Hace más de un siglo –en realidad no se sabe desde hace cuánto tiempo–, en una región de China, la provincia Henan, cercana a la ciudad de Anyang y a 500 km al sur de Beijing, los granjeros locales sacaban huesos mientras labraban su tierra.

henánEstos huesos los vendían a los farmacéuticos tradicionales, que los molían y los utilizaban en la medicina china, con el pretexto de que eran “huesos de dragón”, o fósiles de dinosaurios con abundancia de minerales.

Nada más alejado de la realidad. En verdad, se trataba de unos huesos muy especiales, ¿te animas a ver de qué se trata?

Un descubrimiento arqueológico impresionante

Lo que los agricultores sacaban con pasmosa regularidad hasta bien entrado el siglo XIX eran nada menos que huesos de una antigüedad de por lo menos 3.000 años, y por si fuera poco, por un hecho totalmente azaroso (casi una serendipia), descubrieron que los tales huesos tenían inscripciones muy raras… Eran caparazones de tortugas o escálpulas de bueyes finamente escritas.

Esto ocurrió en 1899, cuando el canciller de la Academia Imperial de Beijing, Wang Yirong, que era todo un experto en antigüedades, estaba enfermo de malaria, y un amigo, otro gran erudito, Liu E, lo ayudaba a preparar su medicina tradicional. Tomaron, como era costumbre, un par de huesos y justo antes de machacarlos para volverlos polvo advirtieron sobre su superficie una especie de escritura antigua. Como estudiosos que eran de las antiguas inscripciones en bronce, reconocieron en los trazos de los huesos escritura arcaica china.

Oracle Bone Script (갑골문자)Ambos, Yirong y Liu, son considerados como los descubridores de este hallazgo arqueológico; Liu luego escribiría un libro, en 1903, sobre el tema que realmente revolucionó la comprensión de los académicos sobre la antigua China.

¿Qué significaban los huesos?

Estos huesos resultaron ser huesos de oráculo, utilizados por antiguos sacerdotes para las casas reales. Pero no sólo eso, contenían registros de rituales adivinatorios, utilizando la piromancia (a través de fuego o calor) como método de adivinación.

Una vez más: pero no sólo eso. Se encontraron inscripciones que forman el corpus más antiguo que se tiene de escritura china arcaica, cuyo contenido histórico incluía la genealogía real completa de la dinastía Shang, conocida como dinastía Yin.

Para muchos historiadores y académicos, esta dinastía era casi mítica, pues no se tenía evidencia de que hubiese existido. Hasta el día en que Yirong vio los huesos.

Desde 1899 se han encontrado más de 200.000 huesos grabados, y de ellos hasta 48.000 se pueden consultar en fuentes impresas.

La mayor parte de estos huesos tienen una datación histórica sobre los últimos 230 años de la dinastía Shang (hace 3.200 años), con abundante información sobre las costumbres religiosas, culturales y militares.

Como dato curioso, también registran las descripciones más tempranas de eclipses solares y cometas que se conocen.

Para los lingüistas, además de constatar que se trataba de escritura arcaica, fue importante el descubrimiento porque identificaron alrededor de 6.000 caracteres distintos sobre los huesos, de los que 2.000 tienen equivalentes actuales.

Actualmente muchos se encuentran en las colecciones permanentes de importantes instituciones internacionales, como el Museo Metropolitano de Arte, la Galería de Arte Freer Sackler del Instituto Smithsoniano en Washington o el Museo Nacional del Palacio de Taipei.

Hueso resguardado en el Museo de Shanghái, China
Hueso resguardado en el Museo de Shanghái, China

No se sabe con certeza cuántas de estas reliquias históricas se han perdido, sobre todo antes de su descubrimiento, en que eran machacadas y pulverizadas para tratar diferentes enfermedades.

Lo que se ha logrado rescatar es de una gran importancia para China y para la historia general de nuestra querida Tierra.

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