Después de la primera entrega sobre los tiranos más excéntricos del Imperio Romano, en Supercurioso hemos querido volver a rescatar otros tres nuevos emperadores que por su manera de gobernar-más bien repugnante- merecerían ser apartados y olvidados del imaginario colectivo. Con este artículo nuestra intención es darles una oportunidad para redimirse ante los ojos de la historia. ¿Lo conseguirán?

DOMICIANO

Si a alguna persona se le hubiese ocurrido hoy en día llamar por su cognomen a este emperador, probablemente habría perdido la cabeza, ya que a Domiciano (81-96 D.C.) le gustaba que se refirieran a él como Domino et Deus (señor y Dios).

La historia de Domiciano es la de cualquier drama de telenovela que puedas encontrar en la televisión. Último emperador de la Dinastía Flavia, su carácter huraño y vengativo se fue acrecentando bajo los logros, primero de su padre Vespasiano  (Imperatus entre 69-79 D.C.) y posteriormente de su hermano Tito (79-81 D.C.).  Un odio familiar en el que cada éxito de su hermano sembraba una semilla de rencor dentro de Domiciano, que fue acrecentando sucesivamente su desprecio hacia los  seguidores de Tito.

Domiciano, Periodo Imperial, d.C. 69–75, reconstruido sobre un retrato de Nerón (D.c. 64–68), Museum of Fine Arts, Boston.
Domiciano, Periodo Imperial, d.C. 69–75, reconstruido sobre un retrato de Nerón (D.c. 64–68), Museum of Fine Arts, Boston.

Tras la muerte de Tito –de unas extrañas fiebres- el Senado proclamó a Domiciano nuevo emperador del Imperio Romano. Su primera medida fue fijar un gobierno autocrático en el que el Senado dejaba de tener una fachada republicana -que tanto su padre como su hermano habían tratado de mantener a duras penas- y pasaba a ser un mero elemento decorativo, puesto que las leyes tenían ascendencia divina al venir del mismo Domino et Deus.

Entre los desatinos del gobierno de Domiciano, me gustaría hacer una mención especial al exilio de uno de los estrategas más inteligentes de la historia militar. Hablamos del hábil político Agrícola, que consiguió conquistar Britania con mucho talante, diálogo y pericia por encima del simple poderío militar. En 7 años como gobernador, Agrícola les presento a los Caledonios las ventajas de la civilización, fundó escuelas para los hijos de los caudillos e integró en el sistema militar romano a ciudadanos britanos destacados en las armas. Y todo esto ¡sin ningún apoyo militar de Roma!

Tras 7 años de gobierno exitoso en Britania, Domiciano llamo a filas a Agrícola, retiró 140 kilómetros la frontera con los Caledonios y traspasó tropas desde Britania a las guerras en Oriente dejando en una simple anécdota todo lo conseguido. Por pura y simple envidia apartó a Agrícola de la vida militar activa y lo mandó al exilio pese a mantener de cara al público una imagen de hermanamiento, otorgándole multitud de honores vacíos.

Julius Agricola, baños romanos de Bath, Inglaterra
Julius Agricola, baños romanos de Bath, Inglaterra

Domiciano también fue un azote para los cristianos, especialmente para Juan el Apóstol, a quién hizo traer desde Éfeso para demostrar a todos que la verdadera religión era la del Imperatus. Cuentan que Juan se pasó 6 días en la travesía del barco comiendo solamente un dátil cada mañana y que, tras reunirse con Domiciano, este le hizo beber una copa de veneno para que probase que, efectivamente, su Dios tenía poder sobre la vida y la muerte. Después de beber, Juan siguió en pie y tan contento como unas pascuas.

Pero religión aparte, el gobierno de Domiciano estuvo marcado por las muertes de multitud de miembros del Senado y de seguidores de su hermano Tito. Bastaba una mala mirada o un comentario insidioso de un vecino de bancada para ganarse un viaje al Más Allá.

Recreación asesinato de emperador romano
Recreación asesinato de emperador romano

Finalmente, Domiciano moriría en un complot urdido por una serie de oficiales de la corte bajo las órdenes del chambelán imperial Partenio. Desaparecía así una dinastía –la Flavia– que fue construida bajo un gobierno justo y solidario y demolida en 15 años de tiranía y desgobierno.

NERÓN

Multitud de supercuriosos nos lo han pedido y por eso queremos  contar la historia de un emperador tan desligado a su pueblo, que cuentan no se le ocurrió otra cosa que tocar la lira tranquilamente mientras su ciudad ardía. Intentar hacer una lectura objetiva del gobierno de Nerón (54-68 D.C.) es muy difícil, puesto que los escritos que nos han llegado a través de sus coetáneos historiadores dejan mucho que desear en cuanto a objetividad, por eso me he permitido el lujo de confeccionar un perfil de Nerón a través de los estudios del historiador Edward Gibbon.

Parece ser que no todo el legado de Nerón fue malo. Militarmente debemos destacar la victoria de su general Corbulón  -al que luego Nerón obligaría a suicidarse- contra los Partos en el año 63 y su inteligencia para firmar un tratado en el momento justo. Nerón era un populista y sabía que podía ganarse al pueblo romano con un tratado de paz destinado a mostrar que la flor y nata de la juventud romana no tendría que salir a morir a una guerra absurda. De este modo, se trajo consigo a Tiridates a Roma para nombrarlo gobernador de Armenia delante de todo el pueblo. En el mundo de las artes fue además un gran promotor del teatro y de la música. Gracias a su gobierno nos han llegado multitud de imágenes y esculturas.

As de Néron (67 d.C.), Museo de Arqueología Théo Desplans
As de Néron (67 d.C.), Museo de Arqueología Théo Desplans

El ascenso de Nerón al poder no fue todo lo limpio que debería. Mandó asesinar a su hermanastro Británico cuando llegó a la edad de 14 años y a su esposa Octavia a la que había repudiado al exilio unos años antes.  Su antecesor Claudio fue durante años un ferviente convencido de que el poder tenía que volver al Senado e instaurar de nuevo la República. Nerón aprovechó esta situación para prometer al Senado unas prerrogativas que no tenía ninguna intención de cumplir, todo con el objetivo de ser adoptado como hijo político por Claudio.

Biblioteca de Celso en Éfeso, en honor a Tiberius Julius Celsus Polemaeanus (terminada en el 135 d. C)
Biblioteca de Celso en Éfeso, en honor a Tiberius Julius Celsus Polemaeanus (terminada en el 135 d. C)

Además, Nerón también hizo una jugada infausta cuando acusó a los cristianos de haber provocado el incendio de Roma. Esta acción políticamente tuvo un valor incalculable, puesto que ante los rumores de que un ente superior había provocado el incendio, Nerón mato dos pájaros de un tiro: inflamó a las masas y lanzó una simiente de odio contra el nuevo Dios de los cristianos.  Simón Pedro o Pablo de Tarso fueron algunos de los cristianos más representativos que murieron martirizados bajo su mandato.

MAXIMINO EL TRACIO

Maximino (235-238 d.C.) fue el primer Imperatus de origen bárbaro -su padre era godo y su madre alana- en subir al poder en Roma. Cuentan las crónicas que Maximino parecía más una bestia que un hombre. Según los escritos de Herodiano, Maximino sufría gigantismo (media dos metros cincuenta)  y tenía un carácter salvaje, cruel y vengativo. Parte de la rabia que desarrolló a lo largo de su vida contra las instituciones romanas proviene de su  complejo al ser visto como un bárbaro a ojos del Senado. Este se había visto obligado a aceptar tácitamente a Maximino como emperador, debido a que tenía el apoyo de las tropas acampadas en la Dacia, pero a sus espaldas sus miembros negociaban con los Gordianos –una familia senatorial muy influyente- para sucederle.

Gaius Julius Verus Maximinus 173 – 238 d.C., Museo Capitolino de Roma
Gaius Julius Verus Maximinus 173 – 238 d.C., Museo Capitolino de Roma

Con el Senado en contra y una familia senatorial fuerte como los Gordianos detrás, era cuestión de tiempo que se alzase una rebelión, pero la vida siempre depara sorpresas.

Resulta que el Senado había decidido enviar a los Gordianos (padre e hijo) a Cartago, dónde se suponía iban a estar más seguros. Cuando nombraron oficialmente a Maximino enemigo del pueblo romano, este avanzó con su ejército hacia Roma. Sin embargo, todos los planes  del Senado cambiaron cuando Capeliano -gobernador de Numidia– marchó con la única unidad de legionarios apostada en el Norte de África contra Gordiano hijo, que con un destacamento reducido no pudo defenderse. Cuando su padre se enteró de la muerte de su hijo, no pudo soportarlo y se ahorcó.

Muertos los Gordianos, el Senado nombró de urgencia a Pupieno y Balbino como emperadores. El problema es que la mayoría de las tropas estaban apostadas fuera de las fronteras y, en cualquier caso, Maximino les cerraba el paso en Aquilea. Recordar este nombre porque esta ciudad es un ejemplo de valentía y arrojo. Defendieron sus puertas con tal vehemencia que el ejército de Maximino comenzó, progresivamente, a perder los nervios. Además, desde Ravena comenzaron a llegar noticias falsas de que un ejército poderoso ascendía por la planicie, con Balbino a la cabeza. Ante el miedo de los soldados, los jefes del ejército decidieron asesinar a Maximino y a su hijo y enviar las cabezas de ambos a Roma.

¡Curiosa siempre la historia del Imperio Romano! En mi opinión a lo largo de sus 1100 años como Imperio en Occidente se encuentra un espejo de nuestras miserias y aciertos como seres humanos. Y a ti, querido lector, ¿qué historia te ha gustado más? ¿Conoces algún otro emperador interesante?

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