A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, el mar del sur de China estaba dominado por fieros e inclementes piratas bajo el mando de una figura severa e implacable: una mujer conocida como Madame Ching, cuyo liderazgo la llevó a batallas contra los más grandes imperios de la época y llegó a ser considerada la mujer pirata más exitosa del mundo y uno de los piratas más poderosos de la historia.
La increíble historia de Madame Ching, la temible pirata cantonesa
Madame Ching, también conocida como Ching Shih o Jehng Sih; que significa «la viuda de Zheng», fue una prominente pirata durante la época de la dinastía Qing que azotó los mares de China durante años. Su influencia ha trascendido el tiempo, pues ha servido de inspiración para personajes que han aparecido en numerosos libros, vídeo juegos y películas.
Esta fascinante mujer nació en 1775 en la provincia de Guangdong y con el nombre Shi Xianggu, bajo el cual se convirtió en una prostituta y se desempeñó en la profesión más antigua del mundo, en la ciudad costera de Guangzhou, capital de su provincia natal.
A los 26 años, en el año 1801, contrajo matrimonio con un «Señor pirata» llamado Cheng. Existen varias versiones sobre como llegó a casarse con él. Algunas historias dicen que él se enamoró de ella después de una visita a un burdel, y que ordenó a sus hombres que hicieran una redada en el establecimiento para capturarla.
Otra historia cuenta que ella era la madame del burdel, y que su matrimonio fue el resultado de un contrato cuidadosamente discutido que le garantizaba autoridad sobre la flota de Cheng. De cualquier forma, a Madame Ching definitivamente se le concedió gran parte del liderazgo y se la trató como un igual a su marido. Con el fin de enfatizar esta conexión con los hombres bajo su mando tomó el nombre de Cheng I Sao, que significa «Esposa de Cheng».
Cheng llegó a comandar una inmensa flota de al menos 200 naves poderosas. Provenía de una familia de generaciones de piratas y por eso su nombre generaba mucho respeto y, según se cuenta, fue gracias al consejo de Madame Ching que usó su apellido para reunir a las diversas flotas piratas del Mar del Sur de China bajo su estandarte de la Bandera Roja.
Para 1804 había triplicado su flota a 600 buques. Cada uno de estos barcos habría sido tripulado por entre cincuenta y cien piratas, que incluían mujeres y niños, así como hombres. Algunas estimaciones calculan que la flota de la Bandera Roja en la cúspide de su poder, más adelante en aquella década, alcanzó hasta 1.800 naves.
En 1807, Cheng murió y, al haber sido adoptado por Madame Ching, quedó como su heredero el futuro rey pirata Cheung Po Tsai, quien fue secuestrado al servicio de Cheng cuando tenía 15 años y fue su protegido.
Ante el vacío de poder, Madame Ching tuvo que actuar rápido. El primer paso fue consolidar una alianza con el heredero oficial de Cheng, Cheung Po Tsai. Esta asociación pronto se hizo «íntima», a pesar de que legalmente ella era su madre. Juntos aseguraron la lealtad de los parientes de Cheng, que eran todos los líderes de la flota.
El poder que Madame Ching llegó a amasar fue formidable y su dominio sobre el mar de China meridional fue tal, que incluso la marina imperial china, la portuguesa, y los británicos se vieron impotentes contra ella.
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