venías de Occidente; allí se encuentran las cuevas de Mogao, o Mogaoko, que en chino significa “cuevas incomparables”, y no podrían llamarse de otro modo, pues hablamos de más de 800 cuevas que conforman al menos 492 templos budistas, con alrededor de 46.000 metros de paredes pintadas y más de 2.000 esculturas de Buda.

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Una labor titánica realizada entre el siglo IV, cuando arribaron los primeros monjes budistas a China, hasta el siglo XIV, cuando la ruta terrestre fue desplazada por las marinas.

Estatua de Buda
Estatua de Buda

La leyenda cuenta que en 366 un monje budista chino tuvo una visión, vio en las paredes de arenisca el reflejo de miles de Buda, y excavó el primer templo. Su ejemplo fue seguido por otros y con el tiempo las grutas de Dunghuang se convirtieron en uno de los centros más importantes del budismo chino.

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Con la decadencia de la Ruta de la Seda las cuevas serían cubiertas por las arenas del desierto y permanecerían en el olvido por casi seis siglos.

La “dunhuangología”

A principios del siglo XX las cuevas fueron “redescubiertas” gracias a un taoísta chino, Wang Yuanlu, que se autonombró protector de las cuevas y llevó a los primeros exploradores europeos, mostrándoles una gruta donde se encontraban decenas de miles de manuscritos, e incluso un libro, la Sutra del diamante (868 de nuestra era), considerado como el texto impreso más antiguo del que se tenga noticia y se conserve un ejemplar.

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La impresionante cantidad de textos en idiomas conocidos –sánscrito, chino, tibetano y sodiano– y desconocidos, sumados al extraordinario número de esculturas y murales de distintas épocas y tradiciones artísticas, prácticamente obligaron a crear una disciplina dedicada al estudio de las grutas: la “dunhuangología”.

cuevas

Las “Grutas virtuales de Mogao”

En 1987 las cuevas de Dunhuang fueron declaradas por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad y desde entonces tanto el gobierno chino como otras instituciones han emprendido labores de preservación y rescate de los templos budistas, tratando de evitar el deterioro de los murales y las esculturas.

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En esa dirección, China emprendió un ambicioso proyecto que consiste en crear modelos virtuales de las cuevas, en un centro construido a 24 kilómetros de las originales, que cumplirá al menos con tres propósitos fundamentales: protegerán las cuevas del deterioro causado por el alto número de visitantes; los turistas podrán acceder virtualmente a todos los tesoros artísticos de las grutas y, finalmente, los tesoros de estos templos quedarán guardados definitivamente, protegidos en la memoria “digital” de la humanidad.

Maqueta de la zona
Maqueta de la zona

Una de las tantas maravillas que el genio humano nos ofrece. Si te ha gustado, lee también Bagan, el mágico reino de los 13.000 templos.